_
_
_
_
palos de ciego
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Tres futuros para Cataluña

Podemos preguntarnos cómo hemos llegado hasta aquí; más urgente parece preguntarse qué va a ocurrir

Javier Cercas

No me lo esperaba. Me refiero al resultado de las últimas elecciones catalanas: no me lo esperaba. Dijeran lo que dijeran las encuestas, hasta el último momento pensé que saltaría la sorpresa y el sentido común acabaría imponiéndose. Me equivoqué: yo creía que Cataluña no es como es. Claro que los independentistas han ganado en escaños y no en votos, pero eso no anula lo esencial, y es que antes de las elecciones había en el Parlamento catalán menos de un veinte por ciento de diputados independentistas y ahora hay más de un cincuenta por ciento. Nos guste o no, es un cambio descomunal. Podemos preguntarnos cómo hemos llegado hasta aquí y quiénes son los responsables; más urgente me parece preguntarse, sin embargo, qué va a ocurrir en adelante.

Apenas una semana después de las elecciones catalanas, desde el punto de vista del Gobierno español yo sólo vislumbro tres posibilidades, suponiendo, claro está, que Rajoy gane las próximas elecciones, cosa no improbable, y que Mas sea capaz de formar Gobierno, cosa que ahora mismo parece complicada. La primera consiste en que el Gobierno español finja que en Cataluña no ha pasado nada, que lo único que hay que hacer es aplicar la ley a rajatabla y que la ley, que está para cumplirse, no está también para cambiarse cuando la realidad cambia; verosímilmente, esto no hará más que enconar el problema, lo que puede llevar a una situación muy difícil, si no inmanejable. La segunda posibilidad consiste en que el Gobierno español haga a los catalanes una propuesta de reformas legales, con el máximo apoyo de los partidos políticos, para que los catalanes podamos votarla en una consulta que repare el tremendo error que supuso, de principio a fin –desde su concepción y gestación hasta la ratificación en referéndum y posterior sentencia correctora del Tribunal Constitucional–, la historia del Estatut (es falso que esa desdichada historia sea la única causa de la situación actual, pero también es falso que no sea una causa más, y no desdeñable); aunque los independentistas radicales no aceptarían esta solución, todas las encuestas dicen que es la preferida por los catalanes, incluidos muchos independentistas de circunstancias. La tercera posibilidad consiste en promulgar una ley que permita la celebración de un referéndum legal y pactado, al modo de la Ley de Claridad canadiense (una solución a la que apunta por cierto la última sentencia del Tribunal Constitucional sobre Cataluña de 25 de marzo de 2014); esta solución podría constar de cuatro pasos. Primero: una reforma constitucional que elimine los obstáculos legales para el referéndum, empezando por la reforma del artículo 2 de la Constitución. Segundo: la celebración de un referéndum de independencia con reglas claras (siguiendo la doctrina del Tribunal Supremo canadiense en que se basa la Ley de Claridad, este referéndum no supondría la pérdida de soberanía de los españoles sobre su territorio: estos, simplemente, se la cederían por un tiempo a los catalanes para que decidieran sobre su permanencia en España). Tercero: si el apoyo a la independencia ganase por una mayoría suficiente, se iniciarían las negociaciones entre el Gobierno catalán y el español para llegar a un acuerdo sobre las condiciones concretas de la separación. Cuarto: una vez conseguido ese acuerdo, deberían ratificarlo en referéndum todos los ciudadanos españoles, quienes de este modo no perderían la soberanía sobre el conjunto de su país.

Estas son las tres posibilidades que en este momento atisbo. La primera es la peor, pero, si el PP sigue en el poder, la más probable: una salida falsa. La segunda no sólo es una verdadera salida: a corto plazo, quizá es la mejor (o la menos complicada); también es muy improbable con el PP en el Gobierno. En cuanto a la tercera, es verdad que es larga y azarosa y que debería contar con el acuerdo de la UE; pero, si se hace bien, puede ser la más segura y duradera para todos, además de la preferible para quienes, como un servidor, aspiramos a la disolución política de los Estados y a depender cada vez más de una Europa federal o confederal. Mientras llega ese momento, si España no es capaz de ofrecernos a todos “un proyecto sugestivo de vida en común” –por decirlo con la consabida fórmula de Ortega–, España no merece la pena.

elpaissemanal@elpais.es

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Javier Cercas
Javier Cercas nació en Ibahernando, Cáceres, en 1962. Es autor de 12 novelas que se han traducido a más de 30 idiomas y le han valido prestigiosos galardones nacionales e internacionales. Ha recibido, además, importantes premios de ensayo y periodismo, y diversos reconocimientos al conjunto de su carrera. Es miembro de la Real Academia Española.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_