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Reportaje:

El doble asesinato de una cantante 'grupera'

La muerte de Zayda Peña revive el terror del 'narcocorrido'

Zayda Peña Arjona, de 28 años, con cinco de trayectoria artística, era la vocalista del grupo Zayda y Los Culpables, que a comienzos de esta década adquirió cierta fama en el norte de México y el sur de Estados Unidos. El sábado murió asesinada en Matamoros, su ciudad natal, en el Estado de Tamaulipas, fronterizo con EE UU y territorio dominado por el llamado cartel del Golfo, una de las dos principales bandas de narcotraficantes que operan en México.

La muerte de la cantante grupera fue de película, y muestra hasta dónde llega la impunidad de los grupos criminales mexicanos.

Trigo Figueroa, hijo de Joan Sebastian, fue acribillado a balazos en agosto

La cantante de temas como La pena que yo siento, Amor ilegal y Lo quiero a morir quedó malherida el viernes en el motel Mónaco de Matamoros, tras el ataque armado de un sicario, que asesinó a Ana Bertha González, asistente de la cantante, y Leonardo Sánchez, empleado del inmueble. Zayda Peña fue atendida en la misma habitación del motel, con una herida de arma de fuego que le entró por la espalda y salió por la barbilla. Fue trasladada al hospital Alfredo Pumarejo, donde fue intervenida quirúrgicamente.

El sábado, mientras se recuperaba en urgencias, otro sicario, o tal vez el mismo, burló sin problemas la seguridad del hospital y esta vez no falló. Descerrajó dos disparos en el rostro de Zayda, que murió en el acto, y huyó sin problemas.

La música grupera nació en México en los años setenta a partir de la fusión de géneros tradicionales del Norte con pop y rock. Es una onda musical que tiene muchos adeptos entre los carteles de la droga, y que mezcla instrumentos como el bajo, batería, acordeón, sintetizadores y guitarras eléctricas. Las letras ser de amores posibles e imposibles, aunque también entran en terrenos más escabrosos, como narco, contrabando y la muerte.

Varios cantantes gruperos y de narcocorridos, otra variante de música mexicana, han muerto asesinados en los últimos tiempos. Trigo Figueroa, hijo de Joan Sebastian, fue acribillado en agosto del año pasado de un disparo en la nuca al término de un concierto de su padre en el condado de Hidalgo, en el sur de Tejas (EE UU). Valentín Elizalde, conocido como El Gallo de Oro, de 27 años, fue asesinado a tiros en noviembre de 2006, después de una actuación en un palenque de la norteña ciudad de Reynosa, también en el Estado de Tamaulipas. Acababa de cantar A mis enemigos, supuestamente dedicada a los enemigos de uno de los dos grandes carteles de narcotraficantes. El asesinato disparó la fama y popularidad de Valentín Elizalde, y hoy es más ídolo que nunca.

Adán Chalina Sánchez murió en marzo de 2004 en un accidente automovilístico, cuando viajaba junto a su representante Lorena Rodríguez y un chófer de la empresa que los contrató para un concierto en Tuxpan (Nayarit). En 1992, su padre Chalina Sánchez, creador del narcocorrido, fue asesinado. Vicente Fernández Júnior fue secuestrado durante varios meses, y fue liberado tras el pago de un fuerte rescate y después de perder un dedo, cortado por los secuestradores.

La cantante Zayda Peña (arriba) y Valentín Elizalde, <i>El Gallo de Oro.</i>
La cantante Zayda Peña (arriba) y Valentín Elizalde, El Gallo de Oro.
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