‘Cien años de soledad’ en Netflix despierta más elogios que críticas en Colombia
La adaptación de la obra del Nobel Gabriel García Márquez se ubica en el top 10 mundial de series de habla no inglesa
En apenas dos semanas, la serie de Cien años de soledad, basada en la obra cumbre del premio Nobel de literatura, Gabriel García Márquez, se ha mantenido en el top 10 global de series de habla no inglesa en Netflix. También ha calado en las conversaciones cotidianas en el país de origen del escritor, con opiniones de quienes se han sumergido en la historia de la familia Buendía, los tormentos, amores y guerras a lo largo de siete generaciones de la estirpe y el realismo mágico de Macondo, esta vez no en las páginas del libro que se publicó en 1967, sino en las pantallas. La producción, dirigida por la colombiana Laura Mora y el argentino Alex García López, se grabó en Colombia con el respaldo de la familia de Gabo y se estrenó el pasado 11 de diciembre en 190 países.
Además de ser considerada una obra maestra de la literatura hispanoamericana y universal, Cien años de soledad ha tenido una incalculable trascendencia popular. “Las novelas de García Márquez han sido muy amadas por el público, ni siquiera queridas o leídas, sino verdaderamente amadas por la gente, entonces son muy personales”, explica el escritor colombiano Ricardo Silva. Producir la serie, además de respetar la obra en sí, implicaba tocar una fibra: invadir, de cierto modo, la imagen que han creado millones de lectores sobre los personajes de Macondo, a partir de una interpretación propia.
Silva Romero opina que la versión de Netflix es respetuosa con la creación original y logra una puesta en escena justa, a la altura del libro. “El solo hecho de que hayan construido el pueblo completamente señala que no es un ejercicio cínico. Lo hicieron con todas las de la ley, con todo el compromiso, con la gente que podía escribirla bien, dirigirla bien; gente sensible a la obra, humilde ante la obra. Eso garantiza que cuando uno la está viendo no se sienta estafado”, asegura. El equipo de producción estuvo integrado por más de 900 personas y el set principal se ubicó en un terreno de 540.000 metros cuadrados. “Difícilmente se podía hacer mejor”, remarca.
Cien años de soledad define a los latinoamericanos. Por eso, es natural que Colombia y la región concentren el público más exigente, apunta el crítico de cine Samuel Castro. “Cuando los latinoamericanos leímos la novela era como si nos estuvieran explicando el mundo, como si esas cosas extrañas que nos pasan, nuestra idiosincrasia y naturaleza, estuvieran ahí. Ese era el reto más grande y la serie lo cumple, no perfectamente, pero sí de manera sobresaliente”, señala el colombiano.
La directora Laura Mora reconoce el desafío de construir a los personajes y las escenas que plasmó el Nobel con su prosa en las páginas del libro, y en la imaginación de cada lector o lectora. “Somos conscientes de la tiranía que supone la adaptación que ya es poner una imagen. A partir de mañana, tú buscas Macondo en Google y ya te va a aparecer este Macondo y es fuerte, pero lo hemos hecho con rigor y un profundo amor al libro”, declaró en una publicación del medio digital PlayGround.
Ese era el principal reparo del escritor colombiano a una eventual adaptación de su obra. García Márquez consideraba que la novela dejaba un mayor margen de creación al lector. “En cine no se puede. En cine tienen la cara de Anthony Quinn, Sofía Loren o de Robert Redford. Eso es inevitable y es muy difícil que un abuelito de nosotros se parezca a Robert Redford. Entonces yo he preferido dejarles a los lectores, literatura es literatura y cine es cine”, dijo. “Eso que mucha gente critica de la serie, que no hay estrellas, yo lo agradezco, porque ahí sí hubiera pasado lo que quería evitar García Márquez”, añade Castro. La directora del fondo mixto de promoción cinematográfica de Colombia — Proimágenes, Claudia Triana, destaca algunas de las actuaciones. “Cuando ves la de Claudio Cataño como Aureliano, Marleyda Soto como Úrsula mayor, o Diego Vásquez como José Arcadio, dices ‘Qué buenos actores”.
La familia de García Márquez puso como requisitos que la serie se filmara en Colombia, se hiciera con talento nacional y fuera rigurosa respecto a la historia original. Justamente, Triana valora que la serie pone en primera línea la riqueza cultural de Colombia. “Por ejemplo, Catherine Rodríguez, que hace el vestuario, estudió en la Universidad Nacional. Los mexicanos Eugenio Caballero y Bárbara Enríquez fueron los diseñadores de producción y estuvieron construyendo cada una de las paredes de ese Macondo de la pantalla. Recogieron texturas, investigando telas que provienen de diferentes partes del país”, cuenta. El 97% de los textiles que se utilizaron en el vestuario son de origen colombiano.
Otra de las dificultades era llevar a la televisión una historia que entreteje múltiples narraciones. “Tal vez otras historias como la Cándida Eréndira o Crónica de una muerte anunciada se pueden hacer en una película, pero Cien años de soledad necesita muchos capítulos, son muchas tramas, muchas subtramas y creo que es un acierto enfocar la adaptación en una serie”, sostiene el actor, director y guionista Jorge Alí Triana en un video divulgado por el Ministerio de las Culturas. Para Castro, ese manejo fue acertado. “El hecho de que no haya tantos ires y venires en el tiempo es destacable. De lo contrario, habrían convertido la serie en una especie de Lost latinoamericano. Creo que está llena de buenas decisiones y de la sensibilidad de los dos directores para lograr imágenes muy potentes, a partir de frases también muy potentes”, afirma.
Triana, de Proimágenes, resalta las condiciones de Colombia para realizar la megaproducción. “Netflix ya tenía una confianza de muchos años de estar trabajando con colombianos y con talento nacional. El sistema de estímulos que hemos venido construyendo permitió ponerle la cereza al ponqué”, sostiene. La serie recibió el certificado de inversión audiovisual, que le otorga un descuento tributario equivalente al 35% del gasto en servicios audiovisuales en el país. La producción costó alrededor de 50 millones de dólares.
La segunda temporada llegará en junio de 2025 con ocho episodios, el mismo número de la primera temporada. “El destino de estas obras maestras es ser recreadas de mil maneras y creo que incluso es la demostración de que son obras maestras que trascienden la lectura misma. Uno sabe desde muy niño quiénes son el Quijote y Sancho Panza, así no se haya leído Don Quijote. Esos personajes son tan arquetípicos, tan logrados, que se salen de los textos”, subraya Ricardo Silva. En cualquier caso, la expresión única de Gabriel García Márquez siempre hará volver la atención hacia una de sus obras más emblemáticas. “El libro siempre va a ser mucho más grande que todos nosotros y nos va a generar muchas más imágenes de las que podemos recrear”, puntualiza Mora, la directora colombiana.
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