_
_
_
_
TRONO DE JUEGOS
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El día que David Lynch volvió loco al mundo de los videojuegos

El impacto que la obra del cineasta tiene en el ocio interactivo es enorme, y se puede rastrear en muchos títulos

David Lynch, en Los Ángeles en 2010.
David Lynch, en Los Ángeles en 2010.Chris Pizzello (AP)
Jorge Morla

En 2001 llegó al mercado la PlayStation 2, que a la postre se convertiría en la consola más vendida de la historia. Lo hizo, aunque muchos ya no lo recuerden, acompañada de un anuncio televisivo llamado The Third Place. El título no es casual: evocaba esa nueva dimensión a la que los jugadores podrían acceder, un universo digital donde todo era muy distinto. Un vistazo al spot no deja espacio para la duda: detrás de aquel anuncio no podía estar otra mano que la de David Lynch, fallecido la semana pasada.

Por llamativo que sea, aquel no fue, ni mucho menos, el único contacto que Lynch tuvo con el mundo de los videojuegos, un mundo en el que influyó sobremanera. Algunas veces esa influencia que provocó en ciertas obras fue explícita: por ejemplo, en la aventura más lyncheana de The Legend of Zelda, Links Awakening, en la que sueño y vigilia se mezclan en una isla llena de personajes raros e incómodos y para la que Nintendo llegó a contactar directamente con el cocreador de Twin Peaks, Mark Frost, para sacar algunas ideas para la trama y los escenarios.

Pero más allá de influencias concretas, está el ya inmortal toque Lynch. Es decir, el director inventó una forma de ver el mundo, incómoda y torcida, que convertía a los personajes en sospechosos y a los escenarios en elementos de duda y hostilidad. Ese sabor, esa atmósfera que es quizá su mayor aportación a la cultura contemporánea, es desde luego su gran aportación al mundo de los videojuegos. Empezando por la saga Persona (habitación de terciopelo incluida) y otras sagas niponas que nacieron en un Japón en el que Twin Peaks tuvo un impacto descomunal, y siguiendo con títulos como Half-Life, Control, Alan Wake, Disco Elysium, evidentemente Immortality, o Returnal, todos estos juegos y muchos más serían muy distintos si no existiera el trabajo de Lynch. O, directamente, quizá no existieran sin la influencia del cineasta.

Todos ellos tratan el subconsciente, la oscuridad, la desazón de los espacios liminales, exactamente de la misma forma en la que lo hacía Lynch. Evidentemente, no es una coincidencia: él abrió un camino por el que luego muchos han transitado. Cineasta, músico, meteorólogo aficionado, el estadounidense pasará a la historia por ese puñado de obras maestras que nos ha legado, pero también por esa influencia que ya para siempre estará pegada a la cultura popular y que también seguiremos sintiendo con el mando en las manos. Lynch se va, pero su sombra se queda.


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jorge Morla
Redactor de EL PAÍS que desde 2014 ha pasado por Babelia, Cultura o Internacional. Es experto en cultura digital y divulgador en radios, charlas y exposiciones. Licenciado en Periodismo por la Complutense y Máster de EL PAÍS. En 2023 publica ‘El siglo de los videojuegos’, y en 2024 recibe el premio Conetic por su labor como divulgador tecnológico.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_