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Un chico es la nueva imagen de una firma de cosméticos

Se llama James Charles, es ‘youtuber’ y adora la máscara de pestañas . ¿Acaso ponerse guapos no es cosa de hombres?

Que los chicos se maquillen no es nada nuevo. David Bowie se puso a ello hace más de 40 años, creando una tendencia que se dio en llamar glam rock. Lo que sí resulta novedoso es que el rostro de la campaña de una firma de productos de maquillaje (que, para más inri, se denomina CoverGirl, o lo que es lo mismo “Chica de Portada”) pertenezca a alguien que responde al nombre de James Charles. ¿Y quién es James? Así se presenta en Instagram: “Artista de maquillaje de 17 años, cantante ocasional y covergirl”. James es un chico.

Más allá del anzuelo comercial, la campaña esconde una cuestión de mayor calado: la idea de que el interés por la belleza no es de uso exclusivo de un género. La marca defiende que tanto hombres como mujeres pueden usar colorete, sombra de ojos y máscara de pestañas. Esta ruptura con las construcciones sociales de género es algo cada vez menos minoritario, aunque aún siguen saltando a la palestra noticias como que un niño quiera ponerse un atuendo considerado femenino, como el disfraz de princesa del hijo de Charlize Theron. Cada vez más firmas se desmarcan de la diferenciación por géneros en sus diseños, como hacen con sus prendas unisex Givenchy, Prada, JW Anderson o Hedi Slimane.

"Es muy positivo que la vivencia estetica del género sea más libre y más flexible", señala Juan Macías, psicólogo. "Esta liberación de referentes nos ayuda a todos a crecer y a revisar nuestra propia mirada sobre nuestra vivencia del género, la identidad y la orientación que han estado erroneamente asociados a modelos rigidos de estética e imagen social. Una estética que no pone en juego la identidad como hombre, y que no se asocia con una orientacón sexual, supone una flexibilización del genero revolucionaria".

Todavía resulta necesario aclarar que género, sexo y orientación sexual no tienen nada que ver. La elección de una u otra vestimenta no implica una orientación determinada. Quienes practican el cross-dressing (“cruce de vestuario”) son, para el profesor Brett Genny Beemyn, de la Universidad de Massachusetts-Amherst (EEUU), “individuos que toman apariencia y conducta consideradas por cierta cultura como de otro género, pero que no pertenecen a nadie”. Según una encuesta realizada en 1999, recogida en el libro Today's transgender realities: crossdressing in context (2008), el 48,8% de los cross-dressers se definen como heterosexuales.

El tabú del rimmel

Muchos hombres usan maquillaje a diario: actores, presentadores de televisión, músicos de rock…, y siempre con intención de aparecer más guapos. En otras culturas —desde los nativos americanos a muchas tribus africanas— los hombres han pintado sus caras con diversos significados. En nuestro entorno cotidiano, sin embargo, no es lo habitual. Un estudio realizado en 2014 por investigadores de varias universidades británicas concluyó que los hombres están cada vez más interesados por su imagen, pero a la hora de enfrentarse al maquillaje “aún se rigen por una versión convencional de la masculinidad”.

Lamentablemente, esta imposición de género consigue que la mayoría de quienes lo usan prefieran que no se sepa. En una encuesta realizada en 2010 también en Reino Unido preguntaron a 1.800 hombres si se aplicaban maquillaje en secreto. El 11% respondió que sí. Entre estos, el 71% recurría al corrector, el 64% al gloss de labios y el 49% al eyeliner.

También era impensable hasta hace poco que los hombres se acicalaran con perfumes de aromas florales y exóticos, y sin embargo —tras insistentes y atractivas campañas publicitarias— estos impregnan los cuellos de millones de varones en todo el mundo. ¿Conseguirá CoverGirl romper por fin el tabú del maquillaje?

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