El Ejecutivo ve margen de acuerdo y plazo suficiente para aprobar la ley Municipal
El Consejo de Gobierno realizó ayer la única modificación en la Ley Municipal que le pidió la Comisión Arbitral la pasada semana y la reenviará al Parlamento para que continúe su tramitación. Esta ha estado interrumpida ocho meses por los recursos de las Diputaciones de Bizkaia y Álava, desestimados en prácticamente todos sus extremos por ese órgano.
El Ejecutivo dio así respuesta, por la vía de los hechos, al diputado general de Bizkaia, el peneuvista José Luis Bilbao, quien le había pedido que la retirase por carecer del consenso preciso. Ayer, el secretario general de la Presidencia, Manuel Salinero, dijo no encontrar motivos para que no se alcance el respaldo suficiente, máxime cuando en una de las “rayas rojas”, la presencia directa de los Ayuntamientos en el Consejo Vasco de Finanzas, coincide con el proyecto que presentó el tripartito en la anterior legislatura. La otra, dijo, es que los ayuntamientos tengan un cuadro de competencias claro y la financiación correspondiente. En realidad, se trata de algo que todos dicen desear, argumentó.
Pero las Diputaciones no quieren perder las atribuciones plenas que tienen ahora para financiar a los Ayuntamientos. El Gobierno, en cambio, quiere introducir unos criterios objetivos —población, inmigración y nivel de desempleo, básicamente— que determinen una parte de la financiación, limitando así la discrecionalidad de las Diputaciones a solo otra parte de ella.
Salinero se mostró convencido de que hay margen tanto para el acuerdo político como plazo de tramitación suficiente como para que la ley quede aprobada en este mandato. Euskadi es la única comunidad autónoma que carce de una ley Muncipal.
Salinero salió al paso también de las críticas peneuvista al presidente de la Comisión Arbile y del Tribunal Superior, Juan Luis Ibarra, quien inclinó con su voto la balanza del lado del Gobierno y le pidió que no confunda las críticas a las decisiones con la descalificación del órgano ni de su presidente cuando sus resoluciones no les gustan.
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