Enemigos de verano

Los alimentos en verano y los viajes a países lejanos con diferentes costumbres higiénicas pueden provocar transtornos gastrointestinales que fastidien las vacaciones. Éstos son consejos para evitarlo.

Es relativamente común que en verano se produzcan trastornos gastrointestinales (diarreas, vómitos...) provocados por algún alimento aparentemente en buen estado. Son las toxiinfecciones alimentarias, producidas por la proliferación de los gérmenes en los alimentos, principalmente por salsas, mahonesas, cremas, natas, etcétera. Problemas que pueden transformar un estupendo viaje en una pesadilla.

Los síntomas suelen ser dolor abdominal, vómitos y diarreas, acompañados o no de fiebre, y en los cuadros graves pueden llegar a producir deshidratación, efecto que tiene un especial riesgo para niños y ancianos, que se deshidratan con más facilidad. En estos casos, además de una sensación de sed intensa, se produce una disminución del volumen de orina, ojos hundidos, debilidad extrema, mareos..., y es necesario acudir a un centro hospitalario para la rehidratación con sueros por vía intravenosa.

La temible bacteria 'salmonella' suele producir cuadros graves. Se encuentra en los huevos, que, por tanto, debe evitarse tomarlos crudos. El campylobacter es otro germen causante de una diarrea inflamatoria que se produce habitualmente por la ingestión de pollo contaminado y no suficientemente cocinado.

Un cuadro más leve es la llamada "diarrea del viajero", que afecta a personas que viajan a otras regiones, especialmente de países en vías de desarrollo. La causa suele ser el agua contaminada, que no afecta a los habitantes habituales de esas zonas porque han desarrollado cierto grado de inmunidad. Tras un periodo de incubación de 24-48 horas cursa con un cuadro de diarreas acuosas y dolor abdominal. El cuadro suele curarse en tres o cuatro días únicamente con reposición de líquidos vía oral, pero se debe estar atentos a los signos de deshidratación.

En esta situación hay que asegurarse de beber suficientes líquidos, como zumos o bebidas suaves, en pequeños sorbos, pero muy frecuentemente, para intentar evitar los vómitos. Se recomienda en estos casos el consumo de soluciones de rehidratación oral que contienen sales (principalmente sodio, potasio y cloruro) con pequeñas cantidades de glucosa para reemplazar los minerales y líquidos perdidos. También pueden ser útiles las bebidas para deportistas. Si no dispone de líquidos rehidratantes puede preparar una solución casera con un litro de agua, una cucharadita rasa pequeña de sal, dos cucharadas rasas pequeñas de azúcar o polvo de arroz, el zumo de dos limones y media cucharada rasa pequeña de bicarbonato. Se debe buscar ayuda médica inmediata si hay signos de deshidratación grave o si se presentan fiebre o heces sanguinolentas.

Cómo evitar la diarrea del viajero

No usar agua del grifo para beber ni para lavarse los dientes.

No consumir hielo hecho con agua del grifo.

Si es necesario, hervir el agua entre 5 y 10 minutos.

Consumir únicamente leche pasteurizada y líquidos embotellados y precintados.

Las bebidas calientes (infusiones) son, por lo general, seguras.

Evitar zumos de fruta caseros, ya que pueden contener agua del grifo.

No consumir fruta cruda sin pelar y evitar la que ha sido pelada por otras personas.

No consumir vegetales crudos, ensaladas, ni carnes, pescados o mariscos crudos.

No comprar alimentos a vendedores callejeros.

Consumir la comida caliente (el calor mata los gérmenes) y, preferiblemente, recién preparada (los alimentos calientes que se dejan enfriar pueden contaminarse de nuevo).

Lavarse las manos con frecuencia.

Evitar que los niños se arrastren sobre suelos sucios y se lleven las manos u objetos a la boca. Comprobar la limpieza de platos, vasos y cubiertos antes de usarlos.