Cecilia Foxworthy: “Para crear prosperidad inclusiva hay que incluir a las mujeres, a las plantas y los animales”
La directora de Agora Partnerships encabeza un proyecto que acompaña a empresas en crecimiento lideradas por mujeres en Latinoamérica para que sean factores de cambio en sus comunidades
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Cecilia Foxworthy quiere que la organización que lidera —Agora Partnerships— desde hace tres años (2020) ayude a darle un balance y un equilibrio al poder en Latinoamérica. Está segura de que para hacerlo, ella y sus colaboradoras y colaboradores en la región tienen que poner todos sus esfuerzos en la equidad de género y en el cuidado sostenible del medio ambiente, y hacer de esos dos ejes las bases dentro de las empresas en crecimiento lideradas por mujeres. “Poder: para mí todo gira alrededor de esa palabra. Mi meta es intentar equilibrar la posición de poder entre los chiquitos y los grandes —y se pueden definir como mejor se quiera—, pero en cualquier proyecto que nosotros ejecutamos, hay algo de ese elemento, de balancear el poder. Por eso lanzamos Juntas Contamos”, explica.
Este programa busca impulsar a las empresas de 6.000 mujeres en México, El Salvador, Honduras y Guatemala, a través de un acompañamiento que se basa en cuatro puntos: capacitación, vinculación con el mercado, acceso a financiamientos y el acceso a la tecnología. “Nuestra misión es la creación de prosperidad inclusiva; eso tiene que incluir a las mujeres y también eso incluye a las plantas y a los animales. Tenemos que proteger al medio ambiente y yo creo que las mujeres tienen el mayor potencial de hacerlo porque al final del día todos nosotros venimos de la tierra, por algo se llama la Pachamama”.
Foxworthy estudió Diseño de Modas en Nueva York, la ciudad en la que nació y en la que ha crecido: “su ciudad”, como en repetidas ocasiones la refiere. Es el punto de partida y su base en el extenso listado de lugares en los que ha trabajado en las últimas décadas. Cuando inició su formación tenía claro que, para empezar, se quedaría en ese rubro durante no más de cinco años, y lo cumplió. Comenzó con una organización en la que comercializaba las artesanías de mujeres de unos 35 países del mundo, una ruta que incluía los trabajos confeccionados por manos femeninas de África, América Latina u Oriente Medio. “Ahí tuve la oportunidad de trabajar con mujeres muy impresionantes, que estaban liderando escuelas ocultas para niñas en Afganistán, o mujeres encarceladas en varios países de Medio Oriente; trabajé con bastantes mujeres destacadas. Eran ellas las que estaban haciendo de verdad los cambios, y muchas de ellas poniéndose en riesgo constantemente”, recuerda.
Aquella experiencia, asegura, le dio la oportunidad de tener dos puntos de vista imprescindibles para la visión que tiene ahora mismo en Latinoamérica: aprendió del trabajo de todas las artesanas, pero también de cómo hacer para llevar al mercado estadounidense sus productos. Entonces consiguió hacer un MBA —Master in Business Administration; Maestría en Dirección de Empresas— y debido a lo “abrumador” de las tareas que tenía que hacer en tantos países del globo, decidió que se enfocaría únicamente en una región que ella siempre había sentido cercana: América Latina.
Foxworthy, neoyorkina de nacimiento, es también peruana de origen. Su madre es de esa nacionalidad, y en aquella ciudad gigantesca e icónica de EE UU, se crio con una madre y una abuela que siempre le hablaron en español. “Todavía me siento en casa cuando vengo a Latinoamérica”, asegura. Antes de su aterrizaje en Agora, Foxworthy ya había trabajado en otras oenegés. En una de ellas, se mudó a Bolivia durante dos años para trabajar directamente con unas 200 artesanas aymaras: “En ese caso ellas también hablaban español como segundo idioma y yo también, así que era perfecto. Eso me permitió realmente entender las realidades de personas como ellas con recursos muy limitados”.
Agora Partnerships se fundó en Nicaragua en 2005. Después de varias etapas en la vida de la organización, en 2020, Foxworthy se convirtió en su directora general. Este proyecto empezó como un fondo de impacto de inversión, pero evolucionó hasta llegar a lo que es actualmente: una organización sin fines de lucro que trabaja directamente con emprendedores de América Latina en los que busca sembrar de forma inherente la importancia de valores que ayuden no solo a las pequeñas y medianas empresas a un corto plazo, sino que esas empresas se conviertan poco a poco en factores de cambios positivos a largo plazo —creadores de equidad de género y gestores exitosos del cuidado del medio ambiente— dentro de sus propias comunidades.
En Agora, el 50,25% de los proyectos de empresariales son liderados por mujeres; cuentan con la colaboración de 2.527 empresas, y con casi 4.000 emprendedores en sus listas. Tienen presencia operativa en Colombia, México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Argentina, Panamá y Costa Rica. Y próximamente en Ecuador, Perú, República Dominicana, Chile y Uruguay. Cuando a Foxworthy se le cuestiona sobre la complejidad de regiones como esta, ella refrenda: “Todos o casi todos los países de América Latina están o han estado o van a experimentar complejidades. Es un círculo virtuoso y vicioso, así que ya sabemos qué va a pasar, cuándo exactamente es la cuestión, pero yo creo que es un error salir de un país justamente cuando se complica la cosa, especialmente si tienes un interés en atender a las mujeres y ea crear equidad de género”.
Obituario | Ana Lorena Cartín y el proyecto rebelde de Radio Noticias del Continente (RNC)
El pasado 21 de marzo murió en Costa Rica Ana Lorena Cartín Leiva, una mujer valiente y congruente, solidaria y entregada a sus ideales. Fue la directora y representante legal de un proyecto que, a la distancia, parece más una utopía: Radio Noticias del Continente, RNC, una estación de radio de onda corta que algunos exiliados del grupo de Montoneros, de Argentina, estableció desde el exilio en San José de Costa Rica.
Cartín Leiva era química de formación, desde joven estuvo interesada en participar en política, pero también en generar cambios “desde abajo”. Aseguraba, en una entrevista para este diario, que solo de esa forma las cosas tendrían una transformación real que provocaría en la gente un deseo genuino de participar en ellos. Ya había hecho radio años antes junto con una amiga, tenían un programa que buscaba lograr “que la cultura se democratizara y que no fuera solo para las élites”. Su elección como directora general de RNC, en 1979, cuando tenía 31 años de edad, la tomó por sorpresa: “Yo siempre creí que sí iba a ser parte del equipo, que iba a trabajar, pero no esperaba que los compañeros me hubieran visualizado con esa capacidad de solidaridad militante y me dieran tal responsabilidad”.
RNC tuvo una breve existencia —solo transmitió tres años— tiempo en el que fue el blanco de cuatro atentados con explosivos. La estación se convirtió en un espacio en el que el Frente Sandinista de Liberación Nacional, de El Salvador, la Resistencia Nicaragüense, los guatemaltecos que huían de la violencia, o los panameños que peleaban por tener el control del Canal de Panamá, acudían para transmitir mensajes, partes de guerra, o denuncias de violaciones a sus derechos y al de las poblaciones a las que pertenecían.
En un comunicado emitido esta semana por parte del Grupo de Trabajo de CLACSO Violencias en Centroamérica, rescatan lo siguiente: “A sus 31 años, Ana Lorena se enfrentó a la injerencia de la dictadura argentina en Costa Rica que solicitó información de ella para lograr el cierre de la radio. Tres años después de su apertura y ante el intento de concluir las transmisiones y cuatro ataques con armas y bombas, la red de solidaridad con la radio vino de países como México, Nicaragua, República Dominicana, Panamá, Ecuador y también de la Federación Latinoamericana de Periodistas protestó ante el presidente de Costa Rica”.
En 1981, Ana Lorena comentó:
“En esta encrucijada para la libertad de prensa en Costa Rica y en nuestro castigado continente latinoamericano reitero mi señalamiento sobre la arbitrariedad que implicaría cerrar un medio de información, con el pretexto que sea, y dejar impunes a los terroristas que llevaron a cabo ataques armados contra RNC, a los infiltrados en los cuerpos de seguridad estatales que atentaron contra la seguridad de la empresa y de sus trabajadores, a los cómplices de las dictaduras que con lujo de recursos se dedicaron a insultar a la emisora y a lo que es mucho peor, a engañar al pueblo de Costa Rica con una concertada serie de tergiversaciones”.
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