Los notarios dan fe de la crisis
La caída en el volumen de ingresos de estos profesionales ha sido del 70% en algunos casos
“Empiezan a peligrar muchos puestos de trabajo”. Manuel López Pardiñas, presidente del Consejo General del Notariado y decano del Colegio Notarial del País Vasco, se muestra contundente: las casi 150 notarías existentes en la comunidad autónoma, con una media de seis trabajadores cada una de ellas, “lo están pasando muy mal”. La crisis económica afecta, sobre todo, a los mercados inmobiliario, financiero y mercantil, precisamente las tres patas que han sustentado el negocio de estos profesionales. Sin ellas, los números no salen.
La caída en volumen de trabajo e ingresos de los fedatarios públicos desde 2007 ha llegado al 70% en algunos casos, destaca Pardiñas. Los notarios son funcionarios, pero su actividad es privada, por lo que “habrá negocios mejor gestionados que otros”, apunta. En cualquier caso, el descenso de los beneficios ha resultado “generalizado”. “Quizá en el País Vasco se ha notado menos que en otros lugares, se me ocurre la costa mediterránea, donde el boom inmobiliario fue mayor”, abunda Pardiñas. No obstante, “estamos igual de mal o peor”. “Si partes de 100 y bajas 70, te quedas en 30, pero si estás en 40 y bajas 15, te quedas en 25”, razona.
Solo en el último año, el descenso de actividad en Euskadi ha afectado prácticamente a todos los actos jurídicos [ver gráfico], aunque en algunos ha sido especialmente pronunciado. Es el caso de los certificados levantados por créditos, préstamos y garantías hipotecarias, que, como consecuencia de la crisis económica, se han reducido en un 31%.
¿De qué viven ahora los notarios? “De lo poco que queda” de los mercados inmobiliario, mercantil y financiero, de las actas, poderes y testamentos, y de las herencias, “lo único medianamente retribuido que se ha mantenido”, precisa el decano. Pero incluso estos últimos documentos mantienen el mismo arancel desde 1989, apostilla. “Sin embargo, los sueldos de nuestros empleados sí que han subido. Hemos ido bien porque la economía crecía, pero en el momento en que ha dejado de hacerlo, la cosa no funciona”, reconoce.
Euskadi suma 150 notarias que emplean a unas 900 personas
Dado que los notarios solo hacen lo que el Gobierno les dice que pueden hacer, Pardiñas se reunió recientemente con el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, para solicitarle una mayor carga de trabajo que alivie el “delicado” momento que atraviesa el sector. Ambos coincidieron en que la situación de la Justicia “es la que es”, en referencia a su lentitud por la sobrecarga de trabajo, y que este problema “no se arregla” aumentando el número de jueces.
“Es preciso ofrecer vías que reduzcan la gran cantidad de tareas de los magistrados”, defiende Pardiñas. Y es justo aquí cuando barre para casa. “Podría transmitirse a los notarios algunas de sus actividades que no comporten propiamente el ejercicio de la jurisdicción”, propone.
Gallardón planteó recientemente la posibilidad de que los fedatarios públicos ejecuten bodas y divorcios. La tarifa de los enlaces, indica Pardiñas, “sería irrelevante” respecto al monto total de lo que se gasta en una boda. En el juzgado es gratis tanto casarse como divorciarse, mientras que algunos Ayuntamientos cobran por las ceremonias y otros no.
“Empiezan a peligrar puestos de trabajo”, advierte López Pardiñas
Pero el presidente del Consejo General del Notariado aporta otras ideas. Por ejemplo, podrían intervenir en los problemas entre dos o más hermanos por culpa de una herencia. “Puede haber unos que quieran vender la casa de los padres y otros que no. Por lo general, esto acaba en un juzgado y podría no ser así”, considera.
Otros ejemplos: “En Galicia hay muchas personas que todavía no tienen escriturados los terrenos. Ese proceso, que suele necesitar de una intervención judicial, podríamos llevarlo nosotros. O cuando dos empresas tienen un litigio pendiente. Para resolverlo, en lugar de a un juez se podría recurrir a una notaría. Y que quede claro que no queremos perjudicar a los abogados”. En definitiva, la apuesta consistiría en sustituir la labor de los magistrados en tareas en las que estos no actúen como tales. “A la cárcel solo puede mandar un juez. No se trataría de invadir sus competencias”, remarca.
Para todo aquel que dude de la capacidad de los notarios en el posible desempeño de estas funciones, Pardiñas recuerda que todos ellos son profesionales acostumbrados a velar por los derechos de las personas. “Si alguien viene a mi despacho para hacer un testamento, intento siempre que lo haga en libertad, sin presiones, que sepa en todo momento lo que hace”, resalta.
Además de postularse como alternativa para descargar el sistema judicial, Pardiñas observa otro nicho de oportunidades en asuntos relacionados con los derechos de los consumidores en las tecnologías de la información. “Imaginemos que alguien quiere dar una orden de compra de acciones por Internet. Si desea que queden claras las condiciones, podría recurrir a nosotros”, expone. También recuerda lo complicado que resulta en ocasiones darse de baja en una compañía de telefonía móvil: “¿Quién no pagaría 50 euros a un notario para que le resolviera el problema?”
El Consejo General del Notariado celebrará el próximo 28 de mayo el 150º aniversario de la ley que estableció que estos profesionales dejaban de ser escribanos públicos y se convertían en funcionarios. España suma en la actualidad unos 3.000 notarios. Pese a la actual incertidumbre, Pardiñas está convencido de que saldrán adelante. “Siempre lo hemos hecho. ¿Cómo será esta vez? A la espera del final de la crisis económica, la única tabla de salvación es asumir nuevas funciones”, zanja.
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