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Arca: música no binaria

El nuevo disco de Alejandra Ghersi, ‘KiCk i’, es una oda a la transformación, al optimismo y a los nuevos comienzos

Alejandra Ghersi, Arca, en una imagen promocional.
Alejandra Ghersi, Arca, en una imagen promocional.Hart Leshkina

Tremenda carrera la de Arca. Cuatro álbumes propios en los que compone, canta, toca (en ocasiones, instrumentos que ha creado) y produce. Ha estado a los mandos en grabaciones que han definido el sonido de la década como Utopia, de Björk; EP2, de FKA Twigs, o parte de Yeezus, de Kanye West. Ha compuesto para el MoMA de Nueva York y para videojuegos retro. Ha pinchado para Frank Ocean y actuado con las hermanas Labèque en el desfile de 2020 de Riccardo Tisci para Burberry. Es modelo en la agencia Elite y sus conciertos con forma de performance han dado lugar a las críticas más hiperbólicas que se recuerdan. Ejemplo: “Arca es lo más importante que tenemos en el planeta Tierra”, titulaba Paper sin que le temblara el pulso. Aquel prometedor chavalín venezolano crecido en Estados Unidos llamado Alejandro Ghersi que apareció alrededor de 2012 y empezó a transicionar a Alejandra en 2018 ha cumplido 30 años. Hoy se define como de género no binario, vive en Barcelona y es una persona enamorada que no puede ser más carnal ni estar más viva.

Se veía venir. Su tercer álbum, Arca, de 2017, podía mirarse como un principio o un final. Lo que estaba claro es que mostraba a un artista con ganas de ser escuchado. KiCk i, su cuarto álbum, da el paso definitivo. Es una oda a la metamorfosis, al cambio y al optimismo, que empieza con ‘Nonbinary’, cuyo primer verso dice: “Hago lo que quiero cuando quiero”. Cantado en inglés y español, el álbum más accesible de su carrera es un viaje apasionante. Un disco de reconciliación con las raíces que mira hacia adelante en el que hay sitio de sobra para el ruidismo experimental, el pop marciano, el trap, el reguetón o momentos de delicadeza. Los ritmos latinos y la electrónica menos cómoda conviven en el ordenado caos que les impone Arca. Todo funciona. Las colaboraciones vocales de Björk, Rosalía y Sophie son aportaciones de otras sensibilidades y no apariciones de famosos para atraer más fans.

Es un álbum de autor, solo Arca podría haberlo hecho. El disco tiene tanta personalidad que te zarandea con delicadeza pero con firmeza. Nada es obvio, pero tampoco nada es opaco. La existencia de artistas como Arca, capaces de tener un lenguaje propio tan alejado de lo convencional como de la presunción de que lo experimental tiene que ser necesariamente árido, resulta reconfortante. Vivimos en un mundo paradójico en el que, de repente, comparado con los trogloditas de la renacida ultraderecha, cualquiera con dos dedos de frente se siente la persona más moderna del mundo, pero cuando se cruza con esos jóvenes que trascienden los límites del género y cuestionan las categorías establecidas, uno se pregunta si no se habrá quedado un paso por detrás en la evolución. Artistas como Arca contribuyen a alejarnos de los nuevos australopitecos y a acercarnos a los X-Men. Algunos definen lo que hace como pop de vanguardia. Pero si algo nos demuestra KiCk i es la inutilidad de las definiciones. Aquí hay látex y hay seda.

KiCk i. Arca. XL Recordings / Popstock!

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