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El sabio Massot i Muntaner, Premi d’Honor de les Lletres Catalanes

El historiador y filólogo obtiene el galardón por su "trabajo riguroso, leal y perseverante" Monje de Montserrat, dirige 'Serra d'Or' y desde 1971 las Publicaciones de la Abadía

Carles Geli
El monje Josep Massot, director de Publicaciones de la Abadía de Montserrat.
El monje Josep Massot, director de Publicaciones de la Abadía de Montserrat.Eva Guillamet (EFE)

¿Qué es un sabio? Quizá la mejor encarnación en lo humanístico sea hoy, en estas latitudes, Josep Massot i Muntaner (Palma de Mallorca, 1941), filólogo, historiador, director de la revista Serra d’Or y editor desde hace 41 años de las Publicacions de l’Abadia de Montserrat, de donde es monje. Muchos años “casi sin dormir” y compaginándolo milagrosamente con labores bien humildes en la comunidad “como servir la mesa o recogerla” le han dado a Massot para cerca de 80 libros y más de 1.200 artículos que son “un modelo ejemplar de trabajo riguroso, leal y perseverante al servicio de nuestro pueblo y de su cultura”. Por esas premisas, Òmnium Cultural ha decidido otorgarle el 44º Premi d’Honor de les Lletres Catalanes, con sus respectivos 20.000 euros.

Enjuto, con un punto austero, manos de dedos delgados siempre juntas y mirada muy a menudo al cielo, Massot fue encajando como pudo la miríada de elogios que conllevaba el repaso de sus trayectoria, en verdad espectacular y paradigma del compromiso cívico con Cataluña a partir de una tan frenética como silenciosa y eficacísima labor cultural de fondo. Mallorca en todas sus facetas (lengua, cultura, guerra civil, cancionero popular…), estudios de escritores, trayectoria y análisis de la Iglesia, evolución de la lengua y sociedad catalanas y el cancionero popular (ha dirigido, y parcialmente escrito, los 12 volúmenes del Cançoner de Música Popular) son las cinco grandes ramas del saber a las que ha dedicado este licenciado en filología románica por la Universidad de Barcelona en 1962, “cuando la gente no se especializaba tanto”, puntualizaba con acierto el propio galardonado, un año en el que también se hizo monje de Montserrat, en septiembre hará medio siglo.

Nunca hubiera ni imaginado que acabaría yendo a Montserrat, que dirigiría su editorial y luego sería el director de 'Serra d'Or”, recuerda Massot

La iglesia en Cataluña y en Mallorca y su aportación cultural, así como la guerra civil, especialmente en su isla natal, han sido los dos grandes pilares de un estudioso que tuvo (o buscó) la suerte de tener grandes maestros, entre ellos algunos de sus predecesores en el premio. “Los he conocido a casi todos, como el primero, Jordi Rubió [1969], al que le publiqué toda su obra completa; amén de Francesc de Borja Moll [1971] y Ramon Aramón [1983], de los que me considero discípulo”.

Quizá de Josep Maria de Casacuberta (premiado en 1981) aprendió las premisas de la edición que con tanto acierto ha aplicado desde 1971, cuando entró de la dirección de las Publicacions de l’Abadia de Montserrat, en las que ha volcado su estudios también eclesiásticos, de humanidades, filosofía y teología. Prestidigitador del tiempo, le ha dado para formar parte de un sinfín de instituciones, como la Societat Catalana de Llengua i Literatura, filial del Institut d’Estudis Catalans, y secretario de la Reial Acadèmia de les Bones Lletres. Y más: ha creado publicaciones como Randa y dirige Serra d’Or, revista en la que hace ahora medio siglo escribió su primera reseña a petición de Joaquím Molas.

“Nunca hubiera ni imaginado entonces que acabaría yendo a Montserrat, que dirigiría la editorial y luego sería el director de la revista”, recuerda Massot, que zanja su extenso currículo con un “trabajando he hecho lo que he podido, aprovechando todas las horas posibles e imposibles y nunca tengo vacaciones; sí, eso sí, quizá soy rápido de reflejos”, se permitió como toda concesión a su abrumadora capacidad de trabajo, que, generoso, ha extendido también a las ayudas a otros estudiosos, principiantes o consagrados. En cualquier caso, su bibliografía personal, iniciada en 1972 con Els mallorquins i la llengua autóctona, ha dado títulos tan señeros como La guerra civil a Mallorca (1976), L’Esglèsia catalana entre la guerra i la postguerra (1978), El desembarcament de Bayo a Mallorca (1987), Els Segadors. Himne nacional de Catalunya (1989) o Tres escriptors davant la guerra civil: George Bernanos, Joan Estelrich, Llorenç Villalonga (1998), entre otros.

El gobierno balear del PP ha roto el consenso lingüístico que había en las islas desde la época de la Unión de Centro Democrático (UCD)"

Con un sentimiento “de hombre de las tierras catalanas que ejerce de catalán en Mallorca y de mallorquín en Barcelona”, era inevitable que el que fuera ya reconocido en 1996 con la Creu de Sant Jordi, el Premio Nacional de Cultura Popular (1997) de la Generalitat y el doctorado Honoris Causa de la Universitat de les Islas Baleares (1998) se pronunciara ayer sobre la política lingüística que el PP está llevando a cabo en Mallorca. “Estoy francamente muy preocupado: el gobierno actual ha roto el consenso lingüístico que había en las islas desde la época de la UCD, quieren renovar los que se hacía en tiempos de Franco, convirtiendo el catalán sólo en algo meritorio para los funcionarios y dejándolo bajo mínimos en las escuelas”. ¿Soluciones? “No se puede hacer nada más que protestar y resistir: viene una época muy dura, pero sobre todo hay que tener claro que no hay que cruzarse de brazos porque las cosas, solas, no se aguantan”.

Un poco más pesimista, si cabe, se muestra el premiado (que recibirá el galardón el 13 de junio en el Palau d ela música de Barcelona) sobre la autonomía de las diócesis catalanas: “El intento de una provincia eclesiástica catalana no es fácil porque si no hay un estado detrás, el Vaticano nunca lo concederá; lo que sí parece claro es que hay obispos que el catalán y el catalanismo no les interesa para nada; y eso hace poca gracia”. ¿Y sobre este auge en el ambiente del independentismo? “Hay una valoración de nuestras cosas en Cataluña con casi la misma animadversión que se detecta en contra de lo catalán fuera; nadie hubiera predicho este lento cambio de orientación de la sociedad catalana. Ojalá un día se consiguiera esa independencia si se da en unas condiciones aceptables”. ¿Qué condiciones aceptables pediría él? “Dignas. Para hacer un estado corrupto como los otros, no hace falta independencia”. Padre Massot, en puro y duro estado natural: rigor hasta el final.

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Sobre la firma

Carles Geli
Es periodista de la sección de Cultura en Barcelona, especializado en el sector editorial. Coordina el suplemento ‘Quadern’ del diario. Es coautor de los libros ‘Las tres vidas de Destino’, ‘Mirador, la Catalunya impossible’ y ‘El mundo según Manuel Vázquez Montalbán’. Profesor de periodismo, trabajó en ‘Diari de Barcelona’ y ‘El Periódico’.

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