Fabra tiene ‘ninot’ y Emarsa también
La corrupción, los recortes y la crisis reúnen en las fallas a los políticos
Hay falleros que son capaces de gastarse 400.000 euros en el monumento más alto, más grande y que desencadene más exclamaciones. Luego les dan un premio. Pero con muy poco dinero, las Fallas también consiguen uno de sus principales objetivos, la crítica social, dejar al desnudo las prácticas censurables. En Regne de Valencia-Ciscar, un ninot de un chorizo con nariz y ojos, de apenas un metro de altura, lo consigue con una simple etiqueta: “Emarsa”. ¿Para qué más?
El multimillonario saqueo de la depuradora se vincula directamente a la alcaldesa Rita Barberá (que se clona por estas fechas por toda la ciudad) en la falla Sueca-Literato Azorín, donde el caso Emarsa “la ha dejado con el culo al aire”. Allí, bailando el cancán junto a ella y a Mariano Rajoy, se ha estrenado el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra. “Puesto a dedo desde Madrid, parece una marioneta”, se dice del castellonense, de cuyas faldas cuelgan etiquetas con las palabras Gürtel, Brugal o Canal 9, y que “tiene que tragar tantas vergüenzas como para llenar una camioneta”. En otra falla viste una camiseta con el símbolo del aeropuerto sin aviones de Castellón. Y el promotor de la polémica infraestructura, Carlos Fabra, aparece, como otros años, en muchas fallas, pero ahora casi siempre vinculado a aviones de juguete.
Con la corrupción enmarcándolo todo, la crisis, el despilfarro y los recortes centran este año la mayoría de las críticas. Rajoy emulando a Eduardo Manostijeras o Zapatero sonriendo y con una maleta yéndose de viaje. La canciller alemana Angela Merkel y su celo económico. Urdangarin en su faceta oscura. Hasta el personaje más pintoresco del caso Gürtel, Álvaro Pérez, El Bigotes, repite un año más (en la plaza del Negrito). Fabra se estrena y por ello arderá simbólicamente con políticos y adláteres de todo color.
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