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El Banco de la República y la pregunta del millón: ¿es hora de acelerar el recorte al precio del dinero?

Los gremios y el Gobierno coinciden en pedir una rebaja de 75 puntos a los tipos de interés. La junta directiva de la autoridad monetaria se reúne hoy para tomar una decisión

Edificio del Banco de la República Bogotá
Edificio del Banco de la República, en Bogotá.Mariana Greif Etchebehere (Bloomberg)
Camilo Sánchez

¿Es hora de acelerar el recorte al precio oficial del dinero? Esa es la pregunta del millón. Y para resolverla este jueves se reúne la junta directiva del Banco de la República en Bogotá. Buena parte de los analistas, el Gobierno y los empresarios coincide en que se debe rebajar 75 puntos básicos o más. Su interpretación es que las afectaciones de la política monetaria sobre el crecimiento ya no dan más espera para agilizar el proceso. Un sector más conservador, sin embargo, sostiene que la autoridad monetaria debe continuar por la senda prudente. Es decir, aprobar el sexto descenso de 50 puntos en línea para dejar la tasa en 9,75%. Esta corriente, entre la cual se halla presumiblemente el gerente del emisor, Leonardo Villar, privilegia las incertidumbres políticas, ciertas presiones inflacionarias, el reciente repunte del dólar y múltiples problemas en el déficit público para optar por la cautela.

La mayoría de la junta, por ahora, se ha mantenido inalterable. Sin embargo, ligeras modificaciones han saltado a la vista a medida que la inflación cede, hasta el 6,12% interanual de agosto. Desde que el proceso inició, con recortes de 25 puntos básicos en diciembre de 2023, cuando los tipos estaban en 13%, el resultado de la votación secreta fue siempre 5 contra 2. Sin variaciones. Solo en la última reunión, del 30 de septiembre, uno de los miembros se sumó al bando derrotado del ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla. Fue un pulso más equilibrado. Un 4 a 3 con claro mensaje: más allá de la ortodoxia técnica, y con el proceso de desinflación en la senda correcta, se acercaba la hora de hundir el acelerador.

En el fondo se trata de la vieja disputa entre halcones y palomas. Dos visiones opuestas de política y teoría económica. De 19 comisionistas, centros de pensamiento o bancos sondeados por la Asociación Nacional de Entidades Financieras (ANIF), 11 consideran que una rebaja de 75 puntos sería la decisión adecuada y los 8 restantes ponen sus fichas por 50. Un reflejo del momento de división.

Lo cierto es que el método escogido por la autoridad monetaria para controlar la inflación comporta afectaciones bien conocidas por los economistas. El mayor gremio de restaurantes en Colombia, sin ir más allá, anunció esta semana que cuatro negocios se cierran a diario en el sector por cuenta de los altos costos de servicios, arriendos y materias primas. Un asunto que se replica en otras esferas del comercio. Pero que en el trabajo de los banqueros centrales, centrados por constitución en calibrar el costo de la vida, se suele refundir entre indicadores.

“El mayor riesgo de bajar rápido es que tenemos un problema de credibilidad fiscal”, argumenta Andrés Langebaek, director de estudios económicos del Grupo Bolívar. Recuerda que el recaudo de impuestos, uno de los pilares de la Hacienda pública colombiana, había caído hasta septiembre un 8,2% frente a los mismos 9 meses de 2023. Un factor que ha llevado a la agencia calificadora de riesgo estadounidense Fitch Ratings a lanzar advertencias. “Hay mucho nerviosismo en los mercados. Es probable que Colombia no cumpla este año la regla fiscal. Si bajas rápido la tasa, los inversionistas pueden llevarse la liquidez adicional a dólares. Ante la falta de confianza del sistema económico con la política fiscal, es mejor que la política monetaria no sea muy generosa”.

Sus palabras aluden a las ventajas que han aportado las tasas de interés altas para los inversores internacionales. Si las empiezan a bajar de golpe, y el clima sigue minado de imprevistos, es probable que más de un inversionista traslade su dinero a otro país, con mejor rentabilidad o menos riesgos. Basta recordar que el diferencial que mide las garantías de un Estado se denomina prima de riesgo, y el de Colombia en los últimos días se disparó 10 puntos frente al de otros países de América Latina.

Las cosas en el entorno internacional, además, cambian de un día a otro. Y Colombia es un país dependiente de la cotización del dólar. El 19% de los 443 elementos de la canasta básica están sujetos al valor de las importaciones. El valor del dólar rompió el miércoles la barrera de los 4.400 pesos por cada billete verde y se mantiene como una aguja inestable a la espera de las presidenciales del 5 de noviembre en Estados Unidos, un lío añadido para el precio de los alimentos y su influjo sobre la inflación. Por eso, el analista Felipe Campos, gerente de estrategia en Alianza Valores, apuesta por un recorte de 50 puntos básicos. “Hay miedos inflacionarios, tenemos una mini crisis global y regional de tasas de interés. Los dos factores que más le preocupan al Banco de la República en términos de entorno son el dólar, que ha subido más de 200 pesos desde la última reunión, y el riesgo país”, resume.

Cambios en la columna vertebral

Dejando de lado las predicciones y los análisis coyunturales, en la trastienda también se desenvuelve un juego de cálculos políticos. El punto de partida es que el presidente Petro designará, quizás en enero de 2025, a dos nuevos miembros para la junta, una movida que alteraría el equilibrio en la columna vertebral. Probablemente pasará a estar conformada por más palomas que halcones, según la jerga financiera. En ese sentido, algunas fuentes aseguran que la mayoría de los codirectores actuales prefieren guardar cautela y continuar con su rigor gradualista en las tres reuniones que quedan este año. La última se celebrará el 20 de diciembre.

Para Andrés Giraldo, director del programa de Economía en la Universidad Javeriana de Bogotá, el panorama no da mucho campo para que el banco emisor baje los tipos más de 50 puntos: “La ley que se aprobó del Sistema General de Participaciones va a implicar un aumento significativo del gasto público. Se puede interpretar como un hecho de incertidumbre fiscal. Y cuando hay tensión, la política monetaria tiende a comportarse de manera cautelosa”.

Giraldo clarifica que lo “deseable sería una reducción más drástica de punto 75″. Pero, a la espera de que el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) publique el próximo 8 de noviembre el dato de inflación para octubre, cree que el monetarismo a ultranza se seguirá imponiendo. Y es que el descenso de la inflación hacia la meta del 3% anual aún va por la mitad del camino. Con velocidades distintas. Y se mantiene por encima de la de países vecinos, como Perú (1,77% en octubre) o Brasil (4,47%).

Ahora bien: ¿qué tan drástico es el efecto monetario en los 25 puntos básicos que están hoy en juego? Felipe Campos concluye que es un indicio de confianza. “El codirector Roberto Steiner dijo que no marcaba mayor diferencia. Pero yo creo que no se trata tanto de lo que implica una sola reunión, sino de lo que suceda en varias”. La repetición de una postura, además, alude a una declaración de independencia frente a las presiones políticas y de los mercados por parte de la autoridad monetaria. En Colombia y en el mundo.


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Camilo Sánchez
Es periodista especializado en economía en la oficina de EL PAÍS en Bogotá.
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