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‘La bestia ideal’, disciplina y barbarie

La escritura sorprendente y lenguaraz de Erika Martínez se plasma en el nuevo poemario de la autora de Granada

Invernaderos para cultivos de frutas y verduras junto a la costa, similares a 'un mar de plástico', en una imagen aérea de Almerimar (Almería).
Invernaderos para cultivos de frutas y verduras junto a la costa, similares a 'un mar de plástico', en una imagen aérea de Almerimar (Almería). amoklv

El nuevo libro de Erika Martínez aprovecha la elasticidad del poema en prosa para expandir el inventario temático (la reflexión sobre el lenguaje, la memoria y el cuerpo) de sus entregas anteriores. El primer apartado, ‘Economía del don’, incide en el poder genesiaco de la palabra y en la textura metafórica de la realidad: la “ceremonia cíclica” del nacimiento y la muerte, la identificación del ser humano con una bestia productiva al servicio del capitalismo tardío o la concepción de la poesía como un acto de amor se subordinan al esfuerzo por disciplinar la vida y la palabra. La aparente aceptación del estajanovismo laboral y de la dictadura de la tecnocracia encubre una protesta contra la crisis ecológica, simbolizada en los invernaderos almerienses; la imposición de los roles de género, a partir del atentado que la sufragista Mary Richardson perpetró contra La Venus del espejo; y la gabela de escarnio de un turismo asomado al precipicio del balconing.

Así, la indagación en el eterno tema de España se proyecta sobre el pasado más o menos reciente, según ilustran los fastos olímpicos, y sobre las heridas abiertas de la Guerra Civil, evocada a través de personajes como el maestro Rodrigo, cuya música allanaría el sendero de jardines imperiales, o el cineasta Val del Omar, en busca del aura perdida.

Por esa cuerda floja avanza la segunda sección (‘Santiago’), que se apropia del mestizaje de las canciones de Radio Futura y Santiago Auserón, nos sumerge en el “túnel en ruinas de la Transición” e invoca sus espectros. La fricción entre lo individual y lo colectivo converge en la tercera parte (‘El nunca se acaba de los cuerpos’), en la que las imágenes del confinamiento alternan con el elogio de la pulsión instintiva y la condición mamífera. El atavismo del olfato, la inmediatez de la piel o la reivindicación de la “santidad de la leche”, al puro estilo Delacroix, suponen la última resistencia contra lo normativo. Adicta al espíritu de contradicción, la escritura sorprendente y lenguaraz de Erika Martínez rompe una lanza a favor de las ilusiones bárbaras en un mundo anestesiado por la austeridad de la disciplina.

Portada de 'La bestia ideal' de Erika Martínez.

La bestia ideal

Autora: Erika Martínez.


Editorial: Pre-Textos, 2022.


Formato: tapa blanda (88 páginas, 18 euros).

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