La naturaleza humana
No recuerdo cómo comenzó todo, pero en los últimos tiempos me he aficionado a leer webs destinadas a la propagación del catolicismo
No recuerdo cómo comenzó todo, pero en los últimos tiempos me he aficionado a leer webs destinadas a la propagación del catolicismo. Quizás todo empezó con las Flos Mariae, siete hermanas españolas que todos los miércoles publican una canción en su canal de YouTube: los títulos de esas canciones (Reza el rosario, Dios, ¿por qué me amas tanto?, Vete a confesar, Seré tu princesa, Jesús, yo quiero ser como tú) permiten imaginar su contenido, aunque no la forma en que, en combinación con la imagen, la melodía y una estética colorista, ese contenido se despliega ante el espectador, que se pregunta si se le está hablando en serio o no. Las Flos Mariae, por supuesto, hablan en serio (también parece hacerlo su madre, María Durán de Bellido, que responde las preguntas de los lectores de CatholicosOnLine), incluso cuando lo hacen acerca de la virginidad, la plegaria y la supuesta obligación de que la mujer se centre en el hogar y en el cultivo de las virtudes “femeninas”: la elegancia, la piedad, la discreción, la caridad.
Posiblemente haya otras páginas webs de católicos, y muchas de ellas sean excelentes. Al margen de la muy discutible idea de “propagar” una religión, las dos iniciativas que menciono ponen de manifiesto algo que parece inherente al catolicismo: cada uno de sus intentos de “ponerse al día” utilizando las nuevas tecnologías demuestra que su problema no es tecnológico, sino de otra índole: el catolicismo prefiere no comprender el presente ni la naturaleza de sus fieles. En ese sentido, otras religiones parecen llevarle la delantera, por ejemplo el protestantismo. Una de sus iniciativas más recientes es Liefdestuin.nl, un exitoso sex shop protestante con sede en Utrecht en el que los fieles pueden comprar lo que deseen sin ser juzgados ni instruidos en la idea improbable de que una religión puede subsistir ignorando deliberadamente la naturaleza humana.
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