Las memorias del mexicano Pancho Villa se publican por primera vez
Ricos hacendados que ultrajan a las mujeres de la peonada, caballos robados en las puertas de las cantinas, revolucionarios que se convierten en leyenda casi sin darse cuenta... Parece una película de tiros, y la verdad es que no le falta pólvora ni sangre al relato: Pancho Villa. Retrato autobiográfico, 1894-1914 (Taurus) recupera por primera vez las memorias que el revolucionario mexicano dictó en 1914 a su secretario personal, el coronel Manuel Bauche, y que han dormido en cinco cuadernos manuscritos por 90 años.
"El material ha sido consultado por historiadores y parte de su información se ha usado para contar la historia del México del siglo XX", pero es la "primera vez que se ofrece la versión completa y es Villa quien cuenta los hechos que lo convirtieron en un mito", precisaron ayer en Madrid Guadalupe y Rosa Villa Guerrero, nietas del general y encargadas de esta edición, que incluye una completa cronología, mapas y fotografías inéditas del Centauro del norte.
"En términos históricos, Villa no ha dejado de tener vigencia, porque su vida y su leyenda se ligan al primer intento democrático de México, tras la caída de Porfirio Díaz", explica Guadalupe. Años sangrientos aquéllos, reconocen ambas: "Villa no pretende ocultarse. Hay mucha sangre en esta narración, porque él no perdonaba la traición y ejerció venganza en mucha gente", dice Guadalupe. Una realidad que Rosa explica en el tiempo histórico que le tocó vivir: "A la guerra vas a matar o a que te maten".
"Una vida épica"
El libro tiene tres partes. La primera va de 1894 a 1910 y sella la muerte de Doroteo Arango Arámbula (su verdadero nombre) y, a la vez, el nacimiento del primero fugitivo y tiempo después revolucionario Pancho Villa, tras disparar contra el dueño de la hacienda en la que trabajaba, a quien encontró pretendiendo abusar de su hermana de 12 años. La segunda parte, de 1910 a 1911, narra el comienzo de su vida revolucionaria y la toma de Ciudad Juárez. La tercera se inicia en 1912 y cuenta sus luchas contra Pascual Orozco y, en 1913, contra Victoriano Huerta.
"La de Villa fue una vida épica, y eso es lo que ven en él los jóvenes", señalan sus nietas.
En la historia de Villa, contada por él mismo, los silencios no son ingenuos: "Es coqueto con la posteridad. Construye deliberadamente su imagen. No miente, pero omite contar ciertas cosas", reconocen sus nietas. Su ajetreada vida amorosa y el origen de su nombre revolucionario ("lo toma de un bandido y no de su abuelo, como declara") son indicios de lo que prefiere callar.
Desacreditado en los años inmediatos a su asesinato (ocurrido en 1923), la figura de Villa comenzó a ser recuperada en los años sesenta y se ha convertido hoy, afirman las historiadoras, en "una figura de culto, un héroe popular que se destaca en un mundo carente de líderes y que, como le ocurrió a Zapata, perdió la revolución, pero ganó la literatura".