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64º Festival de Cannes

Guédiguian 'ruge' contra la precariedad laboral

El director francés vuelve a reunir en la combativa 'Las nieves del Kilimanjaro' a los actores de 'Marius y Jeannette'

Gregorio Belinchón

En Cannes, los viejos leones franceses rugen de nuevo. En las distintas secciones están programadas las películas de Bruno Dumont, Christophe Honoré, Alain Cavalier, André Téchiné y, cómo no, Robert Guédiguian, que ha vuelto a sus actores fetiche y a la Marsella de Marius y Jeannette o Mi padre es ingeniero para realizar una de sus mejores películas, Las nieves del Kilimanjaro, que el sábado alegró la sección Una cierta mirada. "Cada cuatro o cinco años reúno a la troupe, porque necesitamos ese tiempo para que pasen cosas, cambien nuestras vidas y el mundo en el que estamos, para que yo pueda reflejar todo eso en guiones. Y mientras hacemos otras películas por separado", afirma Robert Guédiguian.

"La lucha por conseguir un trabajo ha roto la unidad de los trabajadores"

Las nieves del Kilimanjaro plasma esos cambios mezclando sus viejas obsesiones como la noción de grupo -"El grupo es la única manera de sobrevivir; el individualismo no ha ayudado en ninguna mejora social"- y la lucha sindical con la crisis actual y una juventud desesperanzada. "Está desapareciendo la clase media", afirma el director. "En la película lo muestro en las casas. Los viejos sindicalistas, trabajadores de toda la vida, tienen sus apartamentos, pequeños pero mejores que los de los jóvenes, que alquilan sitios mucho peores".

La génesis del guión, cuenta el cineasta, procede de un poema de Victor Hugo sobre la bondad de los pobres: "Me di cuenta de cómo han cambiado las cosas: ya no hay trabajadores en grandes fábricas, no hay mineros, ferroviarios... La cantidad de pobres crece y crece, porque cada vez hay más gente que cobra el salario mínimo. Y es lógico que cambie el punto de vista de mis películas, que junto a mis personajes de siempre surjan otros jóvenes que reflejen los hechos. En Francia, el 85% de la población gana menos de 2.000 euros al mes, lo que significa que ese 85% es pobre".

A eso se ha llegado en un ambiente que entristece a Guédiguian. "Ya no hay unidad en la clase trabajadora, antes clase media", dice. "Por muchas razones, como el enfrentamiento actual por conseguir un trabajo o el anonimato de los grandes bloques de las ciudades dormitorio. En la película intento sugerir que no podemos perder de vista la importancia de seguir unidos. El futuro de nuestros nietos es muy negro porque serán más pobres. También es cierto que los sindicatos y los grandes partidos comunistas europeos, como el español o el francés, han dejado de ayudar a sus bases y de educarlos. El resultado es la apatía".

Robert Guédiguian, ayer en Cannes.
Robert Guédiguian, ayer en Cannes.A. RENTZ (GETTY)
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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.
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