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Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

El triste final de un fuera de la ley

Más de 20.000 personas piden que el cartel del Tío Pepé regrese a la Puerta del Sol

SCIAMMARELLA

La estampa aflamencada del cartel del Tío Pepe ya no está en el tejado. La quitaron en abril de 2011, desmontando pieza a pieza su estructura metálica de 25 metros de ancho por 10 de alto. Ya no volverá a su ubicación original. A no ser que a alguien le conmuevan las 21.186 firmas que hasta ayer pedían su permanencia en el cielo de Sol. El cartel, en pie desde 1936 como conmemoración del primer centenario de la bodega jerezana González Byass, ha aguantado bombardeos, ordenanzas municipales, leyes estatales, expresiones de alborozo ciudadano masivas y festejos multitudinarios.

Los propietarios del edificio donde se alzaba la botella, vestida con chaquetilla roja y sombrero de ala ancha, no quieren que regrese. El próximo inquilino del número 1 de la Puerta del Sol es la empresa tecnológica Apple, que no ha mostrado interés en hablar de la icónica figurita.

“No quieren que esté en la azotea y nosotros no podemos hacer nada”, comenta una portavoz de González Byass. Pero la memoria colectiva y su tendencia a transferir la nostalgia a los objetos ha iniciado una campaña de salvamento. Todos hemos quedado alguna vez bajo el Tío Pepe, parece ser la consigna.

Tío Pepe

Se coloca en la Puerta del Sol en 1936.

Es “indultado” en 2009.

En 2011 lo trasladan a una nave por las obras de la plaza.

Una inmobiliaria, Restaura, ha ofrecido el techo del número 9. Pero no es lo mismo. “Ese cartel ha sido parte del paisaje, ha iluminado la Nochevieja y ha puesto fondo a postales, películas y libros”, reivindica Víctor García-Hoz, el promotor de la recogida de firmas.

El cartel ha pasado casi todo el año pasado en una nave de Alcalá de Henares y recientemente fue trasladado a otra de Arganda del Rey. No cuenta con protección especial ni está en el catálogo de elementos singulares, aunque en su momento fue indultado junto con otros luminosos “emblemáticos”. En 2009, una normativa municipal lo dejaba fuera de la ley, pero el entonces alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, lo indultó expresamente.

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