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Batasuna cree que la hoja de ruta sobre el fin de ETA “no es real ni factible”

Lokarri aboga por la “autocrítica” y el “diálogo” para lograr la reconciliación

El País
San Sebastián -
Paúl Ríos, de Lokarri, flanqueado ayer por Maialen Lizarralde y Oliver Wilkinson en el Aquarium.
Paúl Ríos, de Lokarri, flanqueado ayer por Maialen Lizarralde y Oliver Wilkinson en el Aquarium.JAVIER HERNÁNDEZ

El amplio acuerdo parlamentario adoptado el pasado martes en el Congreso de los Diputados sobre el final de ETA, suscrito por todos los grupos políticos, salvo UPyD y Amaiur, no contenta plenamente a la izquierda abertzale porque discrepa de los términos literales que se recogen en el texto aprobado. Las alusiones a la victoria sobre ETA o el reconocimiento del valor de las víctimas, que fueron las que decantaron a última hora el desmarque de los diputados soberanistas, son precisamente las que menos han gustado en las filas de Batasuna.

Uno de sus dirigentes, Pernando Barrena, ratificó ayer el distanciamiento de esta formación con un acuerdo que el resto han llegado a calificar de “histórico” para alcanzar una convivencia en paz y libertad. “Nosotros, evidentemente, no podemos estar de acuerdo de ninguna de las maneras con la literalidad de esa propuesta de acuerdo, porque se está planteando como una hoja de ruta que no nos parece real, ni nos parece eficaz para abordar este momento político”, manifestó Barrena en una rueda de prensa en Pamplona.

En la misma línea, Rufi Etxeberria consideró “absolutamente insuficiente” el acuerdo del Congreso porque “no va a la raíz del problema político”, ni plantea soluciones al mismo. En la izquierda abertzale no ha gustado que el texto que marca cómo debe gestionarse el final de ETA haya sido fraguado en Euskadi entre los representantes del PP, el PSE-EE y el PNV, dejando a un lado a Amaiur. “El PNV excluyó a Amaiur y nosotros consideramos que es un punto de partida preocupante y ante el que el PNV va a tener que dar explicaciones”, subrayó Etxeberria.

La antigua Batasuna, no obstante, permanecerá atenta al desarrollo y concreción que pueda experimentar el texto suscrito, porque, como dijo Barrena, “si es un acuerdo que pretende crear otros escenarios y dar márgenes para otro tipo de soluciones diferentes, lo veremos en su momento”. Si es así, añadió, “no nos dolerán prendas en participar de esa iniciativa”.

Rufi Etxeberria: “El acuerdo es absolutamente insuficiente”

Entre los colectivos afines a la izquierda abertzale, la recién creada plataforma de apoyo a los presos de ETA, Herrira, consideró, en alusión al citado acuerdo, que “todos los pasos que se puedan dar en este camino son positivos”.

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Al portavoz del PNV en la Cámara Baja, Josu Erkoreka, le sorprendió el “inmenso berrinche” de Amaiur por la aprobación de la nueva hoja de ruta cuando unos días atrás aplaudía y celebraba el giro dado por el PP por considerar que ETA había adquirido una “dimensión política”. Erkoreka lamentó que la izquierda abertzale no valore en su medida que el Gobierno de Rajoy haya reconocido que la situación ha cambiado tras el cese de la actividad terrorista de ETA.

Por otro lado, la red ciudadana por el acuerdo y la consulta, Lokarri, consideró que el proceso de reconciliación social requiere “una autocrítica unilateral”, así como “la inclusión de todos los sectores sociales y políticos”, para “curar las heridas” definitivamente. El portavoz de este colectivo, Paúl Ríos, presentó ayer en San Sebastián la publicación 10 retos para la reconciliación social, que recoge las conclusiones del encuentro ciudadano que Lokarri celebró el pasado 17 de diciembre en el BEC de Barakaldo. En el acto estuvo acompañado por Oliver Wilkinson, secretario de la organización norirlandesa Healing Through Remembering, que se ocupa de asuntos relacionados con la reconciliación en aquel país.

Lokarri aboga por “reconocer todas las vulneraciones de derechos humanos” de los últimos 50 años, asentar una situación en la que todos los derechos sean respetados, “eliminar los espacios de sufrimiento” y acordar las bases para prevenir una “nueva gestión destructiva del conflicto”.

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