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CRÍTICA LITERARIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Después de Safo’, una novela para dar voz al coro femenino del arte y la rebeldía

Selby Wynn Schwartz narra en breves fragmentos la vida de 30 mujeres valientes que asustaban y fascinaban entre los siglos XIX y XX y que todavía hoy atraen e iluminan

Paco Cerdà
Selby Wynn Schwartz
Uno de los Rituales de Safo, organizados con música y danza en honor de la poetisa griega Safo de Mitilene por la escritora estadounidense Natalie Clifford Barney (1876-1972) en el jardín de su casa. Imagen de alrededor de 1895.ARCHIVIO GBB / ALAMY STOCK (CORDON PRESS)

Alguien nos recordará en otro tiempo, escribió Safo hace dos mil años. Ha llegado ese tiempo: la hora de evocar un coro de voces perdidas. De reunirlas para que digan aquello que escribió Lina Poletti, descarada y rebelde poeta que prefería quemar su casa antes que coser su ajuar: Somos el fiero grito desgarrador de todas las mujeres que ya no tienen voz. No nos pueden sepultar bajo las piedras, no nos van a enterrar en la desesperación, vivirán nuestras voces más allá de nuestras muertes. Y eso ha conseguido Selby Wynn Schwartz: convocarlas en esta novela que teje una épica no solo feminista, sino también de la rebeldía, el amor libre y el arte emancipador. Un libro que visibiliza los filamentos irrompibles de una genealogía escamoteada. Esas mujeres del cambio de siglo a las que llamaban amazonas, tríbadas, sáficas, lesbianas o invertidas. Que asustaban y fascinaban. Que todavía hoy atraen e iluminan.

Después de Safo es una novela extraña. Tiene una estructura arriesgada. Despliega un tema etéreo. Su escritura sinestésica resulta exigente. Arranca sin temor al desconcierto. Y a pesar de ello —claramente por ello— es un libro soberbio que aúna tres virtudes: el esfuerzo de una investigadora que ha sabido rastrear las huellas de una treintena de mujeres en cartas, pinturas, novelas, memorias, fotografías y áridos trabajos académicos; una prosa lírica que embruja, seduce e inspira por lo que muestra y más aún por lo que vela; y un original ángulo narrativo que parte de los versos de Safo para ir trenzando vidas extraordinarias, leyes misóginas, amores ocultos y embaucadoras estampas. Del París de los jardines traseros a un Londres tiznado y aguanoso. De los acantilados griegos de Lefkada al mar verdeazulado de Capri y otros bellos rincones de Roma, Nápoles, Atenas o Nueva York en el medio siglo corto que va de 1885 a 1928.

Selby Wynn Schwartz compone un mosaico de mujeres hartas del miedo inoculado por la mirada masculina. Hartas de las fábulas clásicas donde las niñas acababan devoradas, casadas o perdidas

La constelación de fragmentos breves —más de trescientas miniaturas que dialogan unas con otras en inteligentes ecos— compone un mosaico de mujeres hartas del miedo inoculado por la mirada masculina. Hartas de las fábulas clásicas donde las niñas acababan devoradas, casadas o perdidas. Exhaustas de los relatos medievales donde las mujeres terminaban violadas, expulsadas o locas. Agotadas del temor y el morbo, tan unidos en el fin-de-siècle, por fisgonear lo que sucedía entre mujeres en los asientos de los carruajes o bajo la ropa interior. Al diablo con el miedo. Aquí emergen mujeres reacias a cualquier tipo de castración. Un universo nuevo, fresco, liberador. Resplandeciente.

Colette, con su masa de rizos ingobernables restallando bajo la lluvia de París y preguntándose de qué sirve una vida con asado a la cazuela cada domingo. Rina Faccio apurando el frasco de láudano y luego cambiándose el nombre para inscribir en él, en Sibilla, una nueva vida que no aboque al láudano. Y Natalie Barney, reina de una comuna lésbica y bohemia en su ajardinado Templo de la Amistad, escribiéndole apasionadas cartas a la bella bailarina Liane de Pougy.

Hay más. La pintora Louise Abbéma con pantalones oscuros y fumando puros. Sarah Bernhardt desenlazándole la roja cabellera a Eva Palmer. El voluptuoso baile de Isadora Duncan con su túnica de seda. La pintora Eileen Gray observando cómo las estrellas alumbran un cerco sutilísimo del cielo para así pintar el bleu de minuit. Y Radclyffe Hall poniendo patas arriba la moral británica con su novela sáfica El pozo de la soledad.

Hay muchas más. La parisina Damia cantando en los music halls con su voz áspera de nicotina y unos ojos ya viejos con solo diecinueve años. La pianista Renatta Borgatti dejando suaves notas en el aire ahuecado por las palmas de sus manos para que la pinte, sombreada e inquietante, la inquietante y sombría Romaine Brooks, tan larguirucha y con sombrero de copa. La vedette afroamericana Josephine Baker, que no sabe firmar y por ello estampa un sello de goma con su firma a los fans de su danse sauvage. La anarquista Anna Kuliscioff, enemiga del matrimonio, tan preocupada por cómo el compromiso va lamiendo la rabia hasta reducirla a un grumo. Y Virginia Woolf con Vita Sackville-West, y Vita Sackville-West con Virginia Woolf: un romance de olas y orlandos.

Ellas —y también Eleonora Duse, y Renée Vivien, y Giacinta Pezzana, y Penélope Sikelianós, y Virginia Yardley, y Eugenia Rasponi, y Nancy Cunard, y Berthe Cleyrergue, y Élisabeth de Gramont, y Ada Bricktop, y Maud Allan, y a cada página buscando en Google y martilleando la pregunta de por qué uno lo desconocía casi todo de casi todas— conforman aquí un gran Nosotras. Un Nosotras poderoso que atraviesa tiempos y espacios y que, de la mano libérrima de Selby Wynn Schwartz, abandera a todas las mujeres conscientes de su discriminación. Las hijas de Safo a las que históricamente creyeron demasiado astutas, demasiado histéricas, demasiado impuras, demasiado modernas. Las mujeres demasiado.

The New York Times acaba de situar esta novela en el número uno de sus 100 libros notables de 2023. En español, la exquisita traducción de Aurora Luque permite disfrutar de pinos enmielados, un mar disolviéndose entre las sombras del azul, herbosos montículos donde resbala el rocío y una niebla que empaña los canales como el aliento en un espejo. Todo aquí está cuidado. Hasta las trece páginas del making off de este artefacto literario llamado novela. Una bomba. Ya sabíamos que lo personal es político. Ahora vemos que lo individual es colectivo.

Portada de 'Después de Safo', de Selby Wynn Schwartz. ALIANZA EDITORIAL

Después de Safo

Selby Wynn Schwartz
Traducción de Aurora Luque
Alianza Editorial, 2023
336 páginas. 21,95 euros

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