La revocatoria de la candidatura de Patricia Caicedo en Santa Marta amenaza un fortín de la izquierda
Las posibilidades de triunfo en las elecciones regionales para las fuerzas afines al presidente Gustavo Petro se siguen reduciendo
La izquierda confiaba con una victoria en Santa Marta, la capital del departamento de Magdalena, en la costa Caribe colombiana. La exconcejala Patricia Caicedo se perfilaba triunfante, según las últimas encuestas. La firma Mediciones y Servicios de Marketing la mostraba como favorita con una intención de voto del 21,3%, por encima del 14,8% de José Alfredo Ordóñez; y Guarumo la situaba con 40,4%, por delante del 33,6% de Carlos Pinedo.
La ciudad es un fortín para su partido, Fuerza Ciudadana, que desde 2012 —cuando todavía era un movimiento político— ocupa la Alcaldía y desde 2020 la Gobernación. Los comicios del próximo 29 de octubre parecían ser una nueva oportunidad para revalidar su poderío, en medio de un panorama que no pinta favorable para los sectores de izquierda en otras regiones del país. Pero una decisión del Consejo Nacional Electoral (CNE) truncó estos planes.
El principal gancho de Fuerza Ciudadana fue la razón de su traspiés. Carlos Caicedo, hermano de Patricia y actual gobernador del Magdalena, es el fundador del partido y de lejos su figura más visible. Derrotó a la desprestigiada clase política tradicional local y se convirtió en alcalde hace 12 años. No es errado afirmar que su liderazgo y carisma son el centro de la colectividad. Así como impulsó exitosamente a Rafael Martínez y Virna Johnson como sus sucesores en la Alcaldía hace ocho y cuatro años, respectivamente, planeaba replicar la estrategia con su hermana. No contó con que su actual cargo terminaría siendo un obstáculo. Así lo consideró el CNE, que revocó la inscripción de la candidatura de Patricia Caicedo por su parentesco con el gobernador.
Los hermanos Caicedo reaccionaron de inmediato. Carlos acusó a la Registraduría Nacional, entidad que con el CNE conforma la organización electoral, de estar bajo el control de la ultraderecha. Patricia afirmó que la decisión violenta sus derechos políticos. Fuerza Ciudadanía apeló la decisión y pidió como medida cautelar que otro miembro del partido sea el candidato, en el caso de que la inhabilidad que pesa sobre Patricia se mantenga. Esta petición, no obstante, también puede fracasar porque el plazo fijado en el calendario electoral para realizar modificaciones en las candidaturas ya se venció.
Sin candidato de Fuerza Ciudadana, la izquierda perdería a Santa Marta. El Pacto Histórico, la coalición por la que fue elegido Gustavo Petro como presidente, tiene un aspirante, el abogado José Luis Ortega, quien no llega al 1% en las dos encuestas. Y es que en Magdalena la izquierda es totalmente caicedista: en las elecciones a la Cámara de Representantes en 2022, más locales por su forma de votar que las del Senado, Fuerza Ciudadana tuvo casi el 14% de los votos, contra el 6,5% del Pacto. Tras la debacle de la clase política local, con sus cabezas condenadas por la parapolítica a finales del siglo pasado, Caicedo se ha convertido en el gran barón electoral.
Sin su hermana, las candidaturas más visibles no son de izquierda. Carlos Pinedo, exconcejal de Cambio Radical y hermano del excongresista Miguel Pinedo —investigado por nexos con los paramilitares, pero dejado en libertad por errores en su acusación—, recolectó firmas y cuenta con el coaval del partido cristiano Mira. José Alfredo Ordóñez, el otro candidato que las encuestas muestran de segundo, es un sacerdote católico que sin éxito ha aspirado a diferentes cargos de elección popular en la región, casi siempre de forma independiente, y en el pasado manifestó su apoyo a políticos de derecha.
Eso implicaría un enorme golpe para la izquierda, especialmente cuando sus chances de ganar en otras ciudades son pocas. En Bogotá, en donde gobernó el presidente Gustavo Petro entre 2012 y 2015, las encuestas muestran al centroderechista Carlos Fernando Galán como el más opcionado. El exsenador Gustavo Bolívar, candidato del Pacto Histórico, lo sigue en intención de voto, pero los sondeos muestran que perdería en una eventual segunda vuelta. El escenario en Medellín también es adverso: Federico Gutiérrez, excandidato presidencial que cuenta con el apoyo del uribismo, supera el 50% de la intención de voto y está muy por encima de Juan Carlos Upegui, el candidato de la coalición de Gobierno, quien apenas llega a los dos dígitos. Y la situación es similar en otras ciudades. Alejandro Char seguramente ganará en Barranquilla, en unas votaciones que serán un trámite, y el pastor cristiano Jaime Beltrán, con su discurso de mano dura, es el favorito para alzarse con la victoria en Bucaramanga.
Para Sergio Guzmán, fundador de la firma Colombia Risk Analysis, la izquierda aún conserva esperanzas en Cali, aunque con un papel menos protagónico. “El candidato con el que tienen posibilidades decentes es Roberto Ortiz, pero van en alianza con otros movimientos. A la izquierda se le están quedando cortas sus opciones y eso sugiere que, en buena medida, estas elecciones son un referendo respecto a la gestión del presidente Petro”; advirtió. Ortiz, en efecto, puntea en las encuestas con el 33,6% en la intención de voto, pero una de sus perseguidoras, la liberal Diana Rojas, quien estaba de tercera con 13,1%, recientemente se adhirió a la campaña del empresario Alejandro Eder, segundo con 23,1%.
Precisamente, con un futuro electoral poco prometedor, cuesta todavía más para el oficialismo lo que está sucediendo en Santa Marta. Así lo ve Mauricio Jaramillo, profesor de la Universidad del Rosario. “En el pasado vimos cómo a los presidentes les pasaba factura el desgaste de su primer año de mandato en las elecciones regionales. La izquierda, ahora, corre el riesgo de perder varias de las capitales y ciudades relevantes. El progresismo tuvo un bastión en Santa Marta y si el péndulo vuelve a la derecha, será un gran revés para Petro”.
Salvo una sorpresa, la izquierda colombiana puede pasar, en menos de año y medio, de celebrar una conquista histórica, como lo fue la llegada de Gustavo Petro a la presidencia, a sufrir un descalabro político en lugares que le pertenecían.
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