Latinoamérica busca las herramientas para acelerar su crecimiento sostenible
El Foro Económico Internacional celebrado en Ciudad de Panamá disecciona las urgencias y necesidades de la región, en busca de alianzas y fórmulas para multiplicar su impulso económico
Después del qué, el cómo. Cualquier diagnóstico serio debe abrir la puerta a las preguntas esenciales para definir un camino y perseguir un propósito. Si el consenso básico es que América Latina y el Caribe tienen que acelerar su crecimiento económico, que arrastra una etapa de debilidad y este año se situará en el 2,5%, el siguiente paso consiste en identificar las herramientas para lograrlo, aprovechando en la medida de lo posible las oportunidades que ofrece este reto. En eso se centró este jueves la segunda jornada del Foro Económico Internacional organizado en Ciudad de Panamá por CAF-banco de desarrollo de América Latina y el Caribe, el Grupo PRISA y World in Progress (WIP).
La cohesión y la inclusión social, las infraestructuras, la movilidad, la cooperación entre el tejido empresarial y los Gobiernos, la lucha contra el cambio climático, la igualdad, los servicios públicos, la seguridad alimentaria o la inteligencia artificial. El crecimiento de Latinoamérica depende de estas apuestas y, al mismo tiempo, las reflexiones sobre su viabilidad resultan clave para garantizar un futuro sostenible a escala global. Pero aquí también comienzan los obstáculos. El sociólogo y economista estadounidense Jeremy Rifkin planteó en su charla magistral uno de los principales dilemas. “No tenemos un manual para ello”, afirmó.
El paradigma de desarrollo que se asentó hace más de un siglo durante la segunda revolución industrial y que aún sigue arraigado ha dejado de funcionar. Hay que elaborar otro a partir de la tercera y de sus avances tecnológicos, que pueden ayudar a cambiar, por ejemplo, la relación productiva con los recursos naturales y adaptarnos a las nuevas realidades climáticas, según Rifkin. La inteligencia artificial tiene, además, un potencial enorme para el sur global. “El modelo de IA está siendo utilizado, por ejemplo, para detectar casos de tuberculosis en sitios remotos”, indicó a modo de ejemplo Rachel Adams, fundadora y CEO del Centro Global de Gobernanza de la Inteligencia Artificial. Durante su charla magistral, Adams explicó cómo la llegada de la china DeepSeek irrumpió en el “imperio de la IA” para demostrar que no es un camino al que solo pueden acceder los más poderosos y billonarios del mundo. “La IA se puede crear en cualquier lugar, y no solo a través de una enorme infraestructura de computadores. Esto tiene consecuencias significativas para el mundo, incluyendo a Latinoamérica y el Caribe, que ha sido ignorada como una región donde no se puede producir”.
Después, durante otro panel, Manuel Otero, director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), también dio unas ideas cómo la IA puede impulsar lo que se conoce como agricultura de precisión, ayudando a racionalizar el uso del agua y a recomponer la estructura de los suelos. “Los próximos 25 años vamos a tener transformaciones en la agricultura que van a ser igual o más importante que las que vivimos en los últimos 10 mil años. Esa revolución ya está acá”, señaló.
Trump, migración y soberanía
A las voces de los expertos se añadieron también las de los representantes políticos. El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, subrayó su preocupación por la polarización social. “No podemos permitir que el miedo, el miedo a los cambios tecnológicos y el cambio climático se conviertan en motivo de división de nuestras sociedades”, indicó en una intervención videograbada antes de recordar los vínculos con la región de la ciudad que fue capital del boom literario latinoamericano. “Barcelona ha vuelto, también, para relanzar nuestra relación con Latinoamérica”, ha enfatizado al anunciar la celebración el próximo otoño de un nuevo foro de World in Progress. “No somos el patio trasero de nadie, como tampoco lo es Panamá ni Groenlandia. Las relaciones entre países se basan en el respeto mutuo, empezando por el respeto a la soberanía nacional”, ha continuado.
El cónclave, al que asistieron más de 1.500 participantes, ha ahondado esencialmente en los equilibrios políticos que acechan el subcontinente. El presidente anfitrión, José Raúl Mulino, reivindicó el miércoles en la apertura del foro la soberanía del Canal de Panamá ante las amenazas de Donald Trump. En la misma línea, ayer el canciller y el ministro de Economía y Finanzas de Panamá, Javier Martínez-Acha y Felipe Champan, se pronunciaron en conversación con Jan Martínez Ahrens, director de EL PAÍS América, sobre las advertencias del magnate republicano.
Trump justificó sus pretensiones territoriales sobre la vía interoceánica con el argumento de la presencia china en el país centroamericano. “El peso de China es relativamente bajo, no mueve la aguja. La inversión extranjera directa la lidera Estados Unidos, seguido de países de Latinoamérica como Colombia”, aseguró no obstante el titular de Economía. Para este fin de semana está anunciada la visita del secretario de Estado, Marco Rubio, y las autoridades panameñas confían en poder llegar a acuerdos con Washington. “La agenda provisional va a girar en torno a los intereses mutuos de los dos países. Somos socios históricos”, mantuvo el canciller, quien afirmó que con respecto a la inmigración, prioridad y obsesión de la nueva Administración estadounidense, “el flujo de migrantes está un 90% por debajo que el año pasado”. “Cuando uno repasa los temas esenciales entre Panamá y Estados Unidos, casi hay total coincidencia”, remachó Chapman.
Laura Sarabia también participó en el foro, convirtiéndose en el primer evento internacional al que asiste como canciller de Colombia, cargo en el que lleva menos de 24 horas. La jefa de cartera, que se sumó a una mesa sobre inclusión y reducción de la pobreza moderada por Lorena Arroyo, coordinadora de América Futura, se refirió al tema de la migración y a la crisis que vivió Colombia cuando el presidente Trump amenazó con subir los aranceles ante la negativa del presidente del país sudamericano, Gustavo Petro, de recibir a los migrantes que venían en vuelos militares. “Solo vamos a lograr afrontar el fenómeno de la migración si generamos oportunidades en nuestros territorios y logramos la productividad entre nuestros nacionales”, explicó, haciendo un llamado a que se “debe hacer del desarrollo un frente común” en el que participen tanto el sector público como el privado, y “hasta las mismas iglesias”, para construir “un plan de atención a los migrantes”.
Durante esta segunda jornada también intervino Gaston Browne, primer ministro de Antigua and Barbuda, quien confirmó que el país acaba de firmar acuerdos para su incorporación a CAF, lo que le permitirá acceder a recursos financieros a largo plazo, así como a subvenciones de cooperación técnica. “Somos parte de lo que llaman las pequeñas islas del Caribe, pero desde ahí hemos ayudado a reflexionar sobre nuevas estrategias para la gestión de la deuda”. Para estos países, insistió, las tasas de interés suelen ser muy altas y los riesgos que tienen ante fenómenos como el cambio climático – sin haber generado casi emisiones – son desproporcionados. “Estamos defendiendo un trato más equitativo, con tipos de interés más bajos, diseñados a medida para las pequeñas economías, y que reconozcan el impacto fiscal de las catástrofes”.
En el cónclave económico se debatió también de problemas estructurales como la violencia, que además de asfixiar a la población supone una carga monumental para las arcas públicas y privadas de la región. La reflexión de los desafíos, al mismo tiempo, llevó a las oportunidades . Como subrayó Sergio Díaz-Granados, presidente ejecutivo de CAF, esta es una región “de soluciones” que, además, tiene todos los recursos necesarios para crecer, como recordó en la primera jornada el presidente de PRISA, Joseph Oughourlian al advertir sobre la falta de “ahorro privado e inversión”.
Este es uno de los grandes consensos que emergieron del debate. Los grandes acuerdos, como subrayó en el arranque del foro Pepa Bueno, directora de EL PAÍS, suponen un antídoto contra las fracturas que sufren nuestras sociedades. En Panamá hubo acuerdo sobre la necesidad y distintas fórmulas para lograr el crecimiento y también sobre los desafíos del sector privado o la necesidad de aumentar la productividad, como reflejó el diálogo moderado por Amanda Mars, directora de Cinco Días. Fernando Carrillo, vicepresidente primero de Prisa, apostó en otra mesa por que los empresarios desempeñen un papel crucial en la integración política, “pensando en el interés público y pensando en los intereses sociales”.
“El asunto no es solo qué se produce, sino cómo se produce”, destacó por su parte Rebeca Grynspan, secretaria general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, quien hizo hincapié en “una triada esencial para la región”: inversión en infraestructuras, digitalización y capacidades. Stanley Motta, presidente de la junta directiva de Copa Holdings, puso el acento en la cooperación entre el sector público y el privado y en la urgencia de invertir en empleos dignos y educación de calidad.
A estas perspectivas se había añadido una reflexión sobre la integración regional de la mano del ex primer ministro italiano Matteo Renzi. “¿América Latina y el Caribe deberían tener una relación diferente con Europa? Sí. ¿Pero debería seguirlo como modelo? Creo que no”, manifestó en referencia a los excesos de la burocracia que opacan en ocasiones el camino hacia el futuro. Y este es un momento clave en el que Latinoamérica tiene que centrarse en el futuro, inmediato y a medio y largo plazo.
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