“¿Por qué esperar a que un país suplique para actuar?”
El enviado de la ONU para el Clima, Macharia Kamau, pide adelantarse en la asistencia alimentaria ante las crisis
Ante "la nueva normalidad" de eventos climáticos extremos provocados por fenómenos como El Niño y su replicante, La Niña, es básica la asistencia inmediata (sobre todo la alimentaria) a las comunidades afectadas. Pero aún más importante es preparar a esas comunidades para que las sequías, inundaciones, y otros desastres que —el consenso es general— van a seguir ocurriendo en los próximos tiempos no deriven en emergencias. Eso que se ha llamado "construir resiliencia". Pero el keniano Macharia Kamau, embajador de su país ante la ONU y enviado especial del secretario general para el Clima y El Niño, opina que hay que desmitificar el lenguaje que se usa para describir los problemas del mundo. "Al final, se trata de garantizar que, pase lo que pase, haya agua. Con agua, las crisis en las comunidades que he visitado habrían sido muy distintas".
Kamau acaba de estar en Papúa Nueva Guinea y Timor Oriental, países de Oceanía y el Sudeste Asiático golpeados por el fenómeno, e insiste en la importancia de hacer llegar información a los agricultores para garantizar la seguridad alimentaria. Los granjeros necesitan conocer qué va a pasar con el clima y tener alternativas para sus cultivos. "Si saben que no van a tener agua, quizá puedan pensar en un sistema de riego por goteo, o utilizar el terreno para otras cosas", ejemplifica. Para ello, es clave contar con agentes de extensión agrícolas formados que puedan asistir a las comunidades. "Cuando propuse a algunos agricultores que probaran con judías, me dijeron que no, que ellos solo plantaban arroz. ¡Y eso que llevaban dos años sin obtener nada!".
“El hambre o el subdesarrollo no caen del cielo. Vienen dados por decisiones políticas”
En la batalla por la consabida "resiliencia", Kamau comprobó que el Gobierno de Timor da unos 70.000 dólares anuales a cada pueblo para que lo inviertan en prepararse para los efectos cambio climático. Sin instrucciones. "Confiamos en el criterio de las comunidades", decían desde la Administración. El diplomático keniano ve dos problemas ante esa libertad de acción: la ya mencionada falta de información real para tomar decisiones y la posibilidad de que no se alcancen acuerdos.
Por ello, Kamau les propuso "estandarizar" las medidas a adoptar con esos fondos, en una especie de manual instrucciones de cinco puntos para la prevención. En primer lugar, garantizar el acceso al agua debe ser una prioridad, pues "si hay agua, hay comida". Siempre que, segundo, estén aseguradas las semillas y otros bienes básicos para producir alimento. El tercer punto es la salud —"aunque aquí siempre habrá necesidad de intervenciones cuasihumanitarias, pues una crisis siempre obligará a intervenir". ¿Y la educación?, le preguntaron. "Mi experiencia me dice que si el agua, la comida y la salud están garantizadas, los padres siempre invertirán en educación", apunta.
Prepararse para 'La Niña'
Se prevé que más 60 millones de personas caigan en situación de inseguridad alimentaria como consecuencia del impacto en la agricultura y la ganadería del fenómeno climático de 'El Niño'. Sin la acción necesaria, las agencias de la ONU estiman que esa cifra podría alcanzar los 100 millones.
En un evento en la sede de la FAO en Roma al que han asistido representantes de otras agencias y de países afectados se ha señalado que se requieren unos 4.000 millones de dólares para cubrir las necesidades humanitarias. Unos 3.200 millones se dedicarían a fortalecer la seguridad alimentaria y la agricultura.
El Esste y el Sur de África, así como zonas del Sudeste Asiático y el Pacífico, y partes de América Latina y el Caribe se han visto afectadas por sequías, tormentas o lluvias torrenciales en los últimos tiempos, con un grave impacto sobre la producción agrícola.
Ahora, mientras se espera la réplica del fenómeno de La Niña, con posibles efectos igualmente dañinos (sequías donde su hermano dejó inundaciones, y viceversa), las agencias han pedido prepararse para fortalecer la resiliencia y asistir con urgencia a las zonas afectas. En el sur de África se ha detectado una "ventana de oportunidad" de tres meses para intervenir con semillas y otros medios de producción antes de que llegue la nueva temporada de cultivo. En caso contrario, millones de familias rurales de la región podrían quedar a merced de la asistencia alimentaria de aquí a 2018.
El cuarto punto es la energía. "La mayoría de estos países carecen de suministro eléctrico estable", destaca Kamau. "Y eso compromete su capacidad productiva". No solo de comida. Porque cuando falta alimento, el foco se pone en la producción del mismo, pero ser resiliente a la pérdida de cosechas o la muerte de ganado consiste precisamente en tener otros medios de vida. La energía es clave para desarrollar otro tipo de industrias. En ese sentido, el quinto área que el enviado especial llama a reforzar es el acceso de las comunidades locales a los mercados. "En Papúa, por ejemplo, producen artesanías exquisitas. ¿Por qué no impulsar el comercio de estos productos?", se pregunta.
En un evento en Roma organizado por la FAO (agencia de la ONU para la alimentación y la agricultura), Kamau ha pedido un cambio en el sistema actual de asistencia humanitaria, en el que los países tienen que solicitar la ayuda internacional. "Para que eso ocurra hace falta un cierto nivel de amenaza o de desastre. O eso, o un efecto CNN", indica en referencia al revuelo mediático provocado por algunos acontecimientos. Según él, estas peticiones de socorro generan un estigma ("Etiopía aún no lo ha superado desde [la hambruna de] 1994") y dificultades para los países. "¿Por qué hay que hacer que un país suplique? ¿No bastan los informes de agencias internacionales que dicen que se necesita ayuda?", plantea.
Porque sin esa ayuda ante las crisis no servirán de nada los avances logrados ni la preparación para el futuro. El círculo vicioso desastre climático-hambre-retroceso en el desarrollo es difícil de quebrar... "Solo se romperá con soluciones políticas. Afrontémoslo: La guerra, el hambre o el subdesarrollo no son cosas que caen del cielo. Vienen dadas por nuestras elecciones. Siria, por ejemplo es una elección política realizada por gente muy poderosa de este mundo", asevera. Eso explica, según el enviado especial de la ONU, por qué en un país El Niño deja hambre y muertes, y en el de al lado no. "Todo esto depende de las decisiones políticas".
Y esas decisiones tienen que tomarse globalmente, tanto en los países desarrollados como en los que están por desarrollar. "Lo que ocurre en el mundo nos afecta a todos. En Europa lo están viendo claramente ahora con las migraciones". Aunque en la lucha contra el cambio climático, Kamau cree que los primeros (y las economías emergentes) deberían hacer más por la mitigación y reducción de las emisiones. Los segundos ya tienen mucho que hacer con adaptarse a los efectos. "Los que estamos aquí no podemos seguir viviendo como si nada mientras hay gente sufriendo todo esto", lanzaba el embajador keniano en el evento de Roma. Y llama a los lectores de noticias como esta a hacerse más preguntas sobre qué ocurre realmente en el mundo.
El problema de los microclimas
Las comunidades que viven en zonas con microclimas requieren una respuesta especial ante fenómenos como El Niño, cada vez más impredecibles, según el enviado especial de la ONU para el clima, Macharia Kamau.
En aquellos lugares donde existen microclimas, con condiciones distintas a las de su zona, y donde los cultivos escasean porque caen pocas precipitaciones o demasiadas, la situación es especialmente complicada, según el diplomático keniano. El representante dijo haber visitado a familias en Timor Oriental que no habían visto el agua en dos años y, sin embargo, haber visto cómo a pocos kilómetros de distancia el agua estaba fluyendo de la montaña hacia el mar.
Kamau instó a "identificar esas bolsas de espacios microclimáticos que necesitan una respuesta especial. De lo contrario, se acabará dejando atrás a ciertas comunidades", advirtió.
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