El Benicarló Fútbol Sala echa el cierre
Las deudas y la falta de subvenciones llevan a la desaparición del club
Los contrastes en el deporte son un reflejo de lo que sucede en la vida. El pasado sábado, la selección española de fútbol sala se proclamaba en Zabreg, la capital de Croacia, campeona de Europa al derrotar a Rusia (3-1), engordando así su palmarés con su sexta corona europea, que vino a sumarse los dos mundiales conquistados anteriormente. Cuatro días después y en contraposición al éxito de la selección, el Benicarló Fútbol Sala anunciaba su renuncia a la competición de la Primera División, considerada la mejor del mundo. La retirada, tipificada como infracción muy grave, traía consigo la pérdida de dos categorías para la próxima temporada y el no poder optar a ascender en la siguiente. Un trámite y sanción deportiva que no tendrá ninguna repercusión ni consecuencia, ya que el club del Maestrazgo ha anunciado su desaparición ahogado por las deudas.
El embargo de las cuentas del Benicarló FS debido a deudas acumuladas de anteriores temporadas, cercanas a los 500.000 euros, ha llevado a la defunción definitiva de un club que estaba en la élite del fútbol sala nacional desde la temporada 2003-2004. Además, las deudas con Hacienda y con proveedores imposibilitaban al club acceder a cualquier tipo de subvención de la Diputación de Castellón o del Ayuntamiento de Benicarlo. Los apenas 400 socios, en una población de 26.000 habitantes, no podían soportar los gastos de un club profesional que necesita de unos 700.000 euros para sobrevivir entre los elegidos. El pasado lunes, los mismos socios decidieron en asamblea su extinción.
La crisis económica se ha cebado en los deportes minoritarios, incapaces de generar recursos propios, de atraer poderosos patrocinadores y con escasas posibilidades de ayudas institucionales, que han sido el sustento principal en los años de bonanza. De tales desmanes económicos la provincia de Castellón se ha llevado la palma y ha visto cómo sus clubes referentes han pagado las consecuencias de vivir por encima de sus posibilidades sin el amparo del colchón institucional.
El Playas de Castellón, tras 22 años en la máxima categoría de fútbol sala y dos veces campeón de Liga y de Europa, vio cómo la marcha de su patrocinador principal (la empresa Macer de Almazora) y la merma de subvenciones lo abocaron el curso pasado al descenso. De nada sirvió que fuera uno de los clubes pioneros de la profesionalización del fútbol sala en España. En estos momentos, el Playas de Castellón se encuentra en la última posición de la Segunda División de Fútbol Sala.
Los problemas también son graves para el Club Deportivo Castellón, un histórico del fútbol español, que la pasada temporada resultó descendido administrativamente a Tercera División por una deuda cercana al medio millón de euros con sus futbolistas. En la actualidad, su plantilla y cuerpo técnico llevan tres meses sin cobrar y la jornada anterior amenazaron con no presentarse en el partido que les tenía que enfrentar al Acero. Como gesto de buena voluntad, los futbolistas del Castellón pospusieron la huelga hasta la próxima semana en caso de que no se les satisfaga las nóminas atrasadas, lo cual podría acarrear su desaparición. Lo que le ha ocurrido al Fútbol Sala Benicarló.
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