Colombia aún se mueve al ritmo de James Rodríguez, a diez años del Mundial que lo consagró
El equipo llega a la Copa América invicto desde que Néstor Lorenzo asumió el mando
James Rodríguez, una vez más. Diez años después del Mundial de Brasil en el que se coronó goleador, Colombia todavía se mueve al ritmo de su 10 y capitán, ahora acompañado por Luis Díaz, el desequilibrante extremo del Liverpool con el que derrocha sintonía. Sin continuidad este año en el São Paulo, donde apenas ha disputado un puñado de minutos, el mediapunta de 32 años está más que acostumbrado a curar sus penas en la selección, en la que ya suma un centenar de partidos y siempre ha demostrado la vigencia de su zurda. De la mano de James y Lucho, como todos los conocen, Colombia vuelve a ilusionarse.
El equipo de Néstor Lorenzo llega en un momento dulce a la Copa América de Estados Unidos, invicto en una veintena de partidos (15 triunfos y 5 empates) desde que el entrenador argentino tomó el mando, hace ya dos años. Nadie le niega méritos al aventajado pupilo de José Pekerman, quien enderezó el rumbo de una selección melancólica que venía de quedarse afuera de Qatar 2022. Ahora es la única que no ha perdido en las primeras seis fechas de las eliminatorias sudamericanas rumbo al Mundial de Norteamérica 2026, en las que incluso se ha dado el lujo de tumbar en Barranquilla a Brasil (2-1) con un emotivo doblete de Lucho Díaz y vencer en Asunción a Paraguay (0-1), dos rivales con los que se vuelve a ver la cara en la Copa América, en un grupo que completa Costa Rica. En el camino, también ha cosechado victorias de prestigio en amistosos frente a Alemania (0-2) y España (0-1).
Colombia venía divorciada de la afición por su fracaso en la eliminatoria pasada, recuerda el periodista deportivo Nicolás Samper. “Lorenzo de nuevo volcó al público hacia un equipo que fue construyéndose con parte de la vieja guardia, pero encontrando un buen recambio en posiciones con jugadores jóvenes y de brillante futuro”, apunta. A los veteranos los conocía de su época como asistente de Pekerman en las citas de Brasil y Rusia. La mayor virtud del grupo es que compite sin miedo, sabe recuperarse de malos momentos y hasta ahora ha demostrado que encontró la línea de juego. Samper subraya que el propio técnico, que había arrancado con ilusión desmedida, decidió bajar la temperatura al decir que si bien su equipo estaba funcionando como un reloj, los argentinos, los brasileños y los uruguayos parten con un poco más de ventaja.
Es un equipo “contracultural” con respecto a la tradición de Colombia, apunta Juan Felipe Cadavid, periodista deportivo de Caracol Radio. “Es una selección agresiva sin la pelota, que presiona arriba, muy ofensiva; nosotros hemos sido más de juego de elaboración, de defendernos agrupándonos”, explica sobre una generación cafetera que viene a buen nivel y con un gran impulso anímico para buscar un título que solo ha ganado en una ocasión, en casa, en la edición de 2001. Desde entonces, no ha vuelto a alcanzar la final.
James, todo ímpetu y alegría cuando juega de amarillo, llega a Estados Unidos como el mariscal de campo que se echa el equipo al hombro. En contraste con la versión desteñida que ha mostrado por momentos en sus últimos clubes, es el doctor Jekyll en la selección Colombia, valora Samper. “No falla nunca, le aporta sapiencia al juego, Néstor Lorenzo le ha dado un rol preponderante al ubicarlo en la finalización como un falso 9, sin quitarle libertad como 10, como creador y facilitador de jugadas”, apunta. “Técnicamente, James es un tipo superdotado, a eso hay que sumarle que ya tiene la experiencia de jugar en selección, no le pesa, y siempre se potenció con esa camiseta”, coincide Cadavid, que destaca que este es su momento de mayor madurez.
El mérito de Lorenzo va más allá de recuperar a James para la causa y sacar provecho de las gambetas inagotables de Lucho Díaz. Son talentos complementarios, a los que acompaña una columna vertebral que incluye al veterano Camilo Vargas (Atlas) en la portería; una sólida pareja de centrales compuesta por John Lucumí (Bologna) y Davinson Sánchez (Galatasaray), así como un mediocampo en el que se destacan el rocoso Jefferson Lerma (Crystal Palace) y un todoterreno como John Arias, campeón de Libertadores con Fluminense, que puede jugar en distintas posiciones. Adelante, Rafael Santos Borré ha sido hasta ahora su delantero de confianza. Además de los nombres más conocidos, en la convocatoria llaman la atención dos precoces talentos que se forjan en Inglaterra, John Jader Durán (Aston Villa) y Yáser Asprilla (Watford), ambos de 20 años.
Mientras se consolida ese relevo generacional, James quiere volver a exhibir en Norteamérica la sonrisa electrizante que se convirtió en la postal de aquel Mundial de Brasil. Se siente arropado en una selección en la que reivindicó su figura cada vez que tuvo la oportunidad. “Aquí juego hasta cojo”, dijo justamente en Estados Unidos, al final de un partido de la Copa América Centenario de 2016, la precursora de esta edición. En ese entonces, con el hombro maltrecho, le acababa de anotar el gol del triunfo a Paraguay (2-1), después de una temporada relegado al banco en el Real Madrid. Colombia acabó tercera en aquel torneo, el mismo puesto que ocupó en 2021, la edición más reciente. Para escalar otro peldaño, necesita a James encendido.
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