20 intensos minutos de batalla campal en un pequeño callejón
El director de la Ertzaintza ofrece en la Cámara el relato oficial de los hechos
La fatídica muerte de Iñigo Cabacas, primera ocasionada por un lanzamiento de pelotas de goma en Euskadi, fue la consecuencia más grave de la batalla campal que hace ocho días se vivió en el pequeño callejón de María Díaz de Haro, en pleno corazón de Bilbao. Decenas de personas, varios ertzainas y personal sanitario se vieron envueltos en unos incidentes derivados de una pelea y que se prolongaron durante algo más de un cuarto de hora, entre lanzamientos de objetos contundentes contra los agentes y la respuesta de estos con material antidisturbios. La dispersión final de los alborotadores permitió llegar hasta uno de los heridos. Se trataba de un joven aficionado del Athletic, natural de Basauri y de 28 años, que tuvo que ser trasladado hasta el hospital de Basurto con un fuerte golpe en la cabeza. Allí quedó ingresado en coma. El lunes falleció como consecuencia del traumatismo. Era Iñigo Cabacas.
El director de la Ertzaintza, José Antonio Varela, ofreció ayer en el Parlamento un detallado relato de lo ocurrido el jueves de la pasada semana, ampliando la versión ofrecida dos días antes por el propio consejero de Interior, Rodolfo Ares. Aclaró, no obstante, que la investigación interna abierta por la Policía vasca no ha concluido ni ha permitido aún extraer conclusiones. Según reveló ante los parlamentarios, todo comenzó a las 23.27 de la noche, finalizado ya el partido entre Athletic y Schalke, cuando la afición rojiblanca celebrada el pase a las semifinales de la Liga Europa y se recibieron en SOS Deiak “varias llamadas” de particulares que solicitaban recursos policiales y sanitarios en el citado callejón, ante unas agresiones que se estaban produciendo. Uno de los testimonios recabados hacía referencia a la existencia de una “batalla campal”, otro a que se había “pisoteado la cabeza” a uno de los heridos, y un tercero alertaba sobre la presencia de un nutrido grupo de entre 15 y 20 agresores encapuchados.
Varias llamadas a SOS Deiak motivaron la movilización de la Policía vasca
Siete minutos después llegaron a la zona los primeros recursos de la Ertzaintza. En concreto, una patrulla de Seguridad Ciudadana y dos furgonetas antidisturbios, todas pertenecientes a la comisaría de Bilbao. “La Brigada Móvil está especializada y contemplada para atender grandes eventos, por lo que estaba en San Mamés, vigilando a los aficionados alemanes”, explicó ayer Varela. Personados en el lugar de los hechos, según su relato y lo recogido por distintas cámaras de vídeo, los agentes no fueron bienvenidos, sino recibidos con el lanzamiento de varios objetos contundentes y de cristal por parte de los alborotadores, ante lo que procedieron a acordonar la zona en previsión de una intervención de riesgo para poder llegar hasta los heridos, como reclamaban los efectivos sanitarios. “Había una gran aglomeración de personas, algunas en un evidente estado de embriaguez, y grupos con una clara actitud violenta”, justificó el máximo responsable de la Policía vasca.
Después de parapetarse detrás de sus furgonetas, y tras varias salvas a modo de aviso, los ertzainas procedieron a utilizar el material antidisturbios para despejar la zona. Aunque en el entorno había desplegados un total de 24 agentes, fueron media docena de escopeteros quienes lanzaron unas 50 pelotas de goma para dispersar a los violentos, una de las cuales impactó en la cabeza de Cabacas, según se desprende de la autopsia que el pasado martes se le realizó al cadáver. Resultará difícil, sin embargo, determinar cuál golpeó el cráneo del joven, según relató ayer el propio Varela, ya que la distancia de los disparos respecto del objetivo “nunca fue inferior a 22 metros” y el protocolo recoge que hay que apuntar “por debajo del estómago”, no a la cabeza. “No se disparó a bocajarro”, aseguró.
Dos jóvenes fueron detenidos en los instantes iniciales de la intervención por lanzar objetos contra los agentes y otros tantos anteayer, como supuestos implicados en las agresiones que dieron origen a la revuelta. No se localizaron, por el contrario, a los heridos que motivaron las primeras llamadas a SOS Deiak. El sábado se comprobó, tras las denuncias interpuestas en la comisaría de Balmaseda, que al menos dos de ellos abandonaron la zona por su propio pie. Uno, con fractura de pómulos que requerirá intervención quirúrgica, y otro con una fuerte contusión en la cabeza, tras recibir un botellazo. Tres ertzainas, además, sufrieron lesiones de distinta consideración en el transcurso de los incidentes.
Un testigo alertaba de la presencia de 15 ó 20 agresores encapuchados
Una vez evacuada la zona tras la dispersión de los alborotadores, pasadas las doce menos cuarto de la noche, los recursos sanitarios pudieron acceder hasta la zona en la que se encontraba herido Cabacas, que fue trasladado hasta el hospital de Basurto. En previsión de la gravedad del suceso, los agentes procedieron in situ a la recogida de distintas pruebas, entre las que se hicieron con un bastón extensible, el cual se remitió a la unidad científica de la Ertzaintza para determinar su implicación en los hechos.
“Ante la falta inicial de cualquier información médica sobre la causa de la lesión sufrida por Iñigo Cabacas, desde un primer momento mantuvimos abiertas todas las hipótesis, ya que el impacto craneal podía estar provocado por una de las pelotas de goma disparadas, por la porra hallada o por el lanzamiento de botellas y otros objetos”, argumentó el director de la Ertzaintza, quien negó cualquier dilación premeditada en la investigación de los hechos.
Los datos que obran en poder de Interior se pondrán a disposición de la Justicia, en el marco de las diligencias abiertas de oficio por un juzgado de instrucción de Bilbao, para “evitar dudas sobre el rigor de la investigación”. Varios colectivos sociales, en este sentido, se concentraron ayer ante el Palacio de Justicia de Bilbao para exigir responsabilidades “civiles y políticas” por la muerte de Cabacas.
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