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Holanda aboga por retomar el diálogo con Turquía aunque se siente “chantajeada”

La ministra de Familia turca fue escoltada hasta Alemania por las fuerzas de seguridad

Partidarios de Erdogan protestan frente al consulado holandés en Estambul.Foto: atlas | Vídeo: CEM TURKEL (EFE) / ATLAS
Isabel Ferrer

Mark Rutte, primer ministro holandés, tenía este domingo la sensación de seguir inmerso en un mal sueño. O como él dice, “de haberme equivocado de película”. La noche anterior, en Róterdam, se vieron escenas inesperadas a tan solo cuatro días de las elecciones del 15 de marzo. De madrugada, y tras varias horas de discusiones en todos los tonos posibles, el alcalde de Róterdam, Ahmed Aboutaleb, de origen marroquí, optó por despachar a la ministra turca de Familia, Fatma Betul Sayan Kay. “He sido engañado por el cónsul, que convocó a la gente a pesar de haberme asegurado que no lo haría”, dijo el edil, que ordenó escoltar a la política fuera de Holanda con gran despliegue de medios: coches de policía y un helicóptero la siguieron hasta la frontera con Alemania. Instantes después, los manifestantes lanzaron piedras contra los agentes y hubo siete heridos y 12 personas fueron arrestadas. Esta misma mañana, la bandera turca ondeó durante media hora en la torre del consulado de Holanda en Estambul. Luego fue sustituida por la holandesa.

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La ministra turca había llegado en coche desde Alemania para hacer campaña electoral entre los holandeses de origen turco a favor del referéndum del 16 de abril (que pretende ampliar las competencias del presidente Recep Tayyip Erdogan). Al ministro de Exteriores ya le había sido denegado por la mañana el permiso de aterrizaje en Róterdam y este domingo ha asegurado que Holanda es "la capital del fascismo". Lo ha dicho desde Francia, adonde llegó tras haber sido rechazada su presencia en el país vecino. "Francia tiene un actitud mucho más serena que los Países Bajos", ha concluido según France Presse (Afp).

Holanda no quiere ese tipo de injerencias y a la ministra turca no se le permitió acceder al consulado de su país en Róterdam. “Todo esto es absurdo. Me siento chantajeado. La presencia de la responsable de Familia suponía una amenaza para el orden público y le dijimos que se fuera, pero no hizo caso. Incluso trató de esquivar a la policía. Creo que el lado turco ha exagerado y estoy muy enfadado. También estoy en contacto con otros países europeos”, ha dicho Rutte. Su malestar ante las cámaras de televisión era evidente después de haber negociado sin éxito la pasada madrugada con su homólogo turco, Binali Yildirim.

Holanda y Turquía se exigen ahora disculpas mutuas, y Rutte aboga por "reducir la tensión" porque ambas partes han llegado al límite de lo admisible y deben "retomar el diálogo". Bert Koenders, titular de Exteriores holandés, está de acuerdo aunque se ha mostrado cauto. “No creo que sea fácil [retomar el diálogo]. Y desde luego, no pensamos pedir disculpas”, ha dicho.

El encontronazo diplomático no ha podido producirse en peor momento. Rutte vuelve a ser el candidato de los liberales de derecha —que encabezan ahora los sondeos— para el cargo de primer ministro, pero se ha visto obligado a dedicar las últimas horas de campaña a hacer política pura. Así, mientras él vadea los charcos dejados por el goteo de ministros turcos enviados por Ankara, Erdogan espera agrandar su perfil de estadista. Y como las redes sociales se desbocan, las imágenes de las banderas turcas ondeando en Róterdam en honor de la ministra de Familia, subrayan el calificativo de “los turcos en Holanda, Alemania o cualquier otro país donde se hayan asentado”, fomentado por Ankara. Un retrato deformado para la Unión Europea, que solo los considera ciudadanos comunitarios. De ahí que Rutte busque también un acuerdo en Bruselas para evitar incidentes similares en el futuro.

De alcanzarse ese acuerdo, llegará después de los comicios holandeses del 15 de marzo. En cuanto a las tensiones desatadas entre Turquía y Holanda, se presume que no remitirán hasta pasado el referéndum turco del 16 de abril. Una cosa sí está clara: el choque diplomático ha noqueado a uno de los nuevos partidos holandeses. Se trata de Denk, liderado por dos exdiputados socialdemócratas de origen turco que abogan por mejorar la integración de su comunidad. Mientras los demás grupos apoyaban en bloque al Gobierno de La Haya, ellos debatieron durante toda la noche qué postura adoptar. Al final, pidieron “calma para evitar males mayores” y para que el rédito de lo ocurrido “no beneficiara [al líder antimusulmán] Geert Wilders”. Unas líneas que no desvelaban si tomaban distancias con las pretensiones de Turquía en suelo holandés.

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