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Lo nuevo de C. Tangana, Rosalía, Beach House, Sharon Van Etten y otras canciones del mes

Los críticos de ‘Babelia’ analizan los temas recientes más destacados en todos los estilos musicales a lo largo de este febrero que termina

El solo de C. Tangana en el vídeo de 'La culpa'.
El solo de C. Tangana en el vídeo de 'La culpa'.

C. Tangana feat. Canelita, Omar Montes y Daviles de Novelda – ‘La culpa’

Continúa la canibalización de C. Tangana a los estilos cañís españoles de las últimas cinco décadas. En el capítulo de hoy, el sonido Caño Roto. El argumento lo desarrolla Little Spain en un vídeo que, como siempre, es brillante, con sus colores pastel y su derroche de procacidad. Canelita, que ejerce de “el del medio de Los Chichos”, lleva la voz cantante sencillamente porque es el único que sabe entonar de los cuatro participantes. Desde fuera uno aprecia con envidia lo bien que se lo pasa El Madrileño, todo el día con esas apañadas juerguecitas y con una indudable capacidad para captar nuestra atención con estribillos con pegada. En La culpa se expone poco, apareciendo en el tramo final de la canción recitando un par de cosillas. Es un anfitrión generoso que ofrece sus manjares a unos invitados que toman la pista para mostrar sus habilidades. ¿Hemos dicho ya que el vídeo está muy bien? CARLOS MARCOS

Sen Senra – ‘Hagan 40º’

Sin repetirse y sin referentes evidentes, el gallego Sen Senra ha construido un universo sonoro que solo es de él. Ya tiene un sonido propio, algo que ha logrado con solo un par de trabajos. Otros, por más que se empeñan en ello, no lo logran en décadas. Viene de actuar con un gran éxito en el WiZink Center de Madrid, un concierto en el que un público masivo refrendó una propuesta nada obvia. Dato para contraponer a los que sostienen el borreguismo de la masa. Este Hagan 40º mantiene un nivel alto, pop cálido (a pesar del reiterado “frío” de la letra), romántico, moderno, elegante y con un talento especial para armar armonías pegajosas. C. M.

Victoria Legrand y Alex Scally, integrantes de Beach House, en una foto promocional.
Victoria Legrand y Alex Scally, integrantes de Beach House, en una foto promocional.

Beach House – ‘Hurts to Love’

Once Twice Melody, el nuevo disco de Beach House, es una obra monumental. Diecisiete canciones divididas en cuatro capítulos, que corresponderían a lo que en el pasado serían las cuatro caras de un doble vinilo. En la era del streaming, se ha perdido la gravedad que tenía editar un álbum doble, que solía indicar que el grupo consideraba que había llegado a su madurez y era el momento de editar su opus magnum para la posteridad. Casi nunca acertaban; los discos dobles han sido la tumba de muchas bandas. La ventaja es que Beach House nunca ha parecido tomarse a sí mismos demasiado en serio, por mucho que los críticos divagaran sobre ellos cuando editaron Teen Dream (2010), Bloom (2012) y Depression Cherry (2015), su serie triunfal. Incluido en el capítulo 4 de Once Twice Melody, Hurts To Love es una canción alegre al ralentí, en la que los sintetizadores vintage y los ritmos sintéticos hacen que todo suene como una canción tecnopop de los ochenta puesta al día. La única pega que se le puede poner es que acaba cuando está en lo más alto, lo que la convierte en pura carne de mix. ÍÑIGO LÓPEZ PALACIOS

Burial x Four Tet – ‘Month / Nova’

En 2009, estos dos geniecillos de la electrónica londinense editaron un maxisingle con Month, tres años después hacían lo propio con Nova. En ambos casos la combinación resultó fascinante. Era el momento en que Burial captaba como nadie la sensación de ser parte de la vida diaria de una urbe tan fascinante, atractiva y al tiempo deprimente como Londres. Y Four Tet aportaba a sus visiones sombrías la alegría y la vitalidad de un viernes noche. La noticia es que hace unos días estas dos canciones, que no han envejecido nada mal, aparecieron por primera vez y por sorpresa en Spotify. Hasta entonces solo se podían encontrar de forma irregular en Internet. Disfrutémoslas mientras se pueda porque, conociéndoles, lo mismo desaparecen sin previo aviso. Í. L. P.

La cantante noruega Jenny Hval, en un retrato promocional.
La cantante noruega Jenny Hval, en un retrato promocional.

Jenny Hval – ‘Year of Love’

La noruega Jenny Hval, confesa enamorada de la flexibilidad sonora y lírica de Kate Bush, no debería sentirse amilanada ante el peso de las comparaciones ni de los halagos que acumulan sus discos. Menos aún tras publicar la que ya es una de las canciones de 2022 y una de las mejores de su carrera, superando incluso aquel inesperado hit intelectual sobre un viaje que hizo al estudio de Georgia O’Keeffe. El segundo sencillo de adelanto del que será su nuevo trabajo es un paisaje de pop vanguardista, cuatro minutos en los que la revolución del pensamiento crítico y el amor hilvanan un discurso, muy bien interpretado, sobre el matrimonio y otras construcciones sociales (Hval se inspiró para esta pieza en una petición de mano durante una de sus actuaciones). Una canción entretenida y pegadiza que huye de convenciones tanto en el contenido como en la forma. Para qué pedir más. BEATRIZ G. ARANDA

Destroyer – ‘Eat the Wine, Drink the Bread’

El segundo adelanto del que será el nuevo disco de Dan Bejar, titulado como esa infección en el oído que afecta al equilibrio, Labyrinthitis, es un agitado tema de groovy-pop a un BPM más alto de lo habitual. Y queda estupendamente. Las baterías programadas, el deje funky y la precisa producción se ponen al servicio de la misión estipulada: que la voz de Bejar, sorprendentemente una de las más carismáticas del indie (y que a los noventeros de aquí nos hace pensar, cada vez, en Fernando Alfaro), alumbre una historia nihilista y ácida con versos como “orino en el suelo / el mundo entero es un escenario” o “lo que acabas de decir / era mejor no haberlo dicho”. Todo esto mientras el protagonista digiere alimentos sagrados y saludables para avanzar de la única forma que nos es posible, errática y beoda, incluso teniendo el oído sano. B. G. A.

Sharon Van Etten, en el vídeo de 'Porta'.
Sharon Van Etten, en el vídeo de 'Porta'.

Sharon Van Etten – ‘Porta’

La exquisitez es un grado y Sharon Van Etten lo tiene. Creadora de impactantes atmósferas de folk-rock con aires lo-fi, la artista estadounidense, que siempre fue como una alumna aventajada del indie de la última década, anda a la búsqueda de horizontes nuevos, tal y como dejó entrever en su último y notable disco, Remind Me Tomorrow. Su nuevo sencillo es un paso más allá en su incursión en las ambientaciones new wave. Sintetizadores relajantes y voces envolventes para una composición que trata sobre la angustia vital y la decisión de romper con ella. La exploración le sienta de maravilla. FERNANDO NAVARRO

La Plazuela – ‘Campanas del olvido’

De un tiempo a esta parte, hay una muy interesante predisposición de muchos artistas a darle vueltas de tuerca al folclore español. Dentro de la última hornada de nombres destacados, se encuentran La Plazuela, un dúo salido de Granada, de donde también han salido Dellafuente o Yung Beef. Como demuestran en esta última canción, La Plazuela mezclan el flamenco con la electrónica. Pinceladas andaluzas evidentes con un carisma callejero actual, donde lo urbano se filtra con perspectiva de sonar moderno. Una fusión orgánica que se suma a nueva labor de gente como Califato ¾. Están destinados a conseguir cotas altas como revisionistas del folclore. F. N.

Rosalía, en el vídeo de 'Saoko'.
Rosalía, en el vídeo de 'Saoko'.

Rosalía – ‘Saoko’

Rosalía vuela sola y se posa sobre lo que le da la gana. Su penúltimo tema es lo más experimental que ha grabado nunca, lo más raro desde A palé. Y tal vez lo mejor. En los apenas dos minutos que dura, Saoko explota sobre un ritmo clásico del reguetón, pero saturado y distorsionado, con un órgano roto que zumba, un interludio con un piano de jazz y un final abrumador que es una explosión de ruido enternecedora. Por la canción asoma lo latino, pero también la desquiciada experimentación de Arca y aquel Kanye West que en 2013 lanzó Yeezus y decidió que iba a hacer algo rarísimo, industrial y psicótico que iba a vender tantos discos como las producciones de pop más convencional. Casi lo logra. Rosalía ha recogido esa idea, e incluso los guiños a Nine Inch Nails que contenía aquel opus de West, y los ha cosido al reguetón. El resultado es bárbaro. XAVI SANCHO

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