‘Nadar en seco’: hacia un lugar extraño
Los poemas de José Luis Morante hablan de avanzar en un medio no reconocible y ponen sobre el tapete la desolación de resistir en una zona sobrante de la realidad
José Luis Morante (El Bohodón, Ávila, 1956) combina su labor crítica, de observación y análisis de los estados de la poesía contemporánea (en la que destaca su edición crítica de la obra poética de Joan Margarit, Sánchez Rosillo o Luis García Montero, entre otros, y una valiente muestra de jóvenes poetas nacidos después de los noventa, Re-Generación, de 2016) con una escritura atenta a lo cotidiano. Poesía reflexiva, directa, que encauza, de un lado, mediante el libro convencional y, de otro, con colecciones aforísticas en una prosa lírica e intensa. Nadar en seco, su última entrega, es una lúcida recapitulación en torno a la biografía y a sus zonas aledañas, a los estragos del tiempo y a la gravitación del mundo y sus vaivenes históricos. Poemas del camino (“No intentes comprender / sólo camina y sigue”), meditaciones al calor del recuerdo y en el filo de la decepción por los sueños rotos o difuminados por la realidad vivida, y reflexiones sobre la poesía y sus inutilidades y virtudes, sus zonas oscuras y sus deslumbramientos.
Hay en el libro un hilo que lo recorre: una mirada cargada de melancolía ante la duración, de aserciones sobre la edad y el tránsito generacional, algo así como la conciencia del paso del sujeto poético de la generación más activa a la leva que Ortega definió, en su teoría al respecto, como “cesárea”. Casi sin darse cuenta, el poeta ha llegado a tomar conciencia de un escenario vital, el de la vejez como posibilidad inevitable.
En el poema ‘En clave autobiográfica’ así lo expresa: “Sigo al borde de mí; / soy un mapa menguante / enclavado en la espera./ Ya no quedan preguntas perentorias./ El futuro es de otros”. Eso es, en el fondo, Nadar en seco: avanzar en un medio no reconocible, nadar sin agua, una frase-oxímoron que pone sobre el tapete la desolación (aunque se tiña, como es el caso, de una certeza entre resignada e irónica) de resistir en una zona sobrante de la realidad, en un territorio que, lentamente, tanto en el plano existencial como en el de la presencia como creador, va dejando de ser propio, habitual y conocido para convertirse en un lugar extraño y quizá ajeno. O solo propiedad de la memoria. De la palabra poética.
Nadar en seco
Isla Negra / Crátera, 2022
88 páginas. 15 euros
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