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Lo que queda en nuestro ADN histórico del pasado celtíbero y romano

El ensayo ‘Hispanos’ repasa la historia de las principales figuras de Hispania y se pregunta si seguimos siendo los mismos

La 'muerte de Viriato', obra de 1807 de José de Madrazo.
La 'muerte de Viriato', obra de 1807 de José de Madrazo.Universal History Archive / Universal Images Group via Getty Images
Vicente G. Olaya

Emilio Castelar, presidente del Poder Ejecutivo de la Primera República entre 1873 y 1874, escribió: “Nosotros dimos al Imperio {romano} su más grande jefe, Trajano; su más ilustrado retórico, Quintiliano; su más amargo sátiro, Marcial; su más profundo filósofo, Séneca; su más verdadero poeta, el inmortal Lucano”. Personajes de hace más de 2.000 años que el político gaditano convirtió en su texto en españoles, a pesar de que indudablemente no lo eran. Por eso, el ensayo Hispanos (Editorial Arpa, 2022), del filósofo Carlos Goñi Zubieta (Pamplona, 59 años), plantea la duda de “en qué medida nosotros seguimos siendo hispanos”.

Miguel de Unamuno inventó el término “encorazonamiento”, una palabra que empleaba “para referirse a lo que es propio del hispano: poner el sentimiento por encima de la inteligencia”. El lingüista e hispanista alemán Karl Vossler pensaba que los españoles actuales mantienen un elemento hispano en su manera de vivir, lo que él llamaba el “militarismo religioso”. “La religiosidad hispana”, escribe Goñi, “es disyuntiva: la religión o lo es todo o no es nada, o se cree hasta el final o, al final, no se cree”. Formas de entender la vida que el autor sostiene que se han mantenido durante más de 20 siglos.

Tenga o no tenga razón el ensayista, el libro repasa numerosas biografías ―se descubren 140 menciones― de apasionantes personajes de la Hispania anterior y posterior a la complicada conquista romana. “Si Julio César hubiera tenido que hacer una descripción somera de los pueblos que habitaban Iberia antes de ser Hispania, le habría tomado tanto tiempo que no hubiera podido conquistarla”, bromea Goñi, que recuerda que el número de pueblos ibéricos superaba en el siglo I a. C el centenar. “Los romanos tuvieron que bregar contra viento y marea durante dos siglos, porque Iberia se resistía a ser romana. Muchos hispanos se rebelaron contra Roma y se jugaron la vida por defender lo que era suyo, su tierra, su hogar. Fueron rebeldes con causa”

Comienza su repaso con los personajes de Indíbil y Mandonio, líderes ilergetes (área de Lleida) que se aliaron y lucharon, indistintamente, con romanos y cartagineses. Al final, Roma los aplastó. “Así acaban los héroes hispanos, no consiguiendo nada, pero representan más de lo que fueron: la insubordinación contra un poder extranjero”. En 1882, el escultor Medardo Sanmartí levantó un monumento en yeso dedicado a los guerreros celtas Istolacio e Indortes, pero en 1945 fue adquirido por el Ayuntamiento de Lleida, que lo fundió en plomo y lo colocó bajo el Arc del Pont. Sin embargo, las autoridades municipales cambiaron el nombre de los héroes, que pasaron, por arte de birlibirloque, a convertirse en Indíbil y Mandonio, “como si todos los jefes de los pueblos hispanos compartieran la misma forma sustancia con diferente materia, el mismo molde con distintos ingredientes”.

Portada de 'Hispanos', de Carlos Goñi.
Portada de 'Hispanos', de Carlos Goñi.

Los romanos fundaron 180 ciudades en la península Ibérica, la llenaron de puentes, acueductos, termas, teatros, circos, foros, murallas, calzadas... “Como contrapartida, Hispania contribuyó a conformar el alma de Roma”, asegura Goñi. “Balbo, Nigrino y Sura fueron los primeros hispanos en ocupar puestos de responsabilidad militar y política; Trajano, Adriano y Teodosio llegaron a ser grandes emperadores y Gala Placidia, emperatriz regente de su hijo Valentiniano. Dos clanes hispanos ejercieron el poder en dos fases clave del Imperio: el primero en la época dorada de Trajano y Adriano, el segundo, en la etapa plateada de Teodosio”.

Los personajes que van desfilando por las páginas de Hispanos son muy diferentes (emperadores, generales, aurigas de cuadrigas, poetas, obispos, papas..). Entre ellos, Lucio Junio Galión, hijo de Marco Anneo Séneca, padre del famoso filósofo andaluz. Galión es, por cierto, el único hispano que aparece en la Biblia, en concreto en el capítulo XVIII de Los hechos de los apóstoles, o el emperador Trajano que habría podido entrar en el Libro Guinness de los Récords por haber llevado al imperio a su máxima extensión: cinco millones de kilómetros cuadrados; unos dominios que recorrió en su totalidad otro hispano, Adriano, conocido por ello como “el emperador viajero”.

Y concluye Goñi: “De Hispania salieron Sénecas, Quintilianos, Pomponios, Columelas y Moderatos. Todos ellos acabaron en Roma, como en la actualidad nuestros grandes científicos e intelectuales suelen acabar en Estados Unidos. En eso también seguimos siendo hispanos”. Pues a lo mejor el autor tiene razón...


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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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