Los candidatos a la Alcaldía de Medellín encuentran en los medios de comunicación un nuevo enemigo
Federico Gutiérrez se niega a participar en los debates de Telemedellín. Juan Carlos Upegui ataca al periódico ‘El Colombiano’. El derecho a informarse con veracidad de los ciudadanos se afecta
La carrera por la Alcaldía de Medellín ha dado un vuelco inesperado. Daniel Quintero renunció este domingo a su cargo como alcalde de la ciudad, tres meses antes de terminar su periodo constitucional. Los dos principales candidatos a sucederlo han encontrado en los medios de comunicación un nuevo enemigo. El exalcalde Federico Gutiérrez, quien puntea en todas las encuestas, ha decidido no asistir a los debates que organiza Telemedellín porque, según él, el principal canal público de la ciudad es “una extensión de las redes sociales de quienes hoy mal gobiernan”. Juan Carlos Upegui, candidato del exalcalde Quintero y segundo en los sondeos, ha dicho que el periódico El Colombiano, el más influyente de la ciudad, “es una cloaca de desinformación”. La Fundación Para la Libertad de Prensa (FLIP) dice que los más afectados por estas peleas son los ciudadanos, que están perdiendo su derecho a informarse con veracidad en un momento clave para el futuro de Medellín.
Para Jonathan Bock, director de la FLIP, la disputa tiene un largo antecedente que hace ver como normal una situación grave para la democracia. “En los cuatro años de la alcaldía de Daniel Quintero se ha debilitado la relación que debe existir entre un mandatario y los medios de comunicación”, dice Bock a EL PAÍS. “Quintero mantuvo una estrategia de comunicaciones agresiva y estigmatizante contra El Colombiano, que se agudizaba cada vez que el periódico publicaba algo negativo para su gobierno”.
Esa línea de confrontación la ha heredado Upegui, antiguo secretario de No violencia de Quintero y quien en varias ocasiones ha dicho que el periódico tiene una persecución contra su candidatura. En entrevista con EL PAÍS, el candidato del movimiento Independientes afirma que El Colombiano quiere poner a los electores en su contra: “Lo hacen con mentiras y con difamaciones. No vemos equilibrio informativo. Se nota que están haciendo lo posible para dañar nuestra imagen y para cuidar la de Federico Gutiérrez”. Luz María Sierra, directora del periódico, le dijo a EL PAÍS: “No es nuestro papel entrar en debates con un candidato. Nosotros hacemos periodismo. Y nuestras investigaciones son las que hablan por nosotros”.
El capítulo más reciente de esta pelea tiene que ver con las denuncias que hizo El Colombiano sobre los contratos de la novia de Upegui con la actual Administración. En un artículo titulado “¿De dónde saca tanta plata Juan Carlos Upegui para su campaña?”, el periodista Daniel Rivera Marín, editor general del periódico, afirma que Andrea Vahos, pareja del candidato, “trabaja en la oficina de Comunicaciones de la Subsecretaría de Planeación Educativa de la Secretaría de Educación”. Upegui y Vahaos han afirmado que esa información es falsa. “Dijeron que mi novia trabaja en la administración y se demostró que eso era mentira. Ella trabajó a finales del año pasado para poder participar en la candidatura sin conflicto de interés”, le dijo Upegui a EL PAÍS. En el periódico afirman que el candidato no ha pedido una solicitud de rectificación oficial.
Jonathan Bock insiste en que si hay un desencuentro entre un ciudadano o un político y un medio, porque el primero cree que algo de la información publicada no es veraz, debe acudir a la rectificación y no a los ataques coordinados en redes sociales. “Ese es el mecanismo que ha aconsejado la Corte Constitucional. Pero en este caso concreto no ha habido solicitud oficial, son solo rumores en redes sociales”, explica.
Según un comunicado de la FLIP, después de que Upegui y Vahos publicaran mensajes estigmatizantes realizados contra El Colombiano, “el periodista Daniel Rivera reportó haber recibido más de cien comentarios diarios en sus redes sociales, en los que lo insultan y desprestigian su labor y el medio en el que trabaja”. De acuerdo con la FLIP, “estos señalamientos en redes contra El Colombiano son una estrategia articulada para generar dudas en la ciudadanía y desinformar sobre asuntos relevantes durante la época electoral, como las fuentes de financiación de las campañas políticas”. Bock, afirma que los medios de comunicación deben fortalecer sus mecanismos de verificación y cuando haya información falsa deben corregirla públicamente y asumir las consecuencias.
Al otro lado, la disputa de la campaña de Federico Gutiérrez con Telemedellín también alcanzó graves niveles de agresividad. El primer choque se dio el pasado 20 de agosto, cuando el canal — que depende del alcalde de turno — organizó un debate de candidatos a la Alcaldía al que Gutiérrez decidió no ir. Mediante un comunicado agradeció la invitación, y explicó su determinación. “Telemedellín ha sido utilizado de manera reiterada como plataforma de campaña para uno de los candidatos a la alcaldía y no existen garantías para mi participación en dicho escenario de diálogo”. El candidato acusó al canal de tener fines electorales: ”No podemos hablar de garantías cuando Telemedellín se convirtió en una extensión de las redes sociales de una administración que destruyó la confianza en nuestra ciudad”.
La pelea se agudizó el pasado 10 de septiembre cuando, de nuevo, Gutiérrez estuvo ausente de un debate organizado por el canal. Esta vez dijo que no lo habían invitado y que se enteró del evento por una publicidad en redes sociales. “Telemedellín organizó un debate para beneficiar a los candidatos de quienes se están robando a la ciudad... No asistí por razones obvias. Quienes vieron el debate se dieron cuenta de que no era más que una encerrona”. Ante su negativa recurrente de asistir, la audiencia del canal se queda sin saber qué piensa el que, según todas las encuestas, es el favorito para ser el próximo alcalde de Medellín.
Jonathan Bock cree que la decisión de Gutiérrez es grave porque vulnera el derecho al acceso a la información que tiene la ciudadanía, y más en circunstancias electorales. “Telemedellín es el canal público con una audiencia importante en la ciudad; es el espacio natural para hacer esos debates. La argumentación de Federico Gutiérrez es muy insuficiente. Deja entrever que puede haber otras estrategias de fondo como no querer participar en debates porque tiene la ventaja en los sondeos”.
Según Bock, Gutiérrez no solo no asiste a los debates, sino que aprovecha para estigmatizar y cuestionar al medio y al alcalde Quintero. Pero olvida que cuando él era alcalde usó los medios y recursos públicos para promocionarse a sí mismo y a su gestión. “Es lo mismo que le critica a Quintero”, resume el director de la oenegé.
Aunque en Medellín es especialmente agudo, el problema no se queda en la capital de Antioquia. En lo que va del 2023, la FLIP ha documentado 36 casos de estigmatización a medios y periodistas, de los cuales 27 están relacionados con el cubrimiento electoral. “Esta estrategia es reiterativa por parte de algunos funcionarios públicos o por quienes buscan ingresar a la función pública. Consiste en emitir mensajes estigmatizantes contra la prensa, instrumentalizar a los medios para favorecer sus propios intereses y fomentar una narrativa de desinformación que siembra desconfianza hacia los medios de comunicación”, concluye Bock.
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