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parlamento

Marco-Gardoqui ve “un vasto terreno para recortes indoloros” en las duplicidades

Demetrio Loperena defiende el modelo pero “jamás” lo recomendaría

Ignacio Marco-Gardoqui, consejero y alto directivo de varias sociedades, y ex director general de la SPRI y del EVE en el primer Gobierno vasco, diagnóstico ayer ante la comisión que estudia las duplicidades en las administraciones vascas que existen “en número excesivo”. Igualmente excesiva consideró “la complejidad institucional del entramado político vasco” y “demasiado tupida” la estructura competencial.

Frente al presidente de Kutxabak, Mario Fernández, que abogó recientemente en el mismo foro por no tocar esa estructura, Marco-Gardoqui pidió que, si no se va a adelgazar, sí al menos “se pode el árbol” y se eliminen las duplicidades. En estas y en las ineficiencias que generan ve un “vasto terreno sobre el que aplicar recortes” que resultarían “absolutamente indoloros para la sociedad”, en contra de la afirmación de las administraciones de que ya no se puede ahorrar más sin tocar servicios esenciales.

Las duplicidades son causa de un costo elevado, que resulta “manifiestamente insoportable” en esos momentos, además de generar “ineficiencias” de coste más difuso complicar “extraordinariamente” el itinerario de quienes desean realizar una inversión

Marco-Gardoqui recurrió a su experiencia personal, como director general de la Spri —Sociedad para la Promoción y la Reconversión Industrial, creada como primera respuesta a la durísima crisis de los primeros años 80— para relatar cómo irrumpieron las Diputaciones en la promoción económica para la que no tienen competencia. Por encargo del consejero de Industria, Javier García-Egocheaga, le tocó detallar a las Diputaciones las iniciativas del Gobierno precisamente en evitación de duplicidades. “Ocurrió justamente lo contrario. Se dedicaron a duplicar la inmensa mayoría de los programas puestos en marcha en la Spri”. “Les hablo de 1981 y ahí seguimos”, dijo, en una ratificación de la conclusión del informe del Gobierno que sitúa en las Diputaciones el 50% del volumen de recursos empleados sin amparo normativo. Peor aún es, a su juicio, que no se revise la utilidad de los múltiples organismos creados. Marco-Gardoqui se mostró partidario de actuar en términos de eficacia y no tanto de tradiciones a conservar. “Yo les sostendría la mano para que no dudasen en aplicar recortes y eliminar organismos que no justifiquen su existencia en necesidades sociales claras, y no solo antiguas”, dijo. Algunas incluso pueden haber desaparecido, apuntó.

El compareciente aconsejó observar el principio de “una competencia, un competente; una responsabilidad, un responsable” aunque luego los titulares utilicen o se apoyen en otras instancias.

En sentido distinto se manifestó el profesor de Derecho Administrativo de la UPV-EHU, Demetrio Loperena. En el sistema vasco puede haber “complejidad” pero no duplicidades “salvo anecdóticamente”, sostuvo. Las administraciones se complementan, defendió. Pese a ese convencimiento, Loperena admitió, como antes había afirmado Marco-Gardoqui, que “jamás” recomendaría el modelo vasco si alguien le pidiera diseñar la organización de un país de la dimensión y características de Euskadi. Igualmente, reconoció que la “arquitectura” actual es “cara” y que seguramente podrían prestarse los mismos servicios prescindiendo de una parte de ella. Aconsejó huir el “cambios radicales”. Si el sistema “no ha reventado” ahora, con un partido en cada institución, es que no es “tan loco”, señaló.

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