Dime dónde vives y te diré qué riesgos de salud tienes
El BID hace un documental llamando la atención sobre cómo la ciudad y el barrio donde vivimos afecta nuestra salud y expectativa de vida
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En una visita al médico es común que nos hagan una serie de preguntas rutinarias. ¿Cuál es nuestra dieta? ¿Qué tanto ejercicio hacemos? ¿Hay algún tipo de enfermedades clave en nuestra familia? Pero quizá dentro de este listado podría existir otra pregunta que le dé pistas al personal de la salud sobre cómo estamos: ¿en qué barrio y en qué tipo de casa vivimos?
Desde el material de nuestra vivienda hasta la ciudad en la que habitamos son determinantes de salud. “Tener el piso de tierra, pésima ventilación o bajo saneamiento en una casa está ligado a enfermedades gastrointestinales o respiratorias”, le dice a América Futura Carolina Piedrafita, coordinadora del Laboratorio de Ciudades del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y especialista senior en Vivienda. “Igualmente, tiene influencia lo que rodea a tu casa, como tener espacios verdes, transporte público cerca, calidad del aire, así como qué tan lejos vives de centros de salud, educativos y hasta supermercados”, agrega.
Todos estos factores tienen algo en común: están determinados por la inequidad, un fenómeno creciente en América Latina y que ha hecho de nuestras ciudades lugares poco saludables. En la región, cuenta la experta, se han ido juntando dos fenómenos. Uno es que vivimos concentrados en las urbes. “En América Latina, el 80% de la población vive en ciudades, es la región más urbana del planeta”, dice. A lo que se une que, además, tenemos varios de los lugares más desiguales. “De los 20 países con mayor inequidad, ocho están en la región”.
Se trata de una mezcla de síntomas que se vieron reflejados con lo que sucedió con la covid-19. “Cuando veíamos mapas de la ciudad, vimos que las partes mas segregadas y más pobres eran las que más se contagiaban y más se morían. Y no es casual que una región que tiene el 8,4% de la población mundial haya sido donde se han registrado el 27% de las muertes”, es una de las frases más contundentes que eleva Piedrafita en un documental del BID titulado Salud y ciudad – tú código postal importa más que tu código genético, en el que se busca llamar la atención sobre este tipo de relaciones.
Ciudad y salud: un gran estudio latino
Ana Diez Roux, epidemióloga y decana de la Escuela Pública de Dornsife de la Universidad Drexel, Estados Unidos, ha llegado a varias conclusiones después de liderar Salud Urbana en América Latina (Salurbal). Se trata de un estudio que nació en el 2017 y que reúne información de 11 países y alrededor de 400 ciudades de la región para conocer qué relaciones esconden las ciudades con nuestra salud.
“Las ciudades son heterogéneas en salud. Se tiende a generalizar y decir que lo urbano es mejor o peor que lo rural, pero entre ciudades hay muchas diferencias”, es lo primero que aclara. También advierte que el tamaño de la ciudad no se relaciona de manera única con los niveles de salud y que, incluso, entre los barrios de una misma ciudad puede haber diferencias. Pero si hay algo único que las atraviesa a todas es que las inequidades sociales tienen que ver con la expectativa de vida. Y a mayor inequidad, mayores desenlaces negativos de salud.
En 2019, por ejemplo, Salurbal publicó un estudio en The Lancet en el que analizaron si existía una brecha en la esperanza de vida dependiendo del lugar de nacimiento, tomando como referente seis grandes ciudades: Buenos Aires, (Argentina), Belo Horizonte (Brasil), Santiago (Chile), San José (Costa Rica), Ciudad de México (México), y Ciudad de Panamá (Panamá). Tras cruzar varios factores, como mortalidad, población, indicadores de estatus socioeconómico, hogares superpoblados, así como niveles de educación, encontraron algunas señales de cómo se relacionan estos.
Dentro de las mismas ciudades, afirma la publicación, hay brechas en la esperanza de vida de hasta 20 años dependiendo de estos factores. Y “para los hombres, la esperanza media de vida al nacer varía desde un mínimo de 69 años en Ciudad de México, hasta un máximo de 76 años en San José”, es una de las conclusiones que da. El estudio también asegura que “un mayor estatus socioeconómico en la zona se asocia con una mayor esperanza de vida, especialmente en Santiago”, por arrojar otros ejemplos.
Planificar ciudades saludables
El médico es el encargado de nuestra salud. Eso es algo irrefutable. Sin embargo, no es el único que debería velar por ella, pues arquitectos y planificadores urbanos también hacen parte de la solución. En eso concuerdan ambas expertas quienes aseguran que, a la hora de planificar las ciudades, deberían estar sentados políticos, urbanistas, sociólogos, trabajadores sociales y líderes de la salud pública. Todos ayudando a armar un rompecabezas sobre cómo nuestras ciudades afectan nuestro estilo de vida y, con ello, nuestra salud.
Por esto, al preguntarle a Diez cuáles son los tres pasos más urgentes para tener ciudades latinas más saludables, no duda al dar su respuesta. “Se debe disminuir la dependencia al uso del automóvil, pensar en un transporte que, primero, sea activo, y segundo, sea público”. No solo se trata de la calidad del aire afectada por los carros, sino de un transporte en el que las personas caminen, tomen la bicicleta y se sientan seguras. “También tiene que ver con un transporte en el que las personas no se tomen horas”, ya que se empieza a demostrar que largos trayectos diarios, incluso, pueden afectar la salud mental.
Lo segundo que menciona es mejorar la desigualdad social: “mejorar el acceso a la salud, el trabajo digno y la distribución del ingreso”. Finalmente, habla de intervenciones de saneamiento en los barrios más marginales y pobres, “desde el hacinamiento en las viviendas, pasando por la presencia de parques con espacios verdes, hasta espacios públicos iluminados, donde la gente se sienta segura”. Y es que las ciudades son como un cuerpo, deben ser atendido por distintos expertos y vistas como un sistema.
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