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Negromuro: las calles de Río homenajean a las grandes personalidades negras de Brasil

Más de 60 murales repartidos por la ciudad se han convertido en una poderosa arma de reparación y memoria histórica

Un muro cercano a la Academia Brasileña de Filosofía intervenido por el proyecto Negromuro, hace un homenaje a las grandes personalidades negras de Brasil.
Un muro cercano a la Academia Brasileña de Filosofía intervenido por el proyecto Negromuro, hace un homenaje a las grandes personalidades negras de Brasil.Tayná Uràz

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En Río de Janeiro aparecen cuando menos te lo esperas. Al girar una esquina en un callejón, al acercarte a una escuela o al alzar la vista ante la medianera de un rascacielos. Y siempre son una sorpresa agradable, una explosión de color y detalles, un punto fuera de la curva del arte urbano. Son los murales de Negromuro, un proyecto que busca llenar de homenajes a las grandes personalidades negras de Brasil en las calles de la ciudad. Unos son más conocidos para el gran público, otros menos. La idea es, precisamente, reivindicar su importancia ante el apagón propiciado por el Estado y la Historia oficial. Ya son más de 60 murales, y la lista se amplía prácticamente cada semana. Todo empezó en 2018, casi como un juego salido de la cabeza de dos amigos inquietos, el productor e investigador Pedro Rajão y el grafitero (hoy más bien muralista) Fernando Cazé.

Cazé rememora esos inicios cuando baja de un andamio tras una mañana pintando a pleno sol. Es la fachada de un centro psicosocial del ayuntamiento de Río que lleva el nombre del médico francés Philippe Pinel. En sus paredes, Cazé está pintando un enorme retrato; no del francés, sino de Juliano Moreira, el bahiano considerado el padre de la psiquiatría brasileña. Fue un pionero en la humanización del tratamiento a los pacientes, pero un gran desconocido para muchos brasileños. Ahora, las miles de personas que pasan cada día por la concurrida avenida que une los barrios de Copacabana y Botafogo tendrán una oportunidad de acercarse a él.

Su colega en el tándem del proyecto, Rajão, admite que, de forma muy orgánica, se han ido topando con la “gran responsabilidad” de llenar las calles de referentes para muchos negros brasileños que hasta ahora apenas tenían dónde mirarse. Las estatuas, los nombres de las calles, puentes o avenidas siguen mayoritariamente enalteciendo a hombres blancos, militares, decimonónicos ministros y, en muchas ocasiones, a personajes sin más mérito que ser propietarios de tierras cuando se urbanizó el barrio.

Fernando Cazé y Pedro Rajão integrantes de Negromuro  frente al mural de la actriz Ruth de Souza.
Fernando Cazé y Pedro Rajão integrantes de Negromuro frente al mural de la actriz Ruth de Souza. Tayná Uràz

A falta de voluntad política para corregir las clamorosas ausencias, Rajão y Cazé decidieron emprender la reparación por su cuenta, el primero investigando sobre los personajes; el segundo pintándolos. Todo empezó con un retrato de Fela Kuti a las puertas de un colegio público, en una época en que Rajão andaba obsesionado con el rey del afrobeat. La imagen causó una enorme curiosidad entre los chavales, que poco después ya lo estaban estudiando dentro de clase. Fue allí donde vieron claro todo lo que podía generar lo que tenían entre manos. “El grafiti es un tentáculo del movimiento hip hop, que es por esencia un arte negro, un arte que puede tener un impacto para la memoria pública, para el autorreconocimiento que tiene la población negra de Brasil, que es la mayor población negra fuera de África”, recuerda Rajão.

El proceso de creación de los muros es lo que diferencia a este proyecto de otras experiencias de arte urbano. La elección de la pared se hace de forma muy cuidadosa, pidiendo permiso e intentando que esté en una calle o barrio estrechamente vinculado a la biografía del homenajeado. También es clave el proceso de acercamiento a ellos o a sus descendientes, en el caso de los personajes ya fallecidos. La cantante Elza Soares, que murió en 2022, llegó a verse retratada a todo color en Agua Santa, el humilde barrio donde nació. Fue ella misma la que pidió que en el mural apareciese la misma foto que tenía en la mesita de cabecera de su cama y una aguja, para recordar los ajustes que tenía que hacer su madre al único vestido que tenía para presentarse por primera vez en televisión en los años 50. Como éste, la mayoría de los murales están en las barriadas populares de la zona norte de Río o en el centro histórico, lejos de las playas de postal de la zona sur. “Como hombre negro de suburbio siempre me interesó que se valoren esos espacios. El ADN del proyecto es la relación territorial, es un trabajo de campo. Es estar en los lugares, conocer a las personas, que no seamos un proyecto alienígena que llegó, pintó y se fue”, dice Rajão convencido.

Negromuro empezó sin patrocinios, a base de donaciones de amigos y crowdfunding, pero ha crecido rápidamente. No hace mucho, Cazé pintaba en el barrio de Lapa un mural con un buen puñado de filósofos brasileños negros. La pared está, a propósito, muy cerca de la (aún muy blanca) Academia Brasileña de Filosofía. Era casi una provocación. Con el tiempo, han ido conquistando público, crítica y patrocinadores, pintando cada vez más muros, desde escuelas públicas hasta el aeropuerto internacional. En paralelo, gracias a todo el trabajo de investigación sobre los personajes, colaboran con el ayuntamiento de Río para ampliar el número de placas biográficas que se colocan en las fachadas de los lugares más simbólicos en la vida de los homenajeados.

El artista Fernando Cazé pintando el mural en homaneja al escritor Machado de Assis
El artista Fernando Cazé pintando el mural en homaneja al escritor Machado de AssisTayná Uràz

También han conquistado templos de la alta cultura históricamente reservados a las élites. El anexo del solemne Teatro Municipal lo domina ahora la penetrante mirada de Ruth de Souza, la primera actriz negra en pisar su escenario, en 1945. El escritor Machado de Assis, el gran nombre de las letras brasileñas, una unanimidad nacional, observa a los paseantes desde un muro de 150 metros cuadrados de la Academia Brasileña de Letras, la institución que él mismo ayudó a fundar. El mural de Cazé, repleto de detalles biográficos, incluye una de las pasiones del escritor, el ajedrez, y aprovecha para abordar la negritud del escritor, reivindicada con fuerza por el movimiento negro en los últimos años. Aquí, los artistas de Negromuro zanjan de una vez por todas el debate: el Machado negro aparece dando un jaque mate al Machado emblanquecido por la historia oficial.

La propuesta de desagravio y de rescate de orgullo de los murales de Negromuro va de la mano de la delicada técnica de Cazé, que hace unos años dejó de lado los botes de spray para abrazar los pinceles, lo que da a cada obra un aire de gran lienzo al aire libre. Es un lenguaje contemporáneo y clásico a la vez muy poco habitual en el arte urbano. Cazé dice preferir los muros horizontales porque permiten explicar una biografía con más facilidad, pero se adapta a todo, y no deja de innovar. Últimamente siempre intenta incorporar un retrato de la infancia del homenajeado. También es una forma de reparación. Hasta hace muy pocas generaciones, la fotografía familiar era un lujo al que los brasileños más pobres (casi siempre los de tez más oscura) raramente podían acceder.

El mural dedicado al escritor Machado de Assis.
El mural dedicado al escritor Machado de Assis.Tayná Uràz

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