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Botella exige a bancos y cajas que abran el grifo del crédito

La alcaldesa de Madrid pide en el foro financiero de Bankia que, "en su esfuerzo de dar con" la solución a la crisis, las entidades "tengan presentes a quienes están padeciendo más duramente sus consecuencias"

El presidente de Bankia, Rodrigo Rato, y la alcaldesa de Madrid, Ana Botella durante las jornadas del Encuentro Financiero Internacional Bankia 2012.
El presidente de Bankia, Rodrigo Rato, y la alcaldesa de Madrid, Ana Botella durante las jornadas del Encuentro Financiero Internacional Bankia 2012.ULY MARTÍN

La alcaldesa de Madrid, Ana Botella (Partido Popular), ha roto una lanza esta mañana en defensa de bancos y cajas, ante "la polémica y los juicios de opinión que intentan menoscabar estos días el prestigio del sector". Pero además ha aprovechado su participación en el Encuentro Financiero Internacional organizado por Bankia -con la colaboración de EL PAÍS- para instar con vehemencia a los banqueros a que, “en su esfuerzo por dar con las situaciones adecuadas” para superar la crisis y su crisis, “tengan siempre muy presente a quienes están padeciendo de forma más dura sus consecuencias: las personas”. “Porque la razón de ser y utilidad última de la actividad financiera no es otra que la de facilitar la financiación necesaria para que las personas puedan hacer realidad sus proyectos; para que las familias puedan ver cómo su calidad de vida mejora; y para que las empresas (pequeñas, medianas y grandes) puedan desarrollar su actividad con plenas garantías. En definitiva, para que la sociedad española pueda volver a mirar al futuro con optimismo y con determinación”, ha concluido.

Botella estaba flanqueada esta mañana en la mesa colocada en uno de los escenarios de los Teatros del Canal de Madrid por el consejero delegado de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián; y por su “buen amigo” Rodrigo Rato, presidente de Bankia desde enero de 2010 y exministro de Economía durante todo el Gobierno de su marido, José María Aznar (1996-2004). Frente a ella, en primera fila, el ministro de Economía, Luis de Guindos (PP), que debía tomar la palabra a continuación; su hermano, Antonio, es uno de los colaboradores más estrechos de la alcaldesa en el Ayuntamiento, donde dirige en la actualidad el área de Medio Ambiente, Movilidad y Seguridad.

Presentado por Rato, Cebrián ha sido el primero en intervenir para agradecer la presencia de la alcaldesa en estas jornadas, celebradas “en un momento tan importante para este país”. También ha precedido a Botella en el uso de la palabra el director del encuentro, Juan E. Iranzo, que ha hecho un análisis de la situación económica del país. En su opinión, “no se han tomado [hasta ahora] las medidas adecuadas y por eso el país está de nuevo en recaída y requiere de un tratamiento eficaz y rápido”. “Las reformas [que está realizando el nuevo Gobierno del Partido Popular] van en la dirección correcta”, ha añadido para introducir el debate que tendrá lugar entre hoy y mañana.

El discurso de la alcaldesa, más allá de su alegato y exigencia final de crédito a las instituciones financieras, se ha centrado en defender la proyección internacional de Madrid en el ámbito europeo, y la situación económica de su Ayuntamiento. “Para competir primero debemos recuperar la confianza en nuestro futuro. (...) Nosotros –los políticos con responsabilidades públicas– somos también muy conscientes de que sin confianza nada es posible. La confianza –al menos en la política– se consigue con solvencia. Hoy esa confianza la consiguen los gobernantes que administran con prudencia el dinero de los ciudadanos, quienes aplican –de verdad– políticas de austeridad y reformas, y los que cumplen con seriedad sus propios compromisos", ha defendido.

El Ayuntamiento de Madrid “empezó a aplicar medidas de austeridad” en 2008, según la alcaldesa, que ha vuelto a insistir hoy en su intención de “reafirmar [esta línea] en el futuro inmediato”. La semana pasada, el Gobierno local dejó claro que su decisión “temporal” de congelar una partida de 128 millones (el 7,25% del gasto total en bienes y servicios en 2012) sería “probablemente definitiva” ante el empeoramiento de las expectativas económicas municipales. “Este plan de contención tiene que ir más allá de estas medidas”, añadió.

Botella ha recordado hoy que el presupuesto municipal ha sufrido un recorte del 21,2% en los últimos cuatro años. “Este será además el tercer año consecutivo en que recortemos la deuda, que al final del ejercicio se habrá reducido en más de 1.000 millones sobre el máximo alcanzado en 2009”, ha añadido. Ese adelgazamiento continuado de las cuentas locales se debe precisamente, además de al empeoramiento de la situación económica, al peso de la deuda. Cuando el ahora ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, llegó a la alcaldía de Madrid en 2003, la deuda de la ciudad sumaba 1.441 millones. Cuando el pasado mes de diciembre cedió el testigo a Botella (que formó parte de su Gobierno en puestos prominentes durante esos ocho años), eran ya 6.348 millones. El plan de la actual regidora, legado también por su predecesor, pasa por reducirla a 5.624 millones este año, y a 3.100 millones en 2016.

Botella ha presumido además de que la ciudad, que “no tiene facturas ocultas en los cajones”, se va a “poner a la cabeza en el cumplimiento del nuevo mecanismo de pago a proveedores” diseñado por el Gobierno central. “Es el momento de pagar”, ha afirmado la alcaldesa. Y ese pago, en su opinión, supondrá “una impresionante inyección de liquidez para la economía”, cuyo objetivo es “ponerla de nuevo en marcha” con la contribución esencial de “la potente locomotora” madrileña.

Madrid acumula una deuda de 986 millones con sus proveedores, y un retraso en el pago de sus facturas de 11 meses, según reconoció la propia alcaldesa hace dos semanas. Hasta hace unos días, el pago de esta deuda era la última preocupación del Ayuntamiento. Según su hoja de ruta financiera, esos 986 millones debían convertirse en 917,2 millones a finales de año; 908,3 millones en 2013; y 827,4 millones en 2014. Solo a partir de 2015, después de las elecciones municipales y quizá con otros responsables ya al frente del Ayuntamiento, la deuda empezaría a reducirse en serio: a 443,6 millones ese año, y del todo al siguiente.

La línea de crédito abierta por el Gobierno central ha variado los planes de Botella. La deuda con los proveedores podría ponerse a cero este año; el Ayuntamiento debería pagar entonces esos casi mil millones que adeuda a plazos durante los próximos 10 años. Este esfuerzo sería posible gracias también a las medidas aprobadas recientemente por el Ejecutivo central para aliviar las cuentas municipales (subida temporal del Impuesto de Bienes Inmuebles, flexibilización del pago de las liquidaciones pendientes, etcétera).

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