Wilders trata de aprovechar la crisis turca para inflamar el nacionalismo antes del voto
El líder xenófobo holandés propone "cerrar las fronteras" como única solución a gente como Erdogan
Era inevitable. Con la crisis diplomática entre Holanda y Turquía en carne viva, Mark Rutte, primer ministro holandés y cabeza de lista de los liberales de derecha para las elecciones de mañana, y Geert Wilders, líder de la derecha eurófoba, solo se pusieron de acuerdo en una cosa en su único debate televisivo: "Ankara debe pedirnos disculpas por las presiones", dijo Wilders, quien en la tarde de este lunes pidió "cerrar las fronteras" como única solución a gente como el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. Las encuestas indican un repunte de su formación.
Ambos políticos encabezan, con 24 escaños, respectivamente, el último sondeo presentado por la propia televisión pública (NOS) antes del cara a cara. El dato representa una mejora para la formación de Wilders con respecto a los publicados la semana pasada. El Parlamento holandés tiene 150, y ninguno podría gobernar en solitario. Pactar una coalición es la única posibilidad, pero Rutte fue implacable. “No, nunca, no, gobernaré con usted, señor Wilders”. La negativa debió sonar a gloria en las filas de los cristianodemócratas, que han remontado en los últimos días hasta llegar a los 21 escaños, según la misma medición. Detrás, con 16 asientos, un grupo compacto formado por los ecologistas, liberales de izquierda y socialistas radicales. Ninguno quiere pactar con Wilders, pero de ponerse de acuerdo entre ellos, superan de largo los 76 diputados necesarios para lograr la mayoría en el Congreso. A la baja, los socialdemócratas llegan con apuros a los 12 escaños.
Así que Rutte, aupado por la firmeza con la que ha repelido los intentos de Turquía de celebrar mítines en favor de su propio referéndum en suelo holandés, ha criticado a Wilders por su “miedo a gobernar”. “En 2012, en plena crisis financiera, retiró su apoyo a un Ejecutivo de centro izquierda en minoría, y hubo que convocar nuevas elecciones. Hemos salido de la crisis, a pesar de todo. De haberlo dejado en sus manos estaríamos como Grecia o Italia. Abandona, y encima pretende salir de la UE. Así solo crearía 1,5 millones de parados”, aseguró. Rutte era también primer ministro entonces, y nunca le perdonó que le dejara en la estacada para no quemarse con los ajustes presupuestarios. Rápido, su rival, le ha llamado mentiroso “por decir que con el Brexit, un Reino Unido fuera de la UE está perdido”. “Nunca han estado mejor. Con el Nexit que yo defiendo, seremos los dueños de nuestras cuentas y de nuestro país”.
Medidas sociales
Enfrentados, personalmente incluso, por la economía, ambos candidatos han chocado luego por la sanidad. “Le dan ustedes todo el dinero a los inmigrantes y dejan solos a nuestros ancianos y dependientes”, casi gritó Wilders. “Inyectaremos 2.000 millones de euros en las ayudas para mayores y necesitados”, contestó Rutte. “A buenas horas. ¿Dónde los había metido todos estos años?”, inquirió su rival.
Educados durante todo el debate, que tuvo lugar en el aula magna de la Universidad Erasmus, de Róterdam, la temperatura subió al hablar de los refugiados. “Han dejado entrar a 130.000. Hay que cerrar las fronteras porque el islam no encaja en Holanda. Hay un millón de musulmanes en Holanda, de los cuales el 70% piensa que las leyes islámicas (sharía) son más importantes que nuestro sistema liberal”, aseguró el líder xenófobo. “Lo sensato es solucionar los problemas fuera de nuestras fronteras”, contestó Rutte, que había recurrido a una metáfora futbolística para definir los comicios. “Son los cuartos de final de la lucha europea contra el populismo. Las semifinales serán en Francia, en mayo, y la final en Alemania, en septiembre”. Wilders cogió al vuelo la alusión al peligro que políticos cómo él pueden suponer para Europa, y pronunció las últimas palabras del debate: “Yo juego la final, nada de cuartos de final”.
Arrugas y chaleco antibalas
Enzarzados a lo largo del debate televisivo, su único enfrentamiento electoral a lo largo de la campaña, Mark Rutte y Geert Wilders han subrayado a su manera lo duro que es gobernar y estar en la oposición, respectivamente. “¿Ve usted mis nuevas arrugas?, salieron por culpa de la crisis financiera. La superamos, algo de lo que me enorgullezco”, dijo Rutte, aunque la economía apenas ha asomado en estos comicios.
Wilders, por su parte, dejo ver el chaleco antibalas que usa por las amenazas de islamistas radicales. Y no ha soltado su tema de cabecera. “El 69% de los turcos de Holanda votaron por Erdogan en las últimas elecciones”, ha reiterado en el debate.
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