18 artistas internacionales plantean las relaciones entre lo público y lo privado
Fundación Telefónica expone piezas de Alys, Wodiczko, Muntadas, Acconci y Framis
La puerta del apartamento parisiense de Marcel Duchamp, que comunicaba el estudio y el dormitorio, ha provocado las "puertas giratorias" de la exposición Revolving Doors, presentada ayer en la Fundación Telefónica, de Madrid (Fuencarral, 3). Un total de 18 artistas internacionales reflexionan sobre lo público y lo privado en los últimos 30 años, desde las posturas conceptuales a la disolución de estos campos en la sociedad de la información.
Dos puertas blancas unidas por una cadena de seguridad que imposibilita su apertura es una propuesta de los artistas Michael Elmgreen & Ingar Dragset que figura en Revolving Doors. Es la pieza que más se aproxima a la imagen Porte, 11 rue Larrey, con la puerta del apartamento donde vivió Duchamp entre 1927 y 1942, y que comunicaba el estudio, el dormitorio y el baño, y que permitía que al abrir una estancia se cerraba otra.
La historiadora del arte Montse Badia ha reunido, como comisaria de la muestra, vídeos, instalaciones, fotografías y registros de acciones de 18 artistas de Europa y Estados Unidos en torno a las relaciones y conflictos entre la esfera pública y el ámbito privado. "El espacio de lo público y lo privado está más relacionado con lo físico, pero también se ha convertido en virtual por la influencia de la sociedad de la información y comunicación. Esto se refleja en la exposición, donde hay artistas, como Muntadas, que separan lo público y lo privado, pero en otros se presenta con una mayor dosis de ambigüedad", declaró Montse Badia.
La comisaria ha seleccionado obras de 18 artistas europeos y estadounidenses, con la presencia de dos españoles, Antoni Muntadas y Begoña Muñoz, que ha repartido en los dos niveles de la Fundación Telefónica, donde estarán hasta el 29 de febrero.
En el recorrido de la exposición, comentada por Montse Badia, aparecen trabajos donde se implican los propios artistas, como el vídeo con el baile de Gillian Wearing en un centro comercial; el paseo cantando de Colin Cook por las calles de Los Ángeles, o la interpretación de Bjorn Melhus de personajes de un reality show de la televisión norteamericana.
Hay piezas clásicas, como la conceptual de Vito Acconci, de 1969, donde apunta y comenta el seguimiento de varias personas por la calle hasta que entran en algún lugar privado, o el vehículo para indigentes proyectado por Krzysztof Wodiczko, que cumple necesidades de los sin techo y se convierte en la calle en un motivo de comunicación.
Lo público y lo privado se contrasta de forma directa en la instalación de Muntadas, de 1979, ante dos televisores que emiten una imagen del visitante y otra en tiempo real de una cadena. Otra artista española, Begoña Muñoz, comparte un momento de comunicación efímero, "un proyecto intangible de una pequeña acción subversiva". Las relaciones personales y el medio arquitectónico aparecen en las casas de Alicia Framis y en los refugios personales de Roland Boden. El montaje también ofrece lo personal y lo colectivo en las películas de Zbig Rybczynski; el monumento público de Andreas M. Kaufmann; la actuación desde Internet de Christian Jankowski; la escucha telefónica de Douglas Gordon; el archivo de las 100 declaraciones de Mark Formanek, "plural y sin jerarquías"; el sistema de encuentros personales de Otto Berchem; el paseo animado de un hombre ante una verja de Francis Alys, y la fotografía de Vanessa Beecroft ante la observación de mujeres desnudas.
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