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La UE busca el apoyo de Arabia Saudí e Irán, claves en el conflicto

La 'troika' comunitaria viaja a siete países y Straw visita hoy a Jatamí en Irán

En un viaje maratoniano (siete países en seis días), dirigentes de la Unión Europea inician hoy un viaje diplomático y exploratorio a varios países clave de Oriente Próximo en la actual crisis internacional, entre ellos Arabia Saudí, Irán, Pakistán y Macedonia. El objetivo principal del viaje es recabar apoyos para la coalición internacional antiterrorista que Estados Unidos trata de formar con la ayuda de los europeos.

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La delegación europea, una troika ampliada, la integran el actual presidente del Consejo de Ministros y jefe de la diplomacia belga, Louis Michel; el alto representante, Javier Solana; el comisario de Relaciones Exteriores, Chris Patten, y el ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, que a partir de enero relevará a Michel en el cargo, al ocupar España la presidencia de la Unión.

La visita comenzará en Pakistán, país incluido en el viaje a última hora, y proseguirá en Irán, Arabia Saudí, Egipto, Siria, Jordania y Macedonia, en donde está previsto que coincidan con la llegada de más observadores civiles de la UE y el inicio de las operaciones de una misión militar de la OTAN mucho más reducida que la que concluye el próximo día 26.

La gira excluye Israel y Palestina, porque, según fuentes diplomáticas, 'no está directamente ligada con el proceso de paz entre palestinos e israelíes, aunque, por supuesto, estará muy presente en las reuniones la necesidad y urgencia de reanudarlo'. Tanto es así que el primer ministro belga y actual presidente de la UE, Guy Verhofstadt, ha afirmado que se trata de identificar una solución potencial al conflicto entre israelíes y palestinos y crear al respecto un clima adecuado en los contactos de la troika.

Los europeos buscarán sumar más respaldo de los países árabes moderados, de Arabia Saudí en particular, así como de Irán, a la coalición internacional contra el terrorismo propuesta por el presidente de EE UU, George W. Bush, tras los atentados del pasado 11 de septiembre.

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Dos escalas son de especial relevancia en esta dura y breve peregrinación de la troika: Irán y Arabia Saudí. Mientras que en el primer caso son cada vez más las señales que decantan a Teherán a favor de una alianza antiterrorista si es bendecida por la ONU, en el segundo hay incertidumbre sobre el grado de compromiso en colaborar seriamente en esta iniciativa. Botón de muestra es la resistencia de los saudíes a ceder a EE UU el uso de una de sus nuevas bases militares.

Para la UE, la actual situación del Gobierno de Riad es muy delicada. Arabia Saudí es el único país, junto con Pakistán, que aún mantiene relaciones con Afganistán tras la ruptura de la Unión de Emiratos Árabes. Además, las conexiones financieras de Bin Laden con el entorno del régimen existen y varios de los terroristas que perpetraron las matanzas del día 11 eran de origen saudí y de la órbita de Bin Laden. Diplomáticos europeos creen que una prueba de buena voluntad de la monarquía saudí sería cortar cualquier fuente de financiación que Bin Laden tenga en el país.

Por el contrario, Irán es visto por la UE como un potencial aliado. La visita de la troika será precedida en sólo unas horas por la del ministro de Exteriores británico, Jack Straw, la primera que un representante político del Reino Unido hace a Teherán desde la revolución islámica de hace 22 años. Straw afirmó ayer que los dos países han sido y son víctimas del terrorismo y que confiaba en recabar el apoyo iraní para acabar con este flagelo. Irán, que condenó los atentados del pasado día 11, ha manifestado estar dispuesto a sumarse a una coalición internacional contra el terrorismo si está coordinada por la ONU, pero se opone a ceder su espacio aéreo para un eventual ataque contra Afganistán.

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