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Crítica literaria
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘La habitación alemana’, de Carla Maliandi: Alicia en el país de las maravillas

La antiheroína que protagoniza la novela de la escritora argentina está al servicio de una narración que logra hablar del duelo y de la pérdida con destellos de humor, absurdidad y maravillosa locura

Calle del barrio viejo de Heidelberg, Baden-Wurttemberg, Alemania.
Calle del barrio viejo de Heidelberg, Baden-Wurttemberg, Alemania. Alberto Ceolan (De Agostini Picture Library via Getty Images)
Marta Sanz

Un pingüino en mi ascensor. Un elefante en la cacharrería -o en la bañera-. Una burra en un garaje. Un africano por la Gran Vía. Una profesional bonaerense en una residencia de estudiantes de Heidelberg. En la habitación alemana. En una habitación alemana que no está en Berlín ni Hamburgo ni Frankfurt, sino en ese lugar llamado Heidelberg que no fue destruido por las bombas durante la Segunda Guerra Mundial. Se riza el rizo y el entorno rutinario se ilumina por efecto de la disonancia y la imprevisibilidad: “Mi baño, mis toallas, mi cocina, mis ollas, mi living, mi sillón, mi biblioteca, acá mi pequeño jardín, mis plantas, mi regadera, mi pájaro muerto en el césped…”. Es como si Maliandi pusiera en práctica los aprendizajes de talleres de escritura creativa a los que quizá no haya asistido nunca. Da igual. El texto es amargo, tierno, a ratos divertidísimo.

Una mujer, dolida y desubicada, vuelve al exótico lugar de su infancia, donde su papá fue profesor cuando era pequeña, y vive experiencias que se parecen al viaje de Alicia en el país de las maravillas: una luminosa muchacha japonesa se suicida y le lega sus bienes, entre ellos sus zapatos; un chico tucumano se convierte en fiel escudero; el fiel escudero, que dice ejermosa para expresar su admiración por la casa en la que la protagonista encuentra el pájaro muerto, tiene una hermana, Marta Paula, que llama por conferencia desde Tucumán para comunicar los vaticinios de una pitonisa peligrosísima; la madre de la suicida japonesa, la señora Takahashi -soy fan- no disimula su atracción sexual hacia los jóvenes muchachos; hay un karaoke, cenas, hospitales y subidas al castillo de Heidelberg, que para mí es un lugar misterioso y bellísimo. La protagonista-narradora, rodeada de sombrereros locos, está atrapada en un tiempo que ella misma ha cerrado en bucle. Un tiempo que es casi una cualidad del espacio. Se dice que Maliandi no escribe sobre el crecimiento personal y es cierto; sin embargo, a mí me parece que escribe sobre la perplejidad de los aprendizajes. Y los aprendizajes de la perplejidad. Como en Alicia, también los reflejos tienen importancia. La fusión de las imágenes en dos espacios aparentemente distintos.

Hay que felicitar a la editorial Barrett por haber rescatado esta novela publicada en 2017. De vuelta al humor, me pregunto si hoy a la autora se le habría ocurrido escribir ejermoso reproduciendo el sonido de cierta habla tucumana o retratar a la señora Takahashi. Espero que sí. Carla Maliandi muestra su sabiduría a la hora de construir personajes, articular tramas, conseguir efectos de extrañeza. Pero, sobre todo, destaca por un finísimo sentido del humor y un toque de locura contenida que le permiten hablar del duelo y de la pérdida de las razones para vivir, de la semilla oscura, a través de las claves del relato maravilloso, lo absurdo y lo onírico. La ausencia de sentido de la vida trasciende los códigos del existencialismo o de la filosofía de los pensadores que deambularon por Heidelberg, y se coloca sobre el alambre funámbulo de una anti-heroína que vive en lo pequeño y lo risible. Detrás del duelo llega una esperanza sin ingenuidad, que adopta múltiples formas y nace en los lugares más inesperados. La nieve, el Neckar, el regazo caliente de un bisonte. Qué magnífico final. Síntesis pura.

Portada de 'La habitación alemana', de Carla Maliandi.

La habitación alemana

Carla Maliandi
Random House, 2023
186 páginas. 8,54 euros (e-book)
Portada de 'La habitación alemana', de Carla Maliandi

La habitación alemana

Carla Maliandi
Barrett, 2024
160 páginas. 17,90 euros


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Sobre la firma

Marta Sanz
Es escritora. Desde 1995, fecha de publicación de 'El frío', ha escrito narrativa, poesía y ensayo, y obtenido numerosos premios. Actualmente publica con la editorial Anagrama. Sus dos últimos títulos son 'pequeñas mujeres rojas' y 'Parte de mí'. Colabora con EL PAÍS, Hoy por hoy y da clase en la Escuela de escritores de Madrid.
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