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Cinco alcaldes de Pontevedra disuelven su mancomunidad

La fiscalía pidió cuatro años de cárcel para los alcaldes de O Covelo y A Cañiza por certificar en 2002 un camping que aún no ha podido abrir

Mientras la Xunta, y singularmente su presidente, Alberto Núñez Feijóo, predican la necesidad de fusiones municipales para encarar la crisis con eficiencia administrativa, el pasado miércoles se disolvió la mancomunidad de A Paradanta por orden del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, tras constatar que este ente supramunicipal llevaba varios años sin la menor actividad. La disolución se produce sin que se hayan juzgado los presuntos delitos de falsedad documental, prevaricación y malversación de fondos señalados hace cinco años por la fiscalía, que pedía cuatro años de prisión para los alcaldes de O Covelo y A Cañiza por su gestión de fondos europeos.

La mancomunidad de A Paradanta se constituyó en 1986 por los municipios de la comarca homónima del sur de Pontevedra, tal vez la más empobrecida de Galicia: Arbo, A Cañiza, Crecente y O Covelo, a los que luego se sumó As Neves.

La entidad supramunicipal nació para mancomunar los servicios municipales de basuras, la conservación y mejora de vías públicas, la prevención de incendios, los servicios técnicos urbanísticos, la gestión de tributos, así como otras actividades culturales y deportivas. Ninguno de esos objetivos, si alguna vez plasmaron en servicios concretos el acuerdo fundacional, tenía la menor vigencia desde hace años. De modo que su disolución no representa mayor quebranto ni ahorro para las arcas públicas, que se sepa, y sí un único efecto contradictorio, como oportunidad perdida, con el énfasis que actualmente pone la Xunta en la necesidad de agrupamientos municipales.

La mancomunidad quedó vacía de contenido cuando en la década de los noventa se constituyó el Grupo de Acción Local (GAL) A Paradanta, que integraban los mismos ayuntamientos y que prácticamente limitó su actividad a la captación de fondos europeos para distintas obras, hasta que la Diputación Provincial centralizó esas gestiones de captación para distribuirlos a su manera. Una de esas obras fue el camping de Maceiras, en O Covelo, de primera categoría según el proyecto y cuya construcción se certificó en 2002: aún sigue esperando licencia de apertura, aunque hasta hace unos meses, y durante años, ha estado iluminado a diario como un estadio de fútbol, pero sin un alma alrededor...

La Xunta bipartita reclamó en 2006 la devolución de 181.000 euros de ayudas europeas que el GAL, que presidía el alcalde de A Cañiza, César Mera, había certificado, junto al legendario alcalde de O Covelo, José Costas, Pepiño, y otros nueve funcionarios y concejales. Posteriormente, el PSOE incluyó en el procedimiento al presidente de la Diputación, Rafael Louzán, que siguió inyectando fondos, unos 250.000 euros en diversas entregas, incompatibles con las ayudas europeas, para el mismo camping, que no por eso ha podido estrenarse.

El asunto, con doble denuncia fiscal, desde Pontevedra y Vigo, aterrizó en los juzgados de Ponteareas, donde permanece empantanado, tras pasar por manos de tres o cuatro jueces. El PSOE tampoco ha hecho nada por activarlo. Mientras, César Mera ya abandonó la política y Pepiño, cuyo padre ya fue alcalde de O Covelo, lleva 35 años en el cargo pese a sus excesos de cantante tarambana. El PP hizo ademán de relevarle en las últimas elecciones, pero Pepiño amenazó con encabezar un grupo independiente y Louzán dio marcha atrás. El miércoles, ni se molestó en acudir a Arbo para consumar la disolución de la mancomunidad.

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