Jairo García Jaramillo, poemas de una tradición oscura
Los versos de ‘A través de la noche’ convierten las horas sin luz en el escenario preferente, un lugar donde conviven la memoria y el desasosiego, las huellas del amor y del deseo y los miedos ancestrales
Jairo García Jaramillo (Granada, 1982) se atrevió, en la segunda década del siglo, con el estudio de dos poetas, granadinos como él, marcados por la tragedia y por cierta relegación crítica y académica: Javier Egea y Pablo del Águila. Con la edición y prólogo de la obra inédita del primero y con la poesía completa del segundo, logró familiarizarse con las zonas más inquietantes de su poesía, con los claroscuros de una obra lateral respecto a la de sus coetáneos.
No es fácil obviar esa experiencia a la hora de adentrarse en A través de la noche, su primer poemario, un libro en el que sortea el realismo más directo para vincularlo a una tradición oscura, a aquella que sitúa al poema entre el irracionalismo y lo real. Para ello, nada mejor que convertir la noche en el escenario preferente, casi exclusivo, de los poemas. Una noche que es un viaje. Una noche en la que conviven la memoria y el desasosiego, las huellas del amor y del deseo y los miedos ancestrales (“en mitad de la nieve / me pregunto / si habrá un fuego al llegar”) mientras los versos definen una mezcla entre el examen de conciencia y el retorno a la infancia.
La noche, así, es zona de riesgo y, a la vez, refugio y protección, un lugar donde la soledad se impone junto al desvalimiento. Ese itinerario se inicia con “el descenso” desde la vigilia a un universo de sombras (“llevas los pies descalzos / avanzas por el túnel / con los ojos de arena”) en el que la identidad se desvanece, desafía a la realidad (“y estoy viéndonos al fondo / —no estoy seguro de que seamos nosotros—”) y se adentra en un vacío que cobra una textura evanescente, casi mágica en el único poema contagiado de vanguardismo: el caligrama ‘Vacío’.
Al vacío, como cierre del libro, sucede el silencio, metáfora de la muerte que anida, en letargo, casi siempre sin materializar, en el sueño, que es “muerte temporal”. El silencio es el fin del viaje que el poeta ha llevado a cabo en A través de la noche. Una cita de Pablo del Águila que abre el poema de título faulkneriano ‘Mientras agonizo’, parece concentrar el sentido último del libro: “Lo peor, ya se sabe, son las noches…”. Con luz al fondo, sin duda. Es el caso.
A través de la noche
Ediciones de Aquí, 2023
88 páginas. 12,50 euros
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