Igualdad y Equidad: avanzamos en la transformación social en Colombia
A través de programas como Hambre Cero y Raíces en Movimiento se han atendido a miles de personas afectadas por el conflicto armado y la violencia, proporcionando alimentos, servicios básicos y apoyo emocional y jurídico

Los altos niveles de desigualdad en Colombia convirtieron en una evidente necesidad la creación de un Ministerio de Igualdad y Equidad. A menos de seis meses de haber iniciado el Gobierno, el Congreso de la República aprobó el proyecto de Ley 2281, que creó esta entidad, y que quedó en firme jurídicamente el 4 de enero de 2023 con la sanción presidencial en Istmina, Chocó. A los seis meses, el 29 de junio del mismo año, el presidente Gustavo Petro Urrego me designó como ministra, un reto que asumí en coherencia con mi historia de lucha por la defensa de los derechos de las poblaciones y territorios más excluidos y marginados de este país.
A pesar de la complejidad implícita de crear una institución desde cero, hoy, un año y medio después, el Ministerio de Igualdad y Equidad ya no solo existe en el papel, sino que está operando activamente con resultados concretos que marcan un antes y un después en la batalla contra la desigualdad. El Ministerio ha dado pasos significativos en la implementación de programas fundamentales que están transformando vidas, cerrando brechas y estableciendo una base sólida para una Colombia más inclusiva y equitativa.
Una de las grandes apuestas del Ministerio es avanzar en la garantía del derecho a una vida libre de violencias para las mujeres. En coherencia con este propósito, uno de los logros más destacados es la puesta en marcha del Centro de Monitoreo de SALVIA, el Sistema Nacional de Registro, Atención, Seguimiento y Monitoreo de Violencias Basadas en Género. A través de la Línea 155, hemos recibido 10.500 llamadas, que han permitido orientar a más de 2.000 mujeres y personas LGBTIQ+ víctimas de violencia de género, contribuyendo así a salvar vidas y prevenir feminicidios. Este Centro es una respuesta directa a una realidad que ha estado silenciada durante años, y marca el compromiso de un Gobierno que escucha y actúa frente a las vulnerabilidades de estas poblaciones.
Con el objetivo de ofrecerle a la juventud futuros distintos a la violencia, desarrollamos el programa Jóvenes en Paz. A través de esta estrategia estamos brindando herramientas a más de 15.820 jóvenes para que puedan construir sus proyectos de vida y estamos llevando esperanza a territorios donde el conflicto ha sido la norma; en una muestra clara de que la prevención es un arma poderosa frente a los ciclos de violencia que han marcado a diversas regiones del país.
Una de las manifestaciones más tangibles de la desigualdad es el hambre, a lo que estamos respondiendo de manera directa con el programa Hambre Cero, mediante la entrega de más de 6.500 canastas alimentarias, ayudando así a garantizar el derecho fundamental a una alimentación adecuada, sostenible y pertinente culturalmente.
Adicionalmente, con la Política Nacional de Cuidado, que se encuentra en pleno desarrollo con la aprobación del CONPES, el Gobierno reafirma su compromiso con la redistribución del trabajo de cuidado y la equidad de género, reconociendo los derechos de las personas cuidadoras, el derecho a recibir cuidado en condiciones dignas y fortaleciendo las prácticas propias de cuidado de las comunidades campesinas y pueblos étnicos. La Ruta Fluvial del Cuidado, que está llevando servicios esenciales a pueblos indígenas en zonas de difícil acceso en el Amazonas, es una muestra clara de cómo las políticas públicas deben llegar a los lugares donde la desigualdad es más profunda.
En un momento en el que el mundo pareciera retroceder en la protección de la población migrante, el programa Raíces en Movimiento ha facilitado la integración y atención de migrantes en diversas ciudades del país, brindando servicios de orientación jurídica y psicosocial, acceso a salud, educación, y a programas de emprendimiento y empleabilidad. A hoy, más de 15.000 migrantes han recibido este apoyo, lo que representa un gran paso hacia una Colombia más inclusiva y solidaria con aquellos que han tenido que dejar atrás su tierra natal.
Otro de los frentes prioritarios para el ministerio ha sido el cierre de brechas en el acceso a la educación superior. Muestra de esto es la creación de un fondo especial, a través del Icetex, que busca disminuir las brechas educativas de las personas con discapacidad y la comunidad LGBTIQ+. Este fondo, con una inversión inicial de 8.300 millones de pesos, garantiza que más jóvenes de estas poblaciones puedan acceder y culminar sus estudios universitarios.
A través de diversos programas, como Hambre Cero y Raíces en Movimiento se ha atendido a miles de personas afectadas por el conflicto armado y la violencia en el Catatumbo, proporcionando alimentos, servicios básicos y apoyo emocional y jurídico para aquellos que han sido desterrados o se encuentran en situación de vulnerabilidad.
Agradezco a quienes han creído en este proyecto de país y a las 500 personas que desde el Ministerio trabajan incansablemente para materializarlo. Estamos transformando estructuras sociales, culturales y políticas que, durante siglos, han perpetuado grandes brechas de desigualdad.
A medida que avanzamos hacia un futuro más equitativo, la pregunta no es si este proceso continuará, sino cómo podemos todas las personas contribuir a que sus efectos sean aún más profundos. La verdadera equidad se construye con acciones constantes y decididas como las que hoy estamos liderando desde esta entidad.
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