Laura Sarabia, una nueva estrella
La ficha clave para meterle un timonazo al rumbo era una persona con un perfil moderno, una ejecutora como la doctora Sarabia

Hay un nuevo liderazgo en Colombia, dijo el exministro Mauricio Cárdenas en su programa de YouTube Charla entre amigos con el economista Mauricio Reina. Apareció una nueva estrella con mucha fuerza, muy bien parada en la cancha, dijo refiriéndose a la directora general del Departamento de Prosperidad Social, Laura Sarabia. En efecto, la doctora Sarabia, después de pasar un mal rato por el escándalo de la pérdida de un dinero en su residencia que la llevó a renunciar al cargo de jefa de despacho de la Presidencia de la República, pasó a convertirse en la coordinadora del Gobierno del presidente Gustavo Petro. Se cayó para arriba, se decía coloquialmente de los altos funcionarios que se veían obligados a retirarse del cargo que ocupaban para ser designados en otro de mayor jerarquía. Esta politóloga de la Universidad Militar Nueva Granada, especializada en marketing de campaña, goza de la absoluta confianza del jefe del Estado.
Tiene un carácter de moderada profesional que contrasta con el estilo beligerante de su superior y de algunos de los ministros del despacho. La imagen del Gobierno, según las encuestas, ha perdido mucho campo. Para el evangelio dominical del periodista Ricardo Ávila, en El Tiempo, “aparte de que las reformas encontraron sucesivos tropiezos en la Cámara y el Senado, los resultados de las elecciones regionales mostraron un descalabro de la izquierda, que cedió mucho terreno, comenzando por las capitales más importantes”.
Había que cambiar la estrategia. La ficha clave para meterle un timonazo al rumbo era una persona con un perfil moderno, una ejecutora como la doctora Sarabia, quien desde la jefatura del despacho de la Presidencia de la República tenía la función de vigilar la ejecución presupuestal y la gestión de cartera por cartera. Nadie había podido reemplazarla con competencia. Esa es la razón por la cual se le atribuye la autoría de la famosa reunión de la Casa de Huéspedes Ilustres de Cartagena con los cacaos y su posterior desarrollo para ejecutar los grandes proyectos de la alianza pública privada que surgieron del ambigú de posta negra en la ciudad de las murallas.

La Directora de Prosperidad Social tiene una chequera poderosa. Maneja las siguientes pendejaditas: la devolución del IVA, Familias en Acción, Jóvenes en Acción, Colombia Mayor, Familias en su Tierra, Empléate sin Fronteras, infraestructura social y hábitat, acompañamiento familiar y comunitario, emprendimiento colectivo, donaciones y mejoramiento de vivienda. Vale decir, los programas sociales de mayor impacto popular y de preferencia del Gobierno nacional. Si a eso le sumamos la participación de los privados, en particular del Grupo Aval, que más rápido de lo esperado perfeccionó el lanzamiento de la Misión Guajira con soluciones estructurales y sostenibles, no hay duda de que estamos ante una verdadera estrella.
En una entrevista en la W Radio ambos protagonistas de la Misión Guajira, la doctora Sarabia y Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez explicaron el alcance de la transformación social y territorial de varios municipios de La Guajira. La palabra agua dejaba su condición de quimera para convertirse en una realidad cercana. Faltan las otras alianzas públicas privadas, en especial las que tienen que ver con la infraestructura, tan necesaria para la recuperación de la economía.
La coordinación de la doctora Sarabia va más allá. El primer encuentro con líderes del sector energético para consolidar los compromisos de lo que el Gobierno llama el acuerdo nacional y que está lejos de ser una realidad, estuvo liderado por ella con la asistencia de los ministros de Hacienda, Ricardo Bonilla, y de Minas, Andrés Camacho y los representantes de los gremios —Camilo Sánchez, de Andesco; Alexandra Hernández, de Ser Colombia; José Camilo Manzur, de Asocodis, y María Claudia Lacotoure, de la Cámara Colombo Americana―. El tren de la prosperidad social va más rápido que el resto de la administración pública.
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