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Tribuna:DESAPARECE UNA LEYENDA DE LA DANZA
Tribuna
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El gran renovador del ballet flamenco

Antonio Esteve Ródenas nació en Elda, Alicante, el 16 de noviembre de 1936. Cuando apenas tenía cinco años, la modesta familia se traslada a Madrid, donde el joven tiene que abandonar los estudios para trabajar y alternar con lo que era entonces su afición mayor: los toros. Entre otros trabajos ocasionales, entra en el Circo Price, y de ahí pasa al Corral de La Morería, un tablao histórico donde acudía toda la profesión del ballet flamenco de entonces. Allí le descubre Pilar López, que le incluye en el elenco de su compañía, donde recibe clases de Manolo Vargas. Pilar le cambia el nombre: nace Antonio Gades, que sería el gran renovador del ballet flamenco moderno. Enseguida empieza a bailar papeles solistas y ya como primer bailarín protagoniza El sombrero de tres picos, El amor brujo y El concierto de Aranjuez, entre otras obras de Pilar López. Es en 1961 cuando firma por primera vez un espectáculo: Ensueño, que es recibido como un éxito prometedor por la crítica y la profesión. Poco después protagoniza en su vertiente actoral El hospital de los locos, una obra renovadora y compleja. Alfredo Mañas escribe para él La historia de los tarantos, pero el contrato con Pilar López le retiene por nueve años, hasta que se traslada a Roma en 1962. Allí empieza una fructífera colaboración con Carla Fracci, Beppe Menegatti, Giancarlo Menotti, Antón Dolin y Miroslav Miskovich. Su primera gran obra de este "periodo italiano" es Bolero, de Ravel, que coreografía y baila, además de una primera versión de Carmen que puede considerarse el germen de su obra maestra. Posteriormente ingresa en La Scala de Milán, donde debuta el 20 de diciembre de 1962 como primer bailarín y maestro de carácter del cuerpo de baile. De regreso a España hace La historia del soldado (Stravinski), un intento de teatro de danza moderno, y enseguida, por fin, La historia de los tarantos, de Mañas. En 1963 debuta en el cine con Los tarantos, un musical de éxito a las órdenes de Rovira Beleta, donde también hace un papel Carmen Amaya.

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En 1964 Gades regresa a un sitio al que sigue unido sentimentalmente: El Corral de la Morería. Y ese mismo año baila en el pabellón español de la Exposición Universal de Nueva York. Sus actuaciones de entonces en el Covent Garden de Londres son históricas y en 1965 estrena en Madrid Don Juan, otra vez en colaboración con Alfredo Mañas y con música de Antón García Abril, verdadero momento de inflexión en la historia estética del ballet español. Su carrera en el cine continúa en películas como Con el viento solano (1965), de Mario Camus, y El último encuentro (1966). En 1977 hace otro filme: Los días del pasado, una carrera cinematográfica que más tarde se revitalizará en sus tres colaboraciones con Carlos Saura.

En 1969 Gades presenta en París su propia compañía de ballet, una cooperativa de una docena de bailarines a la que se incorpora poco después el cantaor El Lebrijano. Su debú español se realiza en 1970 en el teatro de la Zarzuela acompañado por Cristina Hoyos, con un espectáculo que les proporcionó el Premio Nacional de Teatro de ese año.

En 1974, tras su primer Amor brujo, Gades estrena en Roma Bodas de sangre, con música de Emilio de Diego, que luego trae a Madrid. En 1975, tras una larga gira por Europa y América, anuncia la disolución de su compañía y su retirada temporal como protesta a la represión franquista. Antes de esa valiente decisión, única en la historia de la danza española, participó en Fortunata y Jacinta, bailó Noche en los jardines de España (1973) y protagonizó Días del pasado junto a su mujer Pepa Flores.

En 1978, tras la muerte de Franco, acepta la dirección fundacional del Ballet Nacional de España; ese mismo año baila con Alicia Alonso en La Habana Ad libitum, un pas de deux creado especialmente para ellos por Alberto Méndez: otro momento de vibrante trascendencia para el ballet.

En 3 de marzo de 1980, el entonces ministro Ricardo de la Cierva le cesa y disuelve el ballet titular español. Los bailarines que se van con él en muestra de solidaridad forman una cooperativa: Grupo Independiente de Artistas de la Danza (GIAD), y debutan en Pamplona a mediados del año 1980. Allí estaban con Gades, Cristina Hoyos, Luisa Aranda, José Antonio y El Güito, entre otros. Allí repusieron Bodas de sangre y Danza de la muerte de Don Juan. Llevaban también en programa Variaciones sobre El Vito y una suite de palos flamencos. Gades dirigió el GIAD hasta septiembre de 1981. Con Carlos Saura empieza entonces los trabajos de una trilogía de filmes que son un monumento no sólo del cine, sino de la danza española en su vertiente más universal: Bodas de sangre (1981), Carmen (1983) y El amor brujo (1986). Carmen fue candidata al Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 1984. Tras el filme, Gades lleva Carmen a la escena, y recorre con éxito todo el mundo, iniciando definitivamente una época de cambios mayores en el ballet español moderno. La misma fórmula la emplea con Fuego, musical basado en El amor brujo. Bodas de sangre pasa al repertorio de grandes compañías de ballet de el mundo: Ballet Nacional de Cuba, Ballet de la Ópera de Roma, Ballet de Nancy...

Reorganiza su compañía y estrena en 1994 en el teatro Carlo Felice de Génova su Fuenteovejuna, en adaptación de Caballero Bonald sobre el original de Lope de Vega. La obra, verdadero monumento de madurez, síntesis y estilo, pasa luego al repertorio del Ballet Nacional de España. En el tintero se ha quedado su quimera escénica: contar Don Quijote en el lenguaje de la danza española. Gades estuvo muchos años soñando con ese ingente proyecto.

Cristina Hoyos y Antonio Gades, en una imagen de la película <i>Bodas de sangre,</i> de Carlos Saura.
Cristina Hoyos y Antonio Gades, en una imagen de la película Bodas de sangre, de Carlos Saura.

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