El gran editor revolucionario François Maspero publica sus memorias resistentes
El librero, autor y periodista francés fue una referencia clave en la lucha antifranquista
François Maspero es hoy un excelente traductor, periodista y escritor que acaba de publicar el relato autobiográfico Les abeilles & la guêpe (Las abejas y la avispa). Así vuelve al primer plano el nombre de quien, durante la década de los sesenta, fue el gran editor de textos revolucionarios o abiertos a otras culturas y un librero modélico que se dejaba robar por estudiantes. El libro de Maspero recupera los años de su infancia, marcados por la desaparición de sus seres queridos a manos de los nazis, y retoma el sentimiento de vergüenza de los supervivientes de aquella "lotería" mortal.
Durante los años cincuenta, Maspero militó por la causa de la Argelia independiente, ayudó a militantes del FLN y soñó con una independencia que, cuando llegó, no quiso celebrar porque se parecía muy poco a la que había soñado junto a Frantz Fanon.
Durante la década de los cuarenta, François Maspero conoció la muerte de su padre, el especialista en civilización china Henri Maspero, como resistente deportado a Buchenwald; el retorno de su madre del campo de Ravesbrück y la muerte de su hermano Jean luchando en el maquis contra los nazis.
"En cualquier caso, sea cual sea su compasión por los camaradas muertos, muchos de los deportados políticos supervivientes no hicieron gran cosa por comprender, al menos en sus declaraciones públicas o escritas, el duelo de los hijos de los camaradas muertos. Si ellos habían perdido a sus camaradas, nosotros habíamos perdido a nuestros seres queridos más próximos y, de algún modo, lo habíamos perdido todo", escribe Maspero, recordando esa infancia y adolescencia marcadas por la desaparición.
Su libro constata también la extraña angustia o vergüenza de los supervivientes, culpables de haber escapado a una "lotería" de la muerte, como lo demuestra el hecho de que "no hablábamos de ello ni tan sólo entre nosotros puesto que puede que no supiésemos los unos de los otros. Por ejemplo, en mis años de amistad con Georges Pérec no recuerdo que hubiésemos abordado la cuestión". Sin embargo, Pérec escribirá La disparition, sobre el papel un relato en el que desaparece una vocal, y que en la práctica es su familia engullida por la maquinaria asesina del nazismo.
Maspero recuerda a Jean y a Henri, cómo ha evolucionado el recuerdo que tenía de uno y otro, cómo el recuerdo de esos dos ausentes ha marcado su vida e, indirectamente, cómo la muerte de los dos resistentes le ha llevado a él a resistir de otras maneras.
Ruedo Ibérico
Si las primeras 100 páginas son en honor de esas víctimas que han marcado la existencia del narrador, las otras 175 tienen como protagonista el paisaje humano que se cruza por la vida de François Maspero, ex comunista ya en 1956 -la invasión de Hungría acabó con una fe que el testimonio de David Rousset ya había resquebrajado- y testigo de primera hora de la revolución castrista, de las distintas guerrillas latinoamericanas y de la eclosión de un discurso tercermundista.
Maspero fue compañero de José Martínez Guerricabeitia, el editor de Ruedo Ibérico, que durante una época "acogió a los más distinguidos del exilio (y sus miserias) en los locales de su editorial: Felipe González, futuro primer ministro, o Javier Solana, futuro secretario general de la OTAN. La España que han construido no es la que don José quería fundar con aquellos que se expresaban a través de los libros y las revistas que publicaba", explica.
Sus 14 años de librero y 11 de editor llevaron a Maspero a tener repetidos roces con el poder. Puede que el más célebre sea el que le llevó ante los tribunales, en 1961, acusado de ayudar a los independentistas argelinos. En su declaración, François Maspero dice: "Soy editor y librero en el Barrio Latino. Publico libros de historia moderna y particularmente, puesto que forma parte de ella, sobre Argelia". Más adelante admite haber publicado "un libro escrito por oficiales del Ejército en Argelia: tres oficiales que explican que la guerra en ese país es un proyecto para desmoralizar al ejército y a la juventud francesas. Es uno de los pocos libros que he editado sobre Argelia que no ha sido retirado por la censura. Puede que sea porque su testimonio ha sido considerado exacto".
Todo ese trabajo como editor y militante no siempre fue bien comprendido ni reconocido. Las decepciones y el desánimo, provocados por la realidad política, pero también, y sobre todo, por insólitos problemas empresariales -en su librería la escala salarial iba de 1 a 1,5, pero ese uno equivalía al doble de lo que se cobraba en otras empresas del sector- le llevaron a un intento de suicidio (él mismo lo cuenta en el libro Le sourire du chat) y a reconvertirse en escritor, periodista y traductor. "El único idioma que he estudiado es el alemán, pero nunca he traducido una obra escrita en esa lengua". Las sombras del padre y del hermano siguen ahí.
Babelia
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