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‘Una mujer furiosa’, leer como se bebe agua envenenada

Un niño de 12 años en busca de significados, bajo los ojos de Antonio Fontana: excelente literatura de un novelista de fuste

J. Ernesto Ayala-Dip
Una mujer furiosa Antonio Fontana
Retrato del escritor Antonio Fontana. Cortesía de Siruela.GABRIEL CASTILLA

El tema que abordaba Antonio Fontana en su última novela, Hasta aquí hemos llegado, era delicado (la vida diaria en una residencia de ancianos), escribía servidor en este suplemento. Un tema que exigía matices y, sobre todo, ausencia absoluta de demagogia. El que aborda ahora en Una mujer furiosa también es delicado, pero además es provocador, y redondeado con una inventiva novelesca digna de un novelista de fuste.

La novela está contada en primera persona por el narrador, Santi. Pareciera que él es el protagonista, aunque sólo lo es porque es el testigo de todo lo triste e increíble que leemos de su relato. La obra lleva en su encabezamiento un verso de Chantal Maillard: “Escribo / para que el agua envenenada pueda beberse”. Pues bien, el agua envenenada es esta novela. Y Fontana logra que nos la bebamos, como si lo hiciéramos para saciar, durante unos instantes, nuestra sed de excelente literatura.

Santi tiene un padre, una madre y un hermano mayor que él. Lo que nos relata sucede cuando él tiene 12 años. Santi es un niño que se mueve tratando de encontrar significado a lo que ve, a lo que le dice su cuerpo, lo que escucha en labios de su madre, lo que le dice su hermano, Fede, que acepta porque en el fondo lo admira. La acción transcurre entre la ciudad de Málaga y un pueblo. Entre la ciudad y el campo, con todas las derivadas conceptuales que le dio John Berger a esta dicotomía.

La madre es la mujer furiosa. Furiosa cuando van al pueblo por vacaciones, furiosa en Málaga

El padre es profesor y director de un instituto. Pasa sus ratos en casa leyendo y subrayando libros. Alienado absolutamente en su faena. Tan alienado que parece que viviera solo. Pero esto va pasando factura. La madre es la mujer furiosa. Furiosa cuando van al pueblo por vacaciones, furiosa en Málaga. Curiosamente, la única persona que repara en ella, en el pueblo, es un chico deficiente que le confiesa a viva voz que la ama, que es su Julieta, y que un día se casarán.

No todas las preguntas que se hace en su presente Santi sobre su vida a los 12 años, entre la ciudad y el campo, tienen respuesta (son los silencios que configuran su presente). Sustancialmente, no la tiene por qué su madre huyó una noche con su pequeño enamorado.

Portada de 'Una mujer furiosa', de Antonio Fontana.

Una mujer furiosa 

Antonio Fontana 
Siruela, 2023
320 páginas. 18,95 euros

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