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El sueño de una tumba íntima

Josefa Celda, de 80 años, reclama que se agilicen los trámites para exhumar en Paterna los restos de su padre fusilado en 1940

Josefa Celda, con recuerdos de sus padres.
Josefa Celda, con recuerdos de sus padres.TANIA CASTRO

“Mi padre se confió en que era inocente, e inocente lo mataron”. Ocurrió hace siete décadas y Josefa Celda, de 80 años, lleva desde entonces inmersa en una vida marcada por la infelicidad a causa de la Guerra Civil española y la posterior represión franquista, y que no acabará hasta que logre exhumar de una fosa común en Paterna los restos de José Celda, un agricultor de Massamagrell que fue miembro de Izquierda Republicana y que por ello fue fusilado el 14 de septiembre de 1940.

“Tengo una espina clavada en el corazón que quiero quitarme antes de marcharme, llevar a mi padre con mi madre y dejarle un ramo de flores”, explicó ayer. Tiene dos nichos en Massalfassar. En uno reposa su madre, en una espera demasiado larga para reunirse con José Celda. En otro está su marido. Y allí espera Josefa descansar para siempre algún día, pero no antes de ver cumplido un sueño, una promesa que se hizo de pequeña, después de que a los ocho años tuviera que despedirse de su padre en la cárcel Modelo, la noche antes de que lo fusilaran —“me prohibieron llorar, y desde entonces no he podido hacerlo”—. Según explica, se siente en una cuenta atrás. Intuye que no le queda mucho tiempo y por eso quiere que le tomen muestras de ADN cuanto antes, para que sus descendientes puedan seguir el proceso y su propósito se haga realidad: una tumba familiar, íntima, para su padre.

Josefa Celda compareció ayer en Valencia acompañada de Matías Alonso, coordinador del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica (GPRMH). Y también estaban Pablo y Fernando Olivares, dos hermanos familiares de otras víctimas de la represión franquista también enterrados en la fosa de Paterna. Cuando se tramitaron los permisos para exhumar los restos de Celda, los Olivares fueron algunos de los pocos familiares que se opusieron a la exhumación.

El permiso se pidió en 2008 y

Ahora están a favor, ya que en su día solo se les dijo que se iba a abrir la fosa, un amasijo ahora de restos óseos y cal en la que una intervención respetuosa y fiable sería muy difícil. Pero lo que reclama Josefa es mucho más fácil, puesto que asegura que su padre estaba en la última “saca” (extracción de presos para ser fusilados), y reposa junto a otras 15 víctimas en la capa superior de la fosa. Además, entre sus ropas se metió una botellita de cristal, que permitiría identificarlo. “De no ser así, yo me conformaría”, asegura Josefa.

Alonso se quejó de las trabas que pone el Ayuntamiento de Paterna para la exhumación. Se pidieron los permisos en mayo de 2008. Además, el caso de Celda tiene otorgada una subvención para la exhumación que caduca en otoño. Algo que ya sucedió con los restos de Pedro Alcorisa en Valencia. Alonso asegura que se ha sacado a exposición pública el expediente tres veces para facilitar que los familiares se opusieran. Y también que el expediente peregrina de consejería en consejería.

Paterna lamenta que el proceso se

El Ayuntamiento de Paterna reconoce que “lamentablemente el proceso se está dilatando más que otros casos”. Ahora se está pendiente de que Presidencia resuelva el expediente. Y ratifica el compromiso del alcalde Lorenzo Agustí de sufragar el movimiento del monolito de la fosa para facilitar la extracción de los restos de José Celda.

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