45 alumnos de Bellas Artes exhiben sus obras en comercios de la ciudad

La muestra Arte Shop, que ayer inauguró su segunda edición con casi el doble de participantes que en 2011, busca un doble objetivo: por un lado, reactivar la vida comercial de Bilbao atrayendo a los clientes de un modo creativo; por otro, conceder a 45 estudiantes de la Facultad de Bellas Artes de la UPV la oportunidad de darse a conocer. Desde ayer y hasta el próximo 3 de junio, sus obras se exponen en otros tantos pequeños comercios tradicionales repartidos por toda la capital vizcaína. Aunque algunos ya han decidido que las mantendrán por más tiempo.

Es el caso de la Vinoteca Belostikale, que acoge una creación del estudiante Arturo Cancio, que explica que una vez fue seleccionado, la asignación del comercio era a sorteo y tuvo un par de semanas para crear un proyecto en función del comercio. "En mi caso, integré las cajas de madera que contienen las botellas de vino como módulos y coloqué unas copas colgando al revés con unos motores que las hacen girar, chocar entre ellas, creando una ilusión de brindis constante”. El dueño, Ramón, está encantado con la decoración: “Abrimos hace cinco meses y el montaje ha mejorado mucho el establecimiento, así que lo vamos a dejar puesto hasta navidades”.

Iñigo García, en tercer curso de Bellas Artes, se decantó por recrear una escena marinera y rojiblanca en la Alhacena de Víctor Montes: “Pretendo transmitir el objetivo principal de la convocatoria, esa mezcla entre arte y comercio", explica, "pero centrada en el espíritu de Bilbao durante este mes de mayo, con las dos finales del Athletic". En su caso, la relación con los comerciantes también ha sido excelente. “Me han ayudado mucho con los materiales y estoy muy contento con la experiencia”.

Son dos ejemplos de que, si la colaboración surte efecto, comerciante y joven promesa del arte salen beneficiados. El director de la Fundación Bilbao Arte, Juan Zapater, detalló que 11 establecimientos que participaron el año pasado repiten en este. “Esperamos que haya continuidad y en la próxima edición se animen muchos más. Esta iniciativa es una ventana a los potenciales artistas del futuro y a la vida comercial de la ciudad”, incidió.

Arantza Lauzirika, representante del Vicedecanato de la facultad, explicó que a la hora de seleccionar entre los 113 proyectos presentados no se atendió tanto a “la calidad intrínseca” de los trabajos como al “diálogo que establecían con los espacios”. La muestra es heterogénea y abarca todas las manifestaciones artísticas.

Ocho componentes de Bilbao Arte también han puesto sus obras al servicio de tres centros comerciales: Zubiarte, el Mercado de la Ribera y el abierto en la estación de tren de Abando. Entre los artistas, destaca la iniciativa del Banco de Besos de Zubiarte, obra de Ibai León, o la decodificación del tráfico de usuarios de la web en un hilo musical, del colectivo Reactivos. En el Mercado de la Rivera los artistas han dado protagonismo a los trabajadores a través de una iconografía que plasma su personalidad, como tratan de hacer Nerea de Diego o Roberto Aguirrezabala. En la zona comercial de Abando, Pedro Rui logra transmitir la transitoriedad de este espacio de paso entre los que llegan y los que se van.

Los artistas de Bilbao Arte se concentran en esas tres zonas, pero las 45 obras de los estudiantes se distribuyen por toda la ciudad. Para hacer un seguimiento, Bilbao Ekintza pone a disposición del público un mapa-guía que a su vez, es el cartel de la segunda edición del certamen.

Entre los trabajos presentados, se escogerá una decena que competirá por tres premios de 1.200, 900 y 600 euros. El jurado lo componen la directora de Alhóndiga Bilbao, Lourdes Fernández, el pintor Jesús Mari Lazkano, la Directora de Actividades Museísticas del Guggenheim, Petra Joos, el presidente de Bilbao Dendak, Juan Carlos Erkoreka, y el diseñador Manuel Vicente. Los criterios que se seguirán a la hora de elegir al ganador serán la calidad, la adecuación al negocio, el producto o servicio que ofrecen y la sostenibilidad del proyecto. Pero lo más importante, para Zapater, es “sacar el arte de los museos a la calle, donde sea más susceptible de generar reflexión”.