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Debate sobre las relaciones laborales

Frente a la crisis, la cultura del acuerdo

García: “La última reforma ha roto todos los equilibrios” Bilbao: “En Euskadi las relaciones laborales son malas”

Eduardo García (a la izquierda) y Jon Bilbao, en un momento de su debate en la sede de Confebask en Bilbao.
Eduardo García (a la izquierda) y Jon Bilbao, en un momento de su debate en la sede de Confebask en Bilbao.TXETXU BERRUEZO

La difícil situación económica ha complicado las relaciones laborales, también en Euskadi, donde la nueva reforma del Gobierno ha suscitado numerosos rechazos. Con el temor a un aumento del paro y al posible incremento de la conflictividad, Confebask y CC OO siguen creyendo en la cultura del pacto, convencidos de que las políticas de austeridad deben ser negociadas y compatibles con el necesario crecimiento económico y, sobre todo, con la creación de empleo.

Pregunta. ¿Cuál es vuestra posición frente a la crisis que padece el país?

Eduardo García. La crisis es un tema que nos preocupa en nuestra acción sindical. Obviamente, cualquier salida de la crisis requería de un gran acuerdo en el país. Nosotros propusimos al anterior y al actual presidente del Gobierno un plan de acuerdo social y político para la salida de la crisis, que no se entendió. Pero luego en nuestra respuesta a la crisis, en la acción cotidiana, hemos dado una muestra de responsabilidad al pactar de manera muy amplia —más del 90% de todos los ERE, por ejemplo—, la puesta en marcha de medidas que garantizaban la viabilidad de las empresas y que primaban el empleo sobre cualquier otro tipo de medida que fuera más traumática. En eso creo que ha habido sintonía entre la patronal y los representantes de los trabajadores.

Jon Bilbao.
Jon Bilbao.

Jon Bilbao. La crisis acaba por poner todo en crisis: las instituciones e incluso las propias organizaciones empresariales y sindicales. Una comunidad como la nuestra, con una gran tradición laboral y de relación sindical y patronal, requiere de una modernización importante, y si se me apura de una reinvención. En eso estamos teniendo enormes dificultades.

P. ¿Cómo está afectando esta nueva situación a las relaciones empresarios-sindicatos?

Al sindicato mayoritario se le debe pedir moderación y responsabilidad”
Tenemos que crecer y crear empleo, sin gastar más de lo que ingresamos”
El dialogo social con la Administración es un ejercicio de corresponsabilidad”

E. G. Creo que todos los cambios tienen efectos en estas relaciones, pero aquí no solamente es lo que ha afectado. Aquí se construyó un modelo de relaciones laborales, básicamente, entre la patronal y el sindicato mayoritario ELA, que a partir del año 2000 decide romper por su cuenta y riesgo. Cuando alguien hace una apuesta para profundizar más en la soberanía y en la acumulación de fuerzas frente a terceros, rompe un modelo sin ofrecer otro alternativo. Nos lleva a una crisis en el conjunto del movimiento sindical y también en el de las relaciones laborales. Frente a eso, algunos hemos hecho esfuerzos para que podamos intentar mejorar nuestras relaciones con la otra parte, que es la patronal, a través de la negociación colectiva. No siempre ha sido posible.

J. B. El deterioro habido en la relación entre el mundo laboral y patronal se remonta a más de una década, y la crisis lo que hace es agravarla. Ahí se produce un fenómeno y es que en el mundo laboral, sindical o político, a la organización mayoritaria se le debe pedir moderación y más responsabilidad. Le toca atemperar las cosas. Aquí, estratégicamente, el sindicato mayoritario se ha radicalizado, y no ahora, sino hace 10 años o más. Eso produce, no ya solo una tensión, sino un desorden importante porque desubica a todas las organizaciones. Aquel al que le tocaba ser más radical se ve ahora superado por el que tenía que ser moderado. En ese juego hemos ido avanzando los últimos 10 años cuando había bonanza económica y se podía compensar de alguna manera esa disfunción. Pero cuando viene la crisis, la negociación colectiva, que ya iba renqueando, esta se bloquea, y es absolutamente incapaz de dar respuesta a un modelo de crisis. En ese contexto se da un ejercicio de responsabilidad de algunos sindicatos minoritarios y de la organización empresarial, cuando decidimos poner un punto de racionalidad allá donde podemos hacerlo, e iniciamos un proceso de diálogo social con la Administración Pública, que es una apuesta inédita y valiente. Ha sido un ejercicio de corresponsabilidad, que nos ha llevado, por ejemplo, a poner en marcha el Servicio Vasco de Empleo.

Perfil

Tras exiliarse sus padres por la Guerra Civil, Jon Bilbao Saralegui nació en La Habana (Cuba) en 1953). Se licenció en Derecho en la Universidad de Deusto. Vinculado a Confebask desde hace más de dos décadas, ocupa la Dirección de Relaciones Laborales y representa a la confederación Empresarial vasca en organismos como el CRL, el CES, Osalan o Lanbide. También es vicepresidente del Consejo General del Sistema Nacional de Empleo en Madrid.

P. ¿Cómo valoran la reforma laboral? ¿Supone para la patronal una muestra de modernidad, como dicen, y para los sindicatos una demolición de derechos laborales y un desequilibrio entre capital y trabajo?

E. G. Sería importante que tengamos en cuenta que ninguna reforma laboral, de ningún tipo, va a conseguir más resultados que la cultura del acuerdo y que el reforzamiento de la autonomía de las partes a la hora de establecer el modelo de las relaciones laborales. Por lo tanto, acuerdo, autonomía de las partes frente a regulación, y más cuando esta viene a romper acuerdos históricos que se producen casi desde la Segunda Guerra Mundial, cuando el pacto keynesiano funcionaba por la lógica de evitar cualquier otro tipo de revolución frente a la evolución. Sin embargo, ahora, lo que se ha hecho con la reforma laboral es romper todos los equilibrios que estaban establecidos en el modelo de relaciones laborales. Y se hace a través de una regulación legal de proteccionismo con una inclinación muy favorable hacia las posiciones patronales, que debilita mucho al mundo sindical. Ahora bien, si con la reforma laboral y su aplicación y la reducción de derechos, pretenden llevarnos al siglo XIX, el riesgo es que las respuestas también sean del siglo XIX.

Eduardo García.
Eduardo García.

J. B. En eso no coincido. Hay coincidencias en muchos elementos pero no en la valoración. No voy a ser yo quien quite valor al acuerdo. Lo que pasa es que los interlocutores sociales, al menos en el ámbito estatal, no han sido capaces de llegar a un acuerdo convincente en los últimos años. Eso es cierto, y no sé hasta qué punto podemos seguir reclamando la necesidad de un acuerdo, cuando no hemos sido capaces en el ámbito estatal de llegar a pactos mínimamente convincentes. Sin embargo, sí estoy de acuerdo en que la reforma rompe equilibrios básicos que vienen desde la Segunda Guerra Mundial.

El riesgo es que la respuesta, también, sea como la del siglo XIX”

P. ¿Qué efectos va a tener la reforma en la negociación colectiva? ¿Aumentará la conflictividad laboral?

Cualquier salida de la crisis requiere un gran pacto sociolaboral”

E. G. Esta reforma va a traer una conflictividad distinta de la actual y además ubicada no de manera tan global, como hasta ahora, sino en cada empresa. Solamente se puede resolver generando cultura de política de acuerdo.

La reforma debilita al mundo sindical y favorece a la patronal”

J. B. En Euskadi tenemos unas relaciones con un ambiente laboral malo, de los peores en todo el contexto europeo, y eso nos preocupa a los que apostamos porque las organizaciones empresariales y sindicales sean las herramientas que permitan racionalizar todo eso. Pero nos toca jugar en condiciones muy complicadas.

P. ¿Las políticas de austeridad son compatibles con el crecimiento económico y la creación de empleo?

Perfil

Eduardo García Elosua (Deba, 1951) comenzó de muy joven su militancia sindical durante el franquismo, antes de diplomarse en Derecho. Desde 1996 es miembro de la ejecutiva de Comisiones Obreras de Euskadi, en su condiciñon de secretario de Acción Sindical y Política Institucional y de coordinador del Área Pública. En la actualidad es también miembro tanto del Consejo Económico Social (CES) vasco como del Consejo de Relaciones Laborales (CRL).

J. B. Es como la pescadilla que se muerde la cola. Es un tema que, al menos, los no economistas tendemos a simplificar porque en toda esta palabrería hay dos elementos: no creo que las instituciones públicas se asemejen demasiado en su comportamiento económico a las personas. Si una persona o una familia tiene más gastos que ingresos, tiene un problema. Ajustar ingresos y gastos es algo que a cualquier persona no hay que explicárselo. ¿Por qué a las instituciones hay que recordárselo tantas veces? Estamos en un momento en el que hay que hacer las dos cosas: crecer y crear empleo, pero siendo conscientes de que no lo podemos hacer gastando más de lo que ingresamos. Hay que hacer el ajuste entre las dos cosas. No es lo uno o lo otro, el tema es encontrar la fórmula.

E. G. Tenemos que tener claro que el déficit público no es la causa de la crisis, sino al contrario. Porque antes de entrar en la crisis el déficit público era muy bajo. En cuanto al tema de los recortes, nosotros ya anunciamos que iba a retraer el consumo interno y debilitar la activación económica. Va a crear más desempleo. Los ingresos se consiguen por ampliación económica y por políticas fiscales. Y esto es lo que no se está abordando con responsabilidad.

P. ¿Alguna luz de esperanza?

J. B. Hemos hecho muchas cosas bien, pero estamos demasiado influidos por el contexto negativo general en el que vivimos. Tenemos que ser conscientes de que hay bases para la esperanza razonable. Tenemos un tejido productivo bueno que ha sabido hacer una transformación fundamental. Tenemos empresas pequeñas, muchas de las cuales han sido capaces de salir fuera y están en todo el mundo. Precisamente por la internacionalización de nuestra propia economía dependemos mucho de cómo vayan países que no están del todo mal. La influencia de Francia, Alemania, Estados Unidos, Reino Unido sobre la economía vasca es importante. Entonces, sí estamos bien posicionados.

E. G. Comparto la esperanza y es verdad que hemos hecho cosas bien. Ahora, lo que tenemos que hacer es insistir en la innovación, en la formación de los trabajadores, en el empleo, e insistir en el modelo productivo, para que la industria tenga más peso específico. Esos elementos, además de la internacionalización de nuestras empresas, son las claves para poder salir de esta crisis. Y es verdad que un modelo de relaciones laborales donde haya confrontación en lugar de acuerdos, no beneficia en estas circunstancias.

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