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El Congreso de Colombia hunde la reforma que garantizaba el derecho fundamental a la educación

El proyecto de ley estatutaria no alcanzó a discutirse en el último debate, en la plenaria del Senado

Docentes convocados por el sindicato de maestros de Colombia (Fecode) marchan durante una protesta por las calles este miércoles, en Bogotá (Colombia)
Docentes convocados por el sindicato de maestros de Colombia (Fecode) marchan durante una protesta por las calles este miércoles, en Bogotá (Colombia)Carlos Ortega (EFE)

El Congreso de Colombia ha dejado hundir la reforma a la educación presentada por el Gobierno de Gustavo Petro. El presidente del Senado, Iván Name, anunció en la tarde de este miércoles en diálogo con periodistas que el proyecto de ley estatutaria no será agendado ni discutido durante la sesión de este jueves 20 de junio, el último día del Congreso en esta legislatura. Con esta decisión, previsible por las profundas diferencias políticas entre Name y el Ejecutivo, y por la polémica desatada alrededor del texto más reciente del proyecto, queda archivada la reforma que buscaba garantizar el derecho a la educación para todos los ciudadanos y en todos los niveles.

La única opción, remota y casi imposible, es que durante el debate del jueves se pida un cambio en el orden del día, la plenaria lo apruebe, en él se incluya el proyecto de educación y los senadores acojan el texto tal cual salió de la Cámara de Representantes. Así se evitaría una conciliación entre dos versiones del proyecto, para la que ya no hay tiempo. Sería repetir lo que ocurrió con la reforma pensional en la Cámara el viernes pasado, cuando acogió el texto del Senado —con la diferencia de que en el Senado, donde se define la reforma educativa, el Gobierno no tiene los votos para aprobar el proyecto—.

De hecho, la alternativa de modificar el orden de la discusión del jueves para votar la reforma ni siquiera ha sido contemplada por los senadores más cercanos a Petro. María José Pizarro, del Pacto Histórico y ponente del proyecto, afirmó este miércoles que la reforma se cae por decisión de la oposición al no permitir el debate del proyecto en ninguna de las sesiones de esta semana. “La ley estatutaria de educación, con esta decisión de la oposición, está prácticamente hundida. No hay tiempo para la discusión ni para el debate”, dijo Pizarro este miércoles. Y añadió: “Es una lástima que no hayamos podido sacar esto adelante”.

El senador opositor David Luna afirmó que los responsables del archivo del proyecto fueron el presidente y los senadores del Pacto Histórico. “El Gobierno de Gustavo Petro y su bancada hundieron su propia reforma a la educación en detrimento de los recursos y la mejora en la calidad educativa de los niños y maestros. Todo por ceder ante las pretensiones de Fecode [el sindicato de maestros]”, escribió el parlamentario de Cambio Radical en su cuenta de X. “Incumplieron el acuerdo que ellos mismos propusieron y construyeron con la oposición, retrasaron el trámite de la iniciativa y hoy, la oportunidad de mejorar el sistema queda sepultada por lo menos en esta legislatura”.

Fecode, uno de los principales opositores de la reforma y uno de los grandes apoyos políticos del Ejecutivo, ha optado por la cautela tras conocerse la noticia. El presidente del sindicato, Domingo Ayala, ha explicado desde la Plaza de Bolívar que desconfían de que no exista alguna maniobra de último minuto para incluir la reforma en el orden del día del jueves. “Estamos ante un Senado que nos ha hecho trampa. Y como tal hay que esperar hasta la medianoche (...) para tener la certeza de que no hay agenda para mañana”.

Ayala anunció que la junta directiva se reunirá esta tarde para definir qué acciones tomar. Hasta entonces, el paro se mantiene en pie. “Empiezan a salir desde la gran prensa de la oligarquía a decir que ya está todo consumado y que cada quien se va para su casa. No, compañeros y compañeras, aquí venimos a una lucha permanente. Tenemos que tener la certeza para decirle al pueblo colombiano que Fecode ha cumplido con su misión histórica de defender la educación pública”, concluyó. El sindicato rechaza la versión que acordaron bancadas oficialistas, independientes y de oposición para salvar la reforma en su primer debate en el Senado.

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¿Por qué se hundió la reforma a la educación?

La reforma a la educación estaba compuesta, originalmente, por dos partes: el proyecto de ley estatutaria y los cambios en la ley 30 de 1992, que organiza la educación superior. La ministra Aurora Vergara los presentó ante la opinión pública hace casi un año, en julio de 2023. “El Ministerio de Educación y el Gobierno nacional ya están listos”, aseguró en ese entonces. Lo que faltaba para radicarlos ante el Congreso, según explicó, era que el sector se terminara de unir en torno a consensos básicos. La idea era que la reforma a la educación evitara el secretismo y los enfrentamientos que habían caracterizado a la de salud en la primera parte del 2023.

Quedó claro con el correr de los meses que la prioridad era la ley estatutaria, pese a que no estaba en el programa de Petro como sí lo estaba la ley 30. El proyecto para consagrar el derecho fundamental lograba más consenso y eso permitió que la ministra lo radicara en septiembre. La esencia del texto era dejar atrás la reglamentación de la educación como un servicio público y reemplazarla por otra que la reconocía como un derecho fundamental. El proyecto establecía que el ciclo de educación preescolar debía comenzar a los tres años, en vez de los cinco actuales. También incorporaba el concepto de educación posmedia, que incluye tanto a las universidades como a la formación técnica y al reconocimiento de aprendizajes y saberes previos.

La Cámara de Representantes aprobó el proyecto en abril. Según Andrés Vélez, abogado especializado en educación, el texto incorporó cambios que reflejaron “el afianzamiento de sectores más alineados a Fecode”: la marginación del sector privado, la eliminación del concepto de educación posmedia y la exclusión de personas sin títulos pedagógicos en concursos por plazas docentes. Para él, esto limitaba el margen de maniobra de futuros gobiernos que quisieran optar por políticas más beneficiosas para la educación privada. “Si el Gobierno quiere promover la matrícula cero [gratuidad en la educación superior], lo puede hacer. Pero la idea es que mañana otro Gobierno también pueda usar vouchers o volver a Ser Pilo Paga [un programa de la Administración de Juan Manuel Santos que financió matrículas en universidades privadas]”, subrayó en una videollamada durante los debates en el Senado.

Todo se salió de control a partir del miércoles 5 de junio. La oposición consensuó con el Gobierno unos cambios que permitieron que el proyecto fuera aprobado en la Comisión Primera del Senado y avanzara a la plenaria. Al principio, parecía una victoria para la ministra, que mostró con orgullo su capacidad para lograr acuerdos. Pero pronto quedó claro que Fecode no iba a aceptar las modificaciones. “Fue a espaldas de nosotros, a puerta cerrada y por asalto”, comentó por teléfono Martha Rocío Alfonso, secretaria de Relaciones Internacionales y portavoz de Fecode. Algunas cosas eran innegociables: menciones al sector privado y un “sistema mixto”, evaluaciones de docentes con base en el desempeño de los estudiantes, definiciones de la educación como un “servicio público esencial” y el regreso de la educación posmedia a través del nuevo concepto de “educación terciaria”.

Fecode llamó a su primer paro durante el Gobierno de Petro. El miércoles comenzaron movilizaciones en todo el país para exigir el hundimiento de un proyecto que ya veían como irrecuperable. Para los maestros, era importante mostrar su autonomía como sindicato sin confrontar directamente al presidente. Se enfrentaron con la ministra por “el error político” de aceptar visiones que, para ellos, eran propias de la derecha y desvirtuaban un año de trabajo. Pero los cuestionamientos a Vergara quedaron en un segundo lugar: los manifestantes de la primera marcha en Bogotá comentaron que sus reclamos eran contra el Congreso y no contra el Gobierno. En ningún momento los maestros responsabilizaron a Petro.

En los primeros días del paro, quedó en evidencia que la reforma no tenía salida. La ministra comentó que estaba dispuesta a revisar los cambios en las evaluaciones docentes, pero que no se podía desconocer que Colombia tiene un sistema mixto en el que el sector privado tiene capacidades que aportar. Echarse atrás, algo que descartó, la hubiera dejado sin votos en el Senado. Por otro lado, la situación con Fecode era cada vez más difícil. El ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, reconoció el martes que el Gobierno había cometido errores en las negociaciones y que hundiría el proyecto si era necesario. “Es complejo hacer una reforma a la educación sin contar con los profesores del sector público”, dijo en W Radio.

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